De “semisabático” a dirigir la firma que cofundó, Apollo
Marc Rowan abre una nueva etapa del ‘private equity’ redoblando su apuesta por la aseguradora Athene
El no quería, pero las circunstancias le han forzado a asumir la dirección de Apollo Global Management, el private equity del que es cofundador. Y su nombramiento, que se hará efectivo en julio a más tardar, ya se ha hecho notar, con la compra de los dos tercios de la aseguradora Athene que no estaban en manos del fondo. Marc J. Rowan (EE UU, 1962) tenía un perfil brillante, pero bajo hasta ahora.
Asumirá el puesto de consejero delegado de Apollo por la relación de su predecesor y también cofundador Leon Black con el condenado por abuso sexual y prostitución de menores Jeffrey Epstein (fallecido en prisión). No es la primera vez que Rowan anda cerca de directivos convictos o relacionados con actividades delictivas.
Y su primera gran decisión ha sido absorber la aseguradora Athene Holding, en una operación valorada en 9.300 millones de euros, que se cerrará en enero de 2022. Se trata de un negocio de pólizas de vida para acumular dinero para la jubilación (el equivalente a los planes de pensiones en España). La firma fue fundada en 2009 por la propia Apollo, que la sacaría a Bolsa en 2016, y de la que ahora controlaba el 29%. Apollo, por su parte, empezó a cotizar en 2011.
Rowan tiene un patrimonio neto de 3.300 millones de euros, según Forbes. Está casado con Carolyn G. Pleva, con quien tiene descendencia, y vive en la ciudad de Nueva York. De familia judía, tiene una hermana, Andrea. Su madre, Barbara, ya fallecida, era profesora y concertista de piano, y dirigió una empresa de alquiler de coches.
Se graduó con honores en la Wharton School de la Universidad de Pensilvania. En 1985 se incorporó al grupo de fusiones y adquisiciones del banco de inversión Drexel Burnham Lambert, donde trabajó desde Nueva York y Los Ángeles. Entre sus jefes estuvieron Dennis Levine, Marty Siegel y Mike Milken: todos acabaron en la cárcel, y la entidad quebró en 1990 por irregularidades en el mercado de bonos basura, que por entonces estaba en un boom. Sobre aquello, Rowan diría en 2009: “Te enfrentas a tantos dilemas éticos en tu carrera... Las decisiones que tomas determinan quién acabas siendo”.
En 1990, cofundó la empresa de private equity Apollo Global Management con Leon Black y Joshua Harris, excolegas en Drexel Burnham. Rowan, como empleado de esta, había vendido miles de millones de bonos basura a Executive Life, una aseguradora californiana que quebraría en 1991, llevándose por delante los ahorros de numerosos pensionistas. Y Apollo acabaría sacando un gran beneficio de la liquidación de activos organizada por los reguladores.
Filantropía
Rowan tiene un perfil mucho más bajo que los de sus colegas Black (muy conocido por sus inversiones en arte) y Harris (dueño de los Philadelphia 76ers de baloncesto y de los New Jersey Devils de hockey sobre hielo). Está en la junta directiva de la New York Police Foundation, pero sobre todo prefiere el ámbito de la educación: es miembro fundador y forma parte del comité ejecutivo de la entidad sin ánimo de lucro Youth Renewal Fund, con sede en Nueva York y dedicada a las escuelas de zonas desfavorecidas de Israel. Además está en la junta directiva del National Jewish Outreach Program (educación para judíos de EE UU).
Pertenece a la junta de supervisores de su alma máter, a la que en 2018 donó 50 millones de dólares, la mayor aportación de su historia. En Wharton preconiza la “diversidad política” (en forma de debates sobre el aborto o las armas con defensores de argumentos opuestos), sin demasiado éxito. En septiembre donó 248.000 dólares a la campaña para la reelección de Donald Trump.
Hace más de una década visitó a Bashar Al-Assad, presidente sirio, para que firmara la paz con Israel. También es donante del think tank Foundation for the Defense of Democracies, considerado halcón en las cuestiones de Oriente Próximo. “Voy a la parte no israelí de la zona unas seis veces al año... es evidente para todos que soy judío... y mis amigos palestinos saben todos que soy judío y partidario de Israel”, dijo en una ocasión.
Sucesión
Ahora sustituirá a Black, de 69 años, que deja el puesto tras admitir que pagó 159 millones de dólares –bastante más de lo que se había dicho– por asesoramiento financiero a Jeffrey Epstein, a quien contrató cuando ya había tenido sus primeros problemas con la justicia.
Black seguirá como presidente, eso sí, tras designar a Rowan para CEO, una decisión que ha sorprendido en Apollo, cuenta el Financial Times, pues hasta ahora había dedicado más elogios al tercero en discordia, Harris, de 55 años. Algunas fuentes lo atribuyen a un exceso de ambición de este. Rowan había empezado un periodo “semisabático” en julio, en plena pandemia; algo que, reconoce, fue un error.
El nuevo jefe fue hace una década el principal artífice, a imagen de Warren Buffett con Berkshire Hathaway y la aseguradora Geico, de la apuesta de Apollo por los negocios de Athene en el sector de la jubilación, para compensar la volatilidad de su actividad tradicional, el capital riesgo.
El patrimonio gestionado por Athene supera los 170.000 millones de euros, con un crecimiento de más del 100% en los tres últimos años. La firma pagaba a Apollo por gestionar sus activos, y su independencia estaba en cuestión, algo que queda resuelto ahora. Pero los analistas temen que el enorme peso que tendrá Athene en el grupo –con un valor de 24.400 millones, supondrá más de la mitad de los ingresos– oscurezca al resto. Rowan, en todo caso, está recuperando el tiempo perdido.
Otras operaciones
Apollo ha parado las negociaciones para adquirir parte de Greensill Capital, empresa británica de financiación de la cadena de suministro en graves problemas de solvencia.
En los últimos años ha realizado operaciones sonadas en España, como la compra de Altamira a Santander (vendido luego a DoBank, del fondo Fortress) y la de Evo Banco (traspasado a Bankinter).