El fracaso de CureVac: golpe para la empresa pero no para la vacunación en España
¿Quién pierde? La empresa alemana, el propio gobierno germano, Bayer y GSK
CureVac perdió ayer cerca de un 40% en la sesión bursátil en Nueva York después de que el miércoles por la noche (hora española) anunciara que su vacuna de ARNm (ARN mensajero) frente al Covid había dado solo una eficacia del 47% en sus estudios preliminares sobre 40.000 personas en Europa y América Latina. El desplome de la alemana supone perder todo lo ganado desde noviembre, cuando su valor fue espoleado al llegar los buenos resultados de las vacunas de ARNm de Pfizer/BioNTech y Moderna. En la sesión se dejó cerca de 6.000 millones de euros.
La noticia es nefasta para la empresa y como siempre que fracasa una innovación médica algo que lamentar. Pero no tanto para la UE ni para España, ya que apenas afectará a sus planes de vacunación ni en 2021 ni en 2022. La versión de ARNm de la biotecnológica alemana llegaba con mucho retraso respecto a sus rivales. No se prevé una autorización (si llega) hasta el tercer trimestre, cuando gran parte de la población europea ya debe de estar vacunada. El 70% de la población adulta debería estar inmunizada a mediados de agosto, un logro que a día de hoy parece posible incluso sin nuevas opciones, como la de CureVac y la de Novavax.
Al final, el consorcio Pfizer/BioNTech está siendo el pilar en el que se asienta el éxito del plan de vacunación europeo. España ha recibido hasta ayer 25,2 millones de dosis de esta opción llamada Comirnaty, el 67% de todas las recepcionadas, un porcentaje que se eleva al 72% entre las administradas a los ciudadanos.
La empresa alemana era a priori una en las que más confió Bruselas para inmunizar a la población, con un contrato de hasta 400 millones de dosis. Pero en la realidad no solo llega tarde, sino que suma ahora esos resultados poco prometedores. La Agencia Europea del Medicamento (EMA) aseguró ayer que tendrá que evaluar los datos definitivos, pero no descarta su autorización incluso sin llegar al 50% de eficacia. Desde la empresa se explica que los obstáculos que ha encontrado el producto han sido las nuevas variantes del virus y una dosis más baja que la de sus competidoras. Pero cambiar la dosis significaría comenzar de nuevo, como ya le sucedió a Sanofi.
En un producto farmacéutico convencional, alcanzar menos del 50% de eficacia y, sobre todo, mucho menos que sus competidores ya aprobados significaría un fracaso y, evidentemente, una negativa a la autorización porque si existen unas soluciones mejores sería incluso poco ético ofrecer a un ciudadano un producto mucho peor del que ya se distribuye. Pero la EMA tendrá que valorarlo por el caso particular de la pandemia.
Tampoco es una buena noticia para Bayer, que se había asociado a Curevac para fabricar y distribuir esta versión. El grupo quimico-farmacéutico se puede quedar de esta forma sin entrar en la carrera.
Más dudas incluso debe temer el gigante de las vacunas GSK, que se asoció a CureVac para desarrollar una segunda generación de vacunas de ARNm. La farmacéutica británica no solo se quedó descolgada sin vacuna propia contra la mayor crisis sanitaria en un siglo, sino que ahora parece haberse enganchado a un caballo perdedor.
Igualmente la apuesta del gobierno alemán en este biotec no ha resultado. El Gobierno alemán entró como accionista el pasado año inyectando 300 millones, en competencia con EE UU, cuando todos los países buscaban empresas que pudiesen dar respuesta a una pandemia sin precedentes desde la gripe española de comienzos del siglo XIX. Se especuló con que, precisamente la fuerte ascendencia de Berín sobre la UE provocara el gran contrato de Bruselas con CureVac, ahora en duda. La incertidumbre es si se confirma una baja eficiacia y si la EMA la aprueba, los Veintisiete ya se han garantizado vacunas más que de sobre con un megacontrato con Pfizer/BioNTech para 2022.