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Inversión

Las gestoras de fondos deberán revelar su estrategia verde a partir del 10 de marzo

Deberán decir si consideran los riesgos de sostenibilidad en su proceso de inversión

Getty Images

Europa quiere ser verde a toda costa. Y la inversión financiera, desde luego, no está fuera de esos objetivos. A partir del 10 de marzo las gestoras de fondos europeas deberán publicar por escrito sus políticas sobre la integración de los riesgos de sostenibilidad y que garanticen la transparencia de dicha integración en cada gestora, según han explicado en una conferencia telemática Susana Peñarrubia, responsable de integración de ESG (cuestiones medioambientales, sociales y de buen gobierno corporativo) de DWS, y Mariano Arenillas, responsable de DWS para España y Portugal.

En este caso, se ha empezado la casa por el tejado. En mes y medio, las gestoras deberán revelar en su información periódica si considera o no los riesgos no financieros o de sostenibilidad en su proceso de inversión y por qué lo hace. Publicarán en sus sitios web información sobre su política de integración de los riesgos de sostenibilidad en su proceso de toma de decisiones de inversión. Los asesores financieros darán a conocer en sus sitios web información sobre su política de integración de los riesgos de sostenibilidad en su asesoramiento sobre inversiones o seguros. Incluso se les preguntará en los cuestionarios Mifid si al inversor le interesan los temas ESG.

Sin embargo, la taxonomía no está aún definida. Esta implicará las pautas para medir el grado de inversión ESG. Además, se requerirá a las cotizadas que publiquen el porcentaje de su cifra de negocio y de inversiones con origen o destino en actividades verdes o sostenibles de acuerdo a la taxonomía europea. Pero antes de que esté la taxonomía lista y la obligación de las empresas de revelar sus inversiones verdes, las gestoras que considere e integre riesgos no financieros, entonces también deberá aportar información sobre cada uno de los fondos, clasificándolos en función del grado de involucración de ESG en sus productos. Aquí hay tres grados, según ha explicado Susana Peñarrubia. Y los inversores deberán saber en qué nivel están. En la actualidad, ya hay unos 31 billones de dólares en inversión ESG.

El primer nivel son los fondos que tienen en cuenta los riesgos ESG, pero no determinan la composición de la cartera. El segundo, los que tienen en cuenta los riesgos ESG y afectan a la composición de la cartera, ya que considerará unos mínimos estándares a cumplir. Y, el tercero, aquellos en los que tienen en cuenta los riesgos, determinan la cartera y además tienen una intencionalidad en su política de inversión de contribuir positivamente a los principios ESG.

Curiosamente, esta regulación entrará en vigor ante de que entre en vigor la denominada taxonomía. La regulación requerirá a las compañías que deben elaborar estados de información no financiera que publiquen el porcentaje de su cifra de negocio y de inversiones con origen o destino, respectivamente, en actividades verdes o sostenibles de acuerdo a la taxonomía europea. Ya hay documentos de trabajo. no estaría de más que las compañías comiencen a familiarizarse con la taxonomía y sus particularidades y a analizar su impacto potencial desde distintos puntos de vista, incluyendo el de la financiación.

Susana Peñarrubia ha explicado que DWS dispone ya de una herramienta para detectar cómo contribuye cada compañía al cambio climático: ESG Engine. “Intentamos obtener señales y el analista puede entrar en detalle con los temas que hemos identificado como un gran riesgo o una oportunidad”, explica la directiva de DWS. La calificación de cada tema va calificada con una nota que va desde la A hasta la F.

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