¿Cómo puedes mejorar la liquidez de tu empresa?
Más del 60% de las empresas no espera que la facturación mejore a los niveles anteriores a la pandemia hasta 2022 y 2023 y el 5% lucha por su supervivencia. En el mercado existen productos que ayudan a sobrellevar este tipo de situaciones
El Banco de España constata las consecuencias que ha tenido la pandemia del coronavirus para las compañías: “La COVID-19 está teniendo un impacto negativo sin precedentes sobre la actividad económica y, en particular, sobre los ingresos de las empresas, provocando que en algunos casos estos sean insuficientes para hacer frente a los pagos comprometidos”. El organismo regulador calcula que el 70% del tejido empresarial necesitó capital entre abril y diciembre de 2020 por un importe superior a los 230.000 millones de euros. “A través de los programas de avales públicos para los créditos a las empresas, podrían cubrirse cerca de las tres cuartas partes de dicho déficit. Para financiar el resto, las empresas podrían utilizar sus 'colchones' de liquidez o recurrir a nueva deuda sin avalar”, señala.
En las pymes y los negocios de los sectores más afectados por la pandemia (como son el del turismo, el del ocio y el del transporte) se han presentado las situaciones de mayor vulnerabilidad financiera. El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha desvelado recientemente que 6.718 deudores, entre familias y empresas, se declararon en concurso de acreedores en 2020, una cifra que es un 14% inferior a la de 2019, sin embargo, en el último trimestre se observó un repunte del 45%, con la hostelería encabezando la subida.
Camino a la recuperación
La banca ha cumplido un papel fundamental para la economía durante los meses de confinamiento y lo sigue teniendo frente a las restricciones y a la necesidad de avanzar hacia la recuperación. Su apoyo, además, viene avalado con unas ratios de solvencia históricos, que responden a las exigencias regulatorias europeas.
“Algunas empresas sobreviven gracias al ahorro y a las ayudas recibidas por parte del Estado. Pero estos recursos no son infinitos y cuanto más tiempo se alargue esta situación, más aumentan las probabilidades de desembocar en problemas de liquidez y, en el peor de los casos, de insolvencia”, explica Rodrigo Yagüe, profesor de OBS Business School.
El estudio realizado por KPMG y la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) sobre las perspectivas para España en 2021 recoge que el 61% de los empresarios espera que la facturación mejore este año, pero la mayoría no prevé volver a los niveles anteriores a la pandemia hasta 2022 y 2023. Peor aún, el 5% considera que su supervivencia se encuentra ahora mismo en riesgo.
Yagüe apunta que existen distintas fórmulas para evitar escenarios extremos. “Como ya se ha visto, los créditos concedidos por las entidades financieras con el aval del ICO han sido la medida estrella durante la pandemia. También están las garantías del Fondo Europeo de Inversiones (FEI) y herramientas interesantes como la financiación híbrida para que existan ayudas estatales en forma de deuda convertible en capital o swaps de renta variable que consigan reducir el apalancamiento”, indica.
Samer Ajour, profesor de EAE Business School, es optimista y espera que las dificultades de las empresas españolas terminen antes del verano. “Están perdiendo ingresos, pero al mismo tiempo han recortado gastos. Esperamos un repunte de las ventas a partir de junio”, dice. Ahora bien, “¿cómo pueden sobrevivir hasta entonces? Pueden pedir crédito a los bancos, buscar inversores o emitir bonos corporativos a corto plazo y a tipos de interés bajos”, matiza.
Ajour también señala como solución el asset based lending, una fórmula de financiación del circulante que funciona como una línea de crédito y que “está respaldada por los bienes de la empresa”. “Si la empresa tiene dificultades, podrá pagar a sus proveedores”, asegura.
