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En colaboración conLa Ley
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La ‘champions’ donde los despachos ojean a las promesas de la abogacía

Los ‘moots’ son un escaparate ideal para fichar a jóvenes talentos. Los bufetes valoran el interés por destacar y el arrojo

Son jóvenes, están motivados y tienen hambre de aprender. No temen hablar en público ante centenares de personas. Pueden luchar un argumento con uñas y dientes, y a los pocos minutos, defender la postura contraria contra viento y marea.

Así son los mooties, los estudiantes que participan en las competiciones universitarias de oratoria y litigación que se organizan por todo el mundo, conocidas como moot courts. Los perfiles que participan en estas olimpiadas legales cotizan al alza en el mercado laboral de la abogacía incluso antes de salir de la facultad. Tienen desparpajo, capacidad para convencer y nervios de acero para gestionar situaciones de estrés. Armas muy valoradas por el sector legal.

Ser un mootie (así se llaman entre ellos) es, para los reclutadores de los grandes despachos, un elemento diferenciador. “Es algo que tenemos en cuenta en los procesos de selección y siempre es un plus en el currículum de un candidato”, apunta Javier Tarjuelo, abogado de Litigación y Arbitraje de Pérez-Llorca.

En el mismo sentido opina Raúl Partido, legal director de Procesal, Arbitraje y Regulatorio de DLA Piper: “Las competiciones de derecho son sin duda una excelente oportunidad para conocer y evaluar a estudiantes en un entorno que se asemeja bastante a la práctica diaria de los despachos”.

Los participantes analizan un caso ficticio de decenas de páginas durante meses, donde dos empresas entran en conflicto en situaciones comerciales de lo más variopintas. Como piratas que asaltan unas mercancías. O países que intervienen en un mercado y hacen caer los precios.

Las reglas son las mismas que las de cualquier arbitraje: hay unos plazos, una demanda, una contestación y unas órdenes procesales que el equipo debe gestionar a lo largo del año. En la fase final, los jóvenes se ven las caras en una ronda de juicios ficticios ante personalidades del mundo jurídico. Defienden aleatoriamente a la empresa demandada y a la demandante, hasta que se proclama a un equipo vencedor.

Experiencia

Reyes Carrillo representó a la Universidad Autónoma en el MOOT Madrid de 2019 y hoy es abogada asociada de dispute resolution en Simmons & Simmons España. Reconoce que antes de cada intervención el estómago se le encogía, pero ahora valora que exponerse de esa forma le aportó tablas. Mejoró sus habilidades de oratoria, sus armas para “exponer argumentos jurídicos con un vocabulario al que no estás acostumbrado” y su capacidad de “trabajo en equipo”. El mercado laboral reconoció estas cualidades en ella y en el resto del equipo. “Todos los compañeros que quisieron entrar en un despacho grande lo consiguieron”, afirma.

Cazar talento

Los bufetes son cada vez más conscientes de que la búsqueda de las nuevas promesas de la abogacía empieza en la universidad. Retrasar la tarea de atraer a las nuevas generaciones puede marcar la diferencia entre conseguir a un letrado con potencial o sufrirlo en las filas de la competencia.

Es por ello por lo que las firmas observan con interés el transcurso de estos campeonatos. Así lo destaca Andrés Mochales, socio director de Simmons & Simmons España. Según apunta, estos eventos son “una de las canteras donde buscar jóvenes profesionales bien formados, con experiencia diferencial y, sobre todo, motivados”.

Los despachos se involucran en la organización de estas pequeñas champions legales. Las firmas prestan a sus letrados para valorar a los estudiantes en las rondas orales. Laura Elorza, gerente del Departamento de Recursos Humanos de Garrigues, señala que su despacho “colabora desde hace años en encuentros de estas características, a través de sus abogados del área de Litigación y Arbitraje, que actúan como árbitros, compartiendo con los alumnos su experiencia y profesionalidad”.

Asimismo, los bufetes ceden sus propias oficinas para albergar las rondas del torneo, lo que permite a los competidores pasearse por las instalaciones de sedes de la talla de Allen & Overy, Gómez-Acebo y Pombo, Uría Menéndez o Ramón y Cajal. “Poder ir a los distintos despachos, hablar con los abogados y dejarte ver por los equipos de recursos humanos es sin duda una oportunidad”, valora la letrada Reyes Carrillo.

De la ficción a la realidad

 

Contactos. Los estudiantes tienen la ocasión de presentarse a los profesionales del sector, intercambiar tarjetas y conocer a alumnos de todo el mundo para crear agenda. “Te codeas con estudiantes que tienen las mismas aspiraciones que tú y que llegarán muy lejos. Es un networking tal vez más a largo plazo, pero igual de necesario”, apunta Reyes Carrillo, letrada de Simmons & Simmons.

 

Habilidades. Por su parte, las firmas valoran de estos alumnos “la capacidad de análisis y síntesis”, “las habilidades de comunicación y oratoria”, “la planificación y la organización” y “la orientación a resultados”, resalta Laura Elorza, gerente del departamento de Recursos Humanos de Garrigues.

Plazos y presión. Javier Tarjuelo, abogado de Pérez-Llorca y excompetidor en el FDI Moot de Frankfurt en 2013, agrega que la experiencia traslada a los jóvenes a una dinámica de “plazos, coordinación multijurisdiccional y trabajo en equipo” muy similar a la práctica real. Por su parte, para Adela García de Tuñón, directora de Recursos Humanos de DLA Piper España, que los estudiantes “sientan” cómo es esta práctica “es un punto fuerte que valoramos a la hora de seleccionar candidatos”.

Motivación. Las ganas de aprender de los participantes “marca la diferencia frente a otros jóvenes”, apunta Andrés Mochales, socio director de Simmons & Simmons España.

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