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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El buen gobierno en las retribuciones se demuestra con las vacas flacas

Dos de los más grandes proxy advisors del mercado han aumentado sus críticas sobre la política salarial de las grandes empresas en 2020

CINCO DÍAS

El fuerte impacto que la pandemia ha tenido sobre el empleo y los salarios en 2020 constituye una de las secuelas económicas más palpables del Covid-19. Aunque el uso de los ERTE ha reducido considerablemente la destrucción de empleo, la crisis se ha hecho notar de forma evidente en la reducción de los salarios, especialmente en aquellas empresas que han estado más expuestas a las restricciones. Las compañías cotizadas no han sido ajenas a este escenario. La pandemia ha influido en las retribuciones de las plantillas y de la cúpula directiva, así como en la política de dividendos. Los datos apuntan a que, en conjunto, los consejeros y altos directivos de las empresas del Ibex recortaron sus retribuciones el año pasado un 10% frente a 2019. Pero aunque la mayoría de las cotizadas optaron por esa reducción, hubo excepciones, que los asesores de voto o proxy advisors se han encargado de señalar en sus informes.

Dos de los más grandes proxy advisors del mercado, Glass Lewis e ISS, han aumentado sus críticas sobre la política salarial de las cotizadas españolas en 2020 respecto a las realizadas en 2019. En el caso de Glass Lewis, la firma emitió 16 recomendaciones negativas de las resoluciones de remuneración de las compañías del selectivo español, mientras que ISS hizo lo propio en ocho casos. Pese a esas reconvenciones, los datos apuntan a que uno de cada tres presidentes o consejeros delegados del Ibex 35 percibió un aumento de sus retribuciones en ese ejercicio. Así ha ocurrido en Acciona, Siemens Gamesa, PharmaMar o Inditex, entre otras.

En una coyuntura de crisis e incertidumbre como la actual, los proxy advisors consideran “inapropiados” los aumentos salariales superiores a la inflación, así como los incrementos de las retribuciones variables, salvo que “estén respaldados por una justificación especial”. Por la misma razón recomiendan austeridad en los complementos variables en aquellas compañías que hayan impuesto sacrificios a sus plantillas o requerido financiación extra por sus malos resultados.

En los últimos años, la gobernanza corporativa se ha convertido en una suerte de mantra para las compañías cotizadas, que no solo respaldan y cumplen sus principios, sino que no pierden ocasión para comprometerse públicamente con las normas de buen gobierno. Los hechos y la experiencia demuestran, sin embargo, que la solidez y la profundidad de los principios y los compromisos no suelen testarse sobre el papel, sino sobre el terreno. Por eso, cuando irrumpe en el horizonte un cisne negro como esta pandemia, es el momento de mostrar al mercado, a los accionistas y a la propia plantilla que se practica lo que se defiende.

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