Soluciones en función de los problemas
Pero la mejora de liquidez no sigue unas normas estándar. Así lo cuenta Nacho Bueno, consejero delegado de FAI Business Advisory y Byte4games, y asesor financiero de grandes empresas: “La solución depende del sector y de la actividad de la empresa, así como del análisis del origen de los problemas de tesorería". "Es importante profundizar en la evolución del periodo medio de cobro a los clientes, de pago a los proveedores y de maduración del stock para conocer dónde se pueden estar originando los problemas".
Ateniendo a estas premisas, Bueno detalla cuáles serían las mejores opciones. “Si la empresa se enfrenta a un incremento de su periodo de cobro a clientes, podría negociar con las entidades financieras, ampliar el plazo en las líneas de descuento comercial, incrementar el nivel de factorización sin recurso de los créditos comerciales u optar por que el forfaiting [letra o pagaré asociada a una operación de compraventa internacional] permita hacer efectivos de forma inmediata créditos y operaciones con pago diferido”, precisa.
También, según Bueno, se debería “incrementar el nivel de aseguramiento del crédito comercial y pedir a los clientes con más problemas que paguen con endosos de pagarés a mayor plazo de sus clientes, contando la empresa con líneas de descuento comercial para ello”.
En cambio, si las dificultades se producen porque está disminuyendo el periodo medio de pago a los proveedores, el experto sugiere que “se negocie con la entidad financiera instrumentos como el confirming [anticipo de pagos a proveedores] o transferencias financiadas a plazo para ganar imagen con los proveedores y poder pagar esta financiación a mayor plazo, equilibrando la posición financiera”. A nivel internacional se pueden sopesar “líneas de comercio exterior para financiación de importaciones o anticipar cartas de crédito”.
Yagüe, de OBS Business School, reconoce que “si bien es cierto que las políticas económicas del Gobierno han contribuido a mitigar los riesgos de liquidez, la presión sobre la solvencia empresarial se ha convertido en uno de los principales retos, ya que a medida que la crisis se alargue y sea más profunda, el foco de preocupación se desplaza desde la liquidez a la solvencia”.
En su opinión, para evitar la quiebra masiva de empresas es necesario que las compañías en dificultades cumplan dos condiciones: que sigan capitalizándose con ayudas públicas o privadas para poder afrontar las dificultades de liquidez a corto plazo; y que tengan viabilidad financiera a medio y largo plazo, es decir, que sean capaces de generar caja e ir pagando toda la deuda contraída durante este periodo”.
La necesidad de un cambio de mentalidad
Samer Ajour, profesor de EAE Business School, lanza un mensaje claro: “Las empresas deben evitar la deuda pública”. Advierte que “el Gobierno y Europa no tienen tanto dinero” y sugiere a los empresarios “un cambio de mentalidad” hacia otras opciones de liquidez disponibles en el mercado.
Nacho Bueno, consejero delegado de FAI Business Advisory y Byte4games, se expresa en los mismos términos. “Es fundamental cambiar la conciencia empresarial y considerar a nuestro banco como socio clave de la compañía”, mantiene. Como consejo, destaca la necesidad de “potenciar las relaciones personales con las entidades financieras, pues son los principales proveedores de fondos y servicios bancarios, y su gestión es básica para garantizar una buena liquidez”. “Son quienes nos acompañarán para lograr los objetivos de la compañía”, apunta.
También las empresas por sí solas pueden enfocarse en mejorar la trayectoria de su actividad, como es el hecho de “implantar una cultura financiera y de control de gestión dentro de la compañía para avanzar y crecer de forma sostenida, que favorecerá poder innovar en el lanzamiento de nuevos productos y servicios derivados de la actual coyuntura”, tal y como apunta Bueno.
En este entorno, la digitalización se ha convertido en una imposición irrenunciable para la mayoría de los negocios, ya que ayuda, además, a una posible transformación o a una apertura de nuevos canales de venta. Además, puede ser un buen momento para la internacionalización de determinadas empresas y la ocasión para todas de “crear un 'colchón' financiero por si se volvieran a imponer restricciones más duras”, subraya Rodrigo Yagüe, profesor de OBS Business School.