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Brexit

Así queda cada sector después del acuerdo entre Reino Unido y la UE

El acuerdo elimina los aranceles, pero las trabas administrativas erosionarán el comercio, y los servicios financieros quedan fuera

Fila de camiones en la proximiadades de Dover (Reino UNido), al fondo.
Fila de camiones en la proximiadades de Dover (Reino UNido), al fondo. AP

La Navidad trajo consigo el tan esperado acuerdo comercial post- Brexit. Tras cuatro años de negociaciones y a falta de siete días para que expirara el plazo, la Unión Europea y Reino Unido alcanzaron el jueves un pacto en el que nadie gana mucho, pero que sí evita una salida caótica y perjudicial para ambas partes. El texto entrará en vigor de forma provisional el 1 de enero, pues no hay tiempo para que el Parlamento europeo lo ratifique. Con él, la economía británica perderá el acceso privilegiado a los mercados europeos, y la posición de la City en Europa queda en el limbo.

Un mal menor dentro de un proceso que, sin acuerdo mediante, habría sido catastrófico para un país que envía a la UE la mitad de sus exportaciones. La Unión pierde un poderoso miembro del club, pero ha conseguido mantenerse mucho más unida que en crisis anteriores y avisar a navegantes sobre el efecto de estas aventuras. El acuerdo despeja muchas incertidumbres y, por encima de todo, garantiza aranceles cero. Pero también deja abiertas un gran número de cuestiones que se solventarán en los próximos meses en nuevas negociaciones

Garantías y competencia

Con el pacto, la Unión Europea se reserva la posibilidad de adoptar represalias contra el Reino Unido en caso de que este país aproveche su autonomía legislativa para generar situaciones de competencia desleal que coloquen a las empresas comunitarias en desventaja con las británicas, según recoge el documento. También prevé medidas de compensación o reequilibrio, incluida la suspensión de partes del acuerdo o la imposición de aranceles, que se podrán adoptar en solo 20 días. Se trata de un mecanismo muy estricto que está disponible para las dos partes, pero al que la delegación británica se ha resistido con uñas y dientes.

Para velar que todos los aspectos del pacto se cumplen, el documento incluye la creación de un Consejo de Dirección, con presencia de la Comisión Europea y del Gobierno británico, y de 18 comités especializados, con competencias similares a las carteras de los comisarios europeos. También contempla la posibilidad de formar una Asamblea parlamentaria conjunta, compuesta por miembros del Parlamento Europeo y del británico.

Servicios financieros

Bruselas y Londres no han pactado cómo quedará regulada la prestación de servicios financieros. Hasta el 1 de enero, las entidades de la City podrán operar con libertad por todo el territorio comunitario bajo el llamado “pasaporte financiero”, que reconoce automáticamente en toda la UE los permisos otorgados por los supervisores de uno de los estados miembros. A partir del viernes, la joya de la economía británica solo podrá prestar servicios en la UE mediante el sistema de la equivalencia, el mismo que el aplicado a terceros países: la Unión aceptará los permisos otorgados por Londres si si consideran que sus leyes tienen el mismo espíritu y logran el mismo resultado que la normativa propia.

Boris Johnson ya admitió ayer que el acuerdo se queda lejos de sus ambiciones en este aspecto: Las negociaciones están aún por empezar a definirse y Bruselas defiende que aún no tiene información para tomar algún tipo de decisión. El sector, en todo caso, queda fuera de eventuales represalias comerciales, una pírrica victoria para Londres. En materia de supervisión financiera, ambas partes han hecho una declaración conjunta según la cual esperan sellar un Memorándum de Entendimiento antes de marzo.

Comercio

Ambas partes han evitado el caos: no se aplicarán aranceles a la exportación de productos a partir del próximo mes de enero. Por tanto, las compañías exportadoras británicas tendrán acceso al mercado de la UE, mientras que las comunitarias podrán seguir comerciando con el Reino Unido en las mismas condiciones que lo hacían actualmente. No obstante, estas operaciones no quedarán exentas de trabas, puesto que dejarán de tener la consideración de intracomunitarias. Así, los exportadores británicos estarán obligados a certificar el origen de sus productos y el porcentaje de éstos que proceda de terceros países, y las certificaciones británicas dejan de estar reconocidas por la UE. Por otra parte, ambos bloques se han comprometido a aliviar la carga burocrática en las aduanas.

