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El papel del territorio en el bienestar de las personas mayores

Los sénior tienen necesidades diferentes en el ámbito urbano y en el rural

GETTY IMAGES

El territorio en el que habitan las personas desempeña un papel fundamental en su bienestar y su desarrollo personal. En el caso de los más mayores, este confort pasa porque se tengan en cuenta sus necesidades específicas a la hora de pensar los modelos de ciudades, de acercar los servicios a las áreas rurales o, en definitiva, de estructurar el funcionamiento de la sociedad. Sobre todo ello se debatió este miércoles en la jornada Territorios a favor de la economía sénior, organizada por Deusto Business School y la Fundación Mapfre y celebrada en el marco del ciclo de encuentros del centro de investigación Ageingnomics.

El primer paso a la hora de abordar este reto, según manifestó el alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, debe ser visibilizarlo: “Cerrar los ojos no va a cambiar la situación. El problema es que vivimos en una sociedad adolescente y no nos atrevemos a contarle a los ciudadanos cuál va a ser el impacto del envejecimiento, no solo en la economía sino en la sociedad y en el país”.

También el director de Deusto Business School Madrid, Iñaki Ortega, hizo un llamamiento para huir de los paternalismos, en este caso, a la hora de dirigirse a la población sénior. “Estamos hablando del 30% de los ciudadanos, que son adultos mayores, hay que evitar caer en la tentación de dirigirnos a ellos como pobres mayores o nuestros mayores”, continuó.

Al contrario, el directivo insistió en que se debe motivar que estos perfiles continúen en activo, con la misma implicación que otra persona de cualquier otro grupo de edad. “Debemos empoderarles socialmente para que participen en la política, en el trabajo, en el voluntariado, para que sean tenidos en cuenta en el urbanismo...”, desarrolló Ortega.

En el caso de las ciudades, esto pasa por temas diversos, como la accesibilidad, ya sea en el interior de los edificios, con su rehabilitación e incorporación de ascensores, o en el exterior, con el tratamiento de las aceras. Un problema que, para el alcalde, va más allá del mantenimiento del pavimento.

En Zaragoza, por ejemplo, se ha prohibido aparcar bicicletas y monopatines en los bordillos para facilitar la circulación. “Hasta ahora, estas políticas se hacían pensando en personas con alguna discapacidad que, por tanto, tenían problemas de movilidad, pero las personas mayores se desplazan fundamentalmente andando y también pueden tener problemas de movilidad en el futuro”, apuntó Azcón, quien también lamentó que, como consecuencia de la pandemia, haya caído un 40% el número de usuarios de transporte público, especialmente entre los mayores de 65.

El sistema de cuidados, que llevaba un tiempo en el punto de mira y cuyos problemas se han acentuado con el Covid-19, es otra de las variables que pone en jaque a los territorios. El vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Francisco Igea, sacó a colación la catástrofe que ha supuesto el modelo residencial durante este año, acumulando a la población más frágil en espacios cerrados limitados. El mandatario propuso el acercamiento de los servicios públicos al domicilio habitual de las personas, así como campañas de salud pública basadas en la promoción de hábitos de vida saludables en lugar de en la construcción de hospitales. “Queremos que las personas mayores estén cuidadas, pero que puedan estar en sus casas, por ejemplo, con sistemas de teleasistencia”, comentó. Un reto para el que hay que poner el foco de manera especial en la España vaciada, ya que si la tasa de envejecimiento del país es del 18%, esta llega al 31% en el caso de la población rural. “Tenemos que conseguir que los pueblos sean nuestras residencias”, declaró Igea.

En este aspecto, la directora general de Políticas contra la Despoblación del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Juana López, llamó a aprovechar el momento para vertebrar mejor el territorio y escuchar a sus habitantes. “Se corre el peligro de que la reconstrucción se haga desde una atalaya, por eso es muy importante que no falte en el proceso la voz de las personas que se enfrentan constantemente a estas políticas, olvidando nuestra mentalidad urbana”, insistió, a la vez que recordó que cada territorio tiene unas necesidad específicas, diferentes al de otro aparentemente similar.

Por su parte, López también recordó que si bien la digitalización se está acelerando, es importante que, en el proceso, no se acentúe la desigualdad. “Hay que generar políticas públicas para que la brecha digital no exista en el ámbito rural y en el de las personas mayores. La tecnología es una herramienta para acceder a los servicios, pero no podemos dejar a tanta población atrás”, reivindicó.

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