La relación transatlántica ante el desafío de China y Rusia
Después de lograr un Brexit sin aranceles con el Reino Unido, la UE cuenta con una pequeña ventana de oportunidad para forjar acuerdos con EE UU
Se ha censurado el abandono desde 2016 por parte de EE UU del multilateralismo y las instituciones internacionales. Joe Biden reincorporará a EE UU al Acuerdo de París para combatir el cambio climático y a la Organización Mundial de la Salud. Sopesa restituir el acuerdo que suscribieron en 2015 seis potencias con Irán para frenar su programa nuclear. El presidente electo no impondrá más aranceles a exportaciones chinas, pero no derogará los existentes. EE UU ha suspendido aranceles del 25% sobre 1.300 millones de dólares de exportaciones francesas que tenía previsto aplicar después de que el Gobierno galo haya vuelto a recaudar la tasa digital. A diferencia de Trump, Biden prioriza profundizar la relación con la UE a suscribir el acuerdo de libre comercio bilateral con el Reino Unido que anhela Boris Johnson
Los objetivos de su Green New Deal son prácticamente idénticos a los de la UE. Cinco días después del triunfo de Biden, el vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, anunció la aplicación de aranceles sobre 4.000 millones de exportaciones estadounidenses de aviones, piezas de aviación y productos agrícolas. La UE ha suscrito un acuerdo de inversiones con China sin esperar a la toma de posesión de Biden. Creer que se volverá al statu quo de los años de Obama es un profundo error. El presidente electo no ignorará la campaña de infiltración de China en las instituciones estadounidenses ni las 2.000 investigaciones activas del FBI por espionaje de tecnología de Pekín. El superávit comercial de China con EE UU alcanzó un récord histórico de 418.000 millones en 2018, un desequilibrio que se ha multiplicado por cinco desde el ingreso de China en la OMC en 2001.
Biden no podrá presentarse a la reelección en 2024 porque tendrá 82 años. Deberá gestionar con mucha cautela su capital político. La reactivación de la economía y la contención del Covid-19 con unas vacunas que se están administrando más lentamente de lo previsto absorberán la atención de su Gabinete. El ala izquierdista del Partido Demócrata seguirá exigiendo que las políticas económica, laboral y medioambiental se formulen en clave de lucha contra el racismo e incremento de la inclusión. Los incondicionales del aún presidente montan en cólera contra los legisladores republicanos que no se opusieron a la certificación de la victoria de Biden. Atrapados entre la ira de las bases de Trump y los ataques demócratas, los legisladores republicanos probablemente no respaldarán otro paquete de estímulo y no se sumarán a las iniciativas legislativas más ambiciosas del nuevo Gobierno. Los 51 votos demócratas en el Senado son insuficientes para aprobar aumentos sustanciales del gasto o un plan de renovación de infraestructuras.
Biden pretende acoplar sus medidas interiores a la seguridad nacional de EE UU, especialmente en relación con el Covid-19, cambio climático, migraciones y China. Argumenta que EE UU debe formular su política exterior en función del impacto de dichos aspectos sobre las familias estadounidenses. Advierte de que la política respecto a China será más dura que en anteriores Gobiernos demócratas. En 2015 el Partido Comunista chino aprobó la estrategia Made in China 2025 para lograr la supremacía económica mundial. Fija objetivos de contenido de piezas chinas (70% en 2025) y ha otorgado 200.000 millones en subvenciones a empresas nacionales en diez sectores de alta tecnología. Xi Jinping mantiene encerrados a un millón de uigures en campos de reeducación, ha suprimido las libertades de Hong Kong y amedrenta militarmente a los países que resisten su ilegal pretensión de apoderarse de todo el mar de China Meridional.
Después de lograr un Brexit sin aranceles con el Reino Unido, la UE cuenta con una pequeña ventana de oportunidad para forjar acuerdos con EE UU. Se empezará a cerrar debido a las elecciones generales alemanas de septiembre y las presidenciales francesas de 2022. Con la excepción de los logros de la OCDE para suprimir los paraísos fiscales, desde el final de la Guerra Fría los nuevos organismos internacionales (G8, G20) no han conseguido ningún acuerdo multilateral sustancial relativo al cambio climático, sistema financiero, monetario o gestión de pandemias. La ronda de liberalización comercial lanzada por la OMC en 2001 ha fracasado.
La Comisión Europea declara que EE UU y la UE han alcanzado la relación económica más integrada del mundo. La CE detalla que el stock de inversión extranjera directa (IED) de EE UU en la UE es tres veces mayor que el que mantiene con toda Asia. El de la UE en EE UU es ocho veces superior a sus inversiones en China e India. Entre 2000 y 2019 el stock de inversión extranjera directa de EE UU en la UE ha crecido un 500% y el de la UE en EE UU ha aumentado un 300%. Debido a un fallo del Tribunal Europeo de Justicia, la Comisión únicamente tiene la potestad de negociar la vertiente comercial de acuerdos de la UE. En materia de inversiones y resolución de disputas la soberanía es compartida con los Estados miembros. En lugar de forjar el mercado común transatlántico que en su día impulsó Angela Merkel, Bruselas permite que China y Rusia dividan al mundo libre.
Alexandre Muns es Profesor de EAE Business School y analista de economía internacional