Agricultura y pesca

Las exportaciones de productos agrícolas se beneficiarán de la exención de tasas, que podrían haber llegado al 40% en algunos productos, según la UE, pero la falta de un acuerdo de equivalencia sobre normas fitosanitarias es arena en los engranajes comerciales. Así, las exportaciones agroalimentarias tendrán que someterse a controles en las fronteras. Para España, Reino Unido es el tercer destino, tras Alemania y Francia, de sus exportaciones de frutas y hortalizas; 1.950 millones en 2020, según los datos de la Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas, Hortalizas, Flores y Plantas Vivas (Fepex). Desde el Reino Unido, tanto el sector de la distribución, que temía cuellos de botella y desabastecimiento, como el agrícola, que tendrá acceso al mercado europeo, han respirado aliviados, pero prevén más complicaciones y costes, especialmente en perecederos.

La industria pesquera ha sido uno de los puntos más conflictivos en las negociaciones y, de hecho, aún no se ha llegado a un acuerdo definitivo. Reino Unido recupera la soberanía sobre sus aguas, si bien se establece un periodo transitorio de cinco años y medio (hasta el 30 de junio de 2026). Londres obtiene un incremento de sus cuotas de pesca que, al final del periodo de ajuste en 2026, alcanza un 25% del valor medio de las capturas realizadas por los países comunitarios en aguas británicas.

La Alianza Europea de Pesca (EUFA en inglés) cacula que el 42% de las capturas europeas procedían de aguas británicas. Como compensación, el sector se beneficiará de la propuesta de la Comisión Europea dotada con 5.000 millones de euros para sectores afectados por Brexit.

Motor

Los automóviles diésel o gasolina tendrán que fabricarse con al menos un 50% de piezas locales para no ser tasados con aranceles, mientras que los vehículos eléctricos o híbridos podrán estar ensamblados con hasta un 60% de piezas procedentes de terceros países, aunque la cifra se reducirá al 55% a partir de 2026. (70% y 50% para las baterías). Cada año, la UE y el Reino Unido comercian con casi tres millones de vehículos de motor por valor de 54.000 millones de euros, mientras que el flujo de componentes y piezas representa casi 14.000 millones de euros anuales, según los datos de ACEA.

Farmacia

Los controles extraordinarios que se realizarán a los alimentos también afectarán a la industria farmacéutica. Aunque el acuerdo incluye cláusulas de “reconocimiento mutuo” que evitarían inspecciones adicionales de las plantas de producción, los lotes procedentes de territorio británico sí deberán someterse a pruebas de calidad y seguridad una vez lleguen a la UE.

Movilidad

El pacto permite la movilidad de ciudadanos europeos y británicos para visitas cortas, un máximo de 90 días seguidos, con una suma de límite de 180 días al año, sin necesidad de portar un visado. No obstante, ninguna de las partes se ha comprometido a garantizar los visados de larga duración.El acuerdo “no cubre el derecho de los ciudadanos de la UE a entrar (con o sin visado), trabajar, residir o permanecer en Reino Unido”, ni viceversa.

Profesiones

El pacto establece que ya no habrá un reconocimiento mutuo automático de las cualificaciones profesionales. Así, médicos, enfermeras, dentistas, farmacéuticos, veterinarios, ingenieros o arquitectos deberá tener reconocidos sus títulos en cada Estado en el que deseen ejercer. No obstante, se abre la puerta a eliminar estos trámites en el futuro.

Datos

El acuerdo no cubre el tráfico de datos a través de la frontera entre bloques, pero se abre un periodo de transición de seis meses durante el que no se aplicará la normativa prevista para los datos que salen hacia terceros países. Bruselas debe decidir en este plazo si acepta el mecanismo británico de protección de datos, lo que evitaría la necesidad de un acuerdo específico.

Energía y Química

Reino Unido pierde el acceso al mercado energético europeo, y viceversa. Ambas partes se remiten a 2022 para pactar la interconexión eléctrica, clave para las islas, que importan el 8% de su energía, según Bloomberg. En química, una industria clave para Londres, el acuerdo no incluye el reconocimiento de registro para las 22.000 sustancias distintas cuyo uso admite la Unión Europea.

Gibraltar

El acuerdo no se aplica a Gibraltar ni tiene efectos en su territorio, lo que no excluye que en el futuro se celebre un acuerdo separado entre la UE y Reino Unido la colonia británica en el sur de España. De hecho, el Gobierno británico ha anunciad que “continuará sus discusiones con España”.

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