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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Una sola inversión para las megatendencias

Teradyne compite en una liga aparte y se favorece del creciente mercado de verificación de semiconductores

Según algunas estimaciones, el mercado de semiconductores mundial se aproximará a los 500.000 millones de dólares en 2021, con un aumento superior al 10% en 2022.

Estas cifras se ven impulsadas por los cambios provocados por la pandemia y por un conjunto de megatendencias subyacentes, como el IoT, el 5G, inteligencia artificial, la nube o el vehículo autónomo, por citar algunas. Todos estos factores presionan para conseguir circuitos con mayor velocidad, menor tamaño y un consumo reducido.

Hay multitud de compañías que se benefician de estas tendencias, muchas de sobras conocidas por el gran público. No obstante, hay un tipo de empresa que se favorece de casi todas ellas, con la condición de que en los dispositivos relacionados haya semiconductores, sin importar la marca. Este requisito es fácil de cumplir ya que, por ejemplo, cualquier software termina ejecutándose en un chip. ¿Quiénes son estas compañías privilegiadas? Pues las que ofrecen equipos y servicios de verificación para semiconductores. Sin ellas, no se puede asegurar ni volumen, ni calidad ni un time-to-market razonable.

El test de los circuitos en las plantas de fabricación es cada vez más exigente. Hay que verificar cada etapa de fabricación, ya sea a nivel de oblea, circuito integrado, tarjeta electrónica o sistema completo. Cada estado de fabricación puede diferir sensiblemente del siguiente, tanto a nivel de hardware como de software. El test puede llegar a ser muy complejo y costoso, por lo que se requiere automatizar de forma continua las tareas a medida que aparecen nuevas generaciones de dispositivos. A estas máquinas se las conoce genéricamente con el nombre de ATE (Automated Test Equipment).

Actualmente, los chips más avanzados se están produciendo con estructuras muy finas de 5 nm (nanómetros o mil millonésima parte de un metro). Esto dificulta más ciertas operaciones. Un ATE que verifique las señales de entrada y salida de un circuito integrado, para cada estado de variables contemplado, puede requerir que el equipo tenga prestaciones superiores al componente objeto de verificación (velocidad de adquisición, proceso de datos, latencia, etc), así como herramientas sofisticadas de hardware y software.

Además, hay variedad de contextos a contemplar. Las necesidades para semiconductores orientados al consumo difieren sensiblemente de las que se aplican en la industria, el automóvil o en el terreno militar, por ejemplo. No es lo mismo un chip que se integre en un vehículo, con exigencias de un defecto entre un millón, durante una vida operativa de 15 a 20 años y temperaturas operativas de -40º a 155º, que un circuito integrado para móviles o consolas de juegos, con periodos operativos de 3 a 5 años y temperaturas de 0 a 40ºC. Esto añade más complejidad o especialización a la fabricación de equipos de test.

El mercado de verificación de semiconductores es tradicionalmente cíclico, aunque este comportamiento parece que va alterándose paulatinamente, hacia ciclos positivos y más prolongados.

Hay varias compañías en este selecto mercado ATE, como Teradyne, Advantest, Cohu, Astronics o Chroma, por ejemplo.

Vamos a centrarnos en la primera. Teradyne es el líder indiscutible, básicamente con nada menos que el 50% del mercado de verificación de semiconductores. La compañía nació en Boston (USA) en 1960. Fundada por dos estudiantes del MIT, pronto intuyeron que la emergente industria de semiconductores se encontraría con grandes retos para conseguir llevar a cabo tests masivos de producción.

Para Teradyne, la verificación de semiconductores supone un 68% de sus ventas, seguido por la de sistemas (17%), wireless (5%) y automatización industrial (10%).

Básicamente, todas las áreas experimentan crecimiento, pero es interesante resaltar la última de ellas, fruto de adquisiciones que ha efectuado esta empresa en los últimos cinco años. Se refiere a automatizar, no solo la verificación del componente, sino más tareas asociadas con esta operación; para ello, ofrece robots y plataformas móviles autónomas, entre otras posibilidades, todo fabricado por Teradyne o compañías de su grupo. Este es el camino marcado por la industria de verificación 4.0.

La compañía dedica un 17% de sus ventas a I+D, con tal de atender la continua demanda de nuevos equipos a medida que irrumpen nuevas generaciones de semiconductores y dispositivos en el mercado. Teradyne se beneficia de unos sistemas que fidelizan a sus clientes y los va acompañando, desde la idea del producto a su implantación final en producción.

Las acciones de Teradyne cotizan en el Nasdaq. Tiene un PER atractivo (26%), y no parece estar demasiado sobrevalorada según algunos ratios financieros. El valor de sus títulos ha aumentado un 97% en un año, frente a un incremento del 44% del S&P 500, 39% del Eurostoxx 50 y 51% del Nasdaq. Teradyne no es una start-up, sino una compañía con más de 60 años de vida. Pero en los últimos 5 años su cotización ha aumentado un 594% y también ha superado al Nasdaq. Sorprende que si la comparamos con las Faang (Facebook, Amazon, Apple, Netflix y Google), también las ha batido claramente durante estos 5 años. Aparentemente, parece que Teradyne compite en una liga aparte y se favorece de la mayoría de megatendencias emergentes, con la peculiaridad de quedar fuera de los focos de la prensa.

Xavier Alcober Fanjul es Ingeniero Consultor

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