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Tribuna
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Los escenarios de riesgos climáticos que afrontan los bancos

El sector financiero tiene una idea clara de los riesgos físicos y de transición a los que se enfrenta pero sigue habiendo gran incertidumbre

Actualmente el riesgo climático es una prioridad en todas las agendas de los presidentes/CEOs/CROs de las entidades financieras. No sólo por la presión regulatoria, sino porque las entidades han entendido la necesidad de incluir la sostenibilidad y el impacto climático en sus decisiones estratégicas y de negocio. Más aun cuando se deben replantear los objetivos estratégicos post-Covid.

En esta línea, los bancos tienen una idea clara de los riesgos físicos y de transición a los que se enfrentan, así como principales métricas para poder medirlos. Sin embargo, sigue habiendo gran incertidumbre sobre los posibles escenarios a utilizar y sobre todo cómo implementarlos en la gestión.

De manera generalizada, el sector financiero está utilizado 3 escenarios, definidos por NGFS (Network for Greening the Financial System), que proyectan variables climáticas: (i) ordenado, donde gobierno y empresas adoptan medidas y políticas tempranas para conseguir emisiones netas cero de CO2 e incremento de temperatura inferior a 2°C para 2070 (ii) desordenado, donde las medidas se adoptan tarde y por tanto las inversiones deben ser mayores para conseguir los objetivos de emisiones y (iii) “Hot House Word”, donde no se adoptan medidas adicionales a las existentes, llevando a un incremento alto de temperatura. Existe un cuarto escenario “too Little, too late”, que habitualmente no se utiliza dada su severidad extrema y que implica efectos catastróficos a nivel global.

Con estos escenarios de partida, los bancos deben trabajar en los siguientes ámbitos:

1. Probabilidades: ¿qué escenario se debe utilizar? ¿en caso de utilizar más de un escenario, qué probabilidad asignar a cada uno? ¿se deben definir escenarios adicionales a los de NGFS? En varias encuestas al sector, se estima una probabilidad de entre el 75% y 81% al escenario desordenado; probabilidad que, de aplicarse, implicaría impactos muy severos en los ratios financieros de las empresas endeudadas, debido a los elevados esfuerzos de inversión y multas asociadas a los incumplimientos de los próximos años

2. Horizontes temporales: aunque en los escenarios puramente climáticos se suele fijar el horizonte temporal en el medio y largo plazo, los bancos deben adicionalmente aterrizar estos al corto plazo, es decir 3-5 años, para poder incluirlos en sus procesos de planificación estratégica y procesos de planificación de capital (ICAAP por sus siglas en inglés).

3. Impactos:

a. ¿cómo trasladar los escenarios climáticos a los modelos de riesgos? Los bancos deben, además de proyectar las variables climáticas (emisiones de CO2, incremento de temperatura, etc.), modelar variables adicionales que impactan en sus carteras: impactos en ventas, en costes, necesidades de inversión, impuestos o tasas de emisiones, multas, o incluso disrupción de algunos negocios, por no mencionar los impactos físicos del mayor número de inundaciones, fuegos y otro tipo de catástrofes naturales asociadas al cambio climático. Estas variables intermedias son fundamentales para proyectar los impactos finales en riesgos (caída de rating, pérdidas esperadas…), y tienen una dificultad mayor de modelización debido a la falta de información histórica

b. ¿Y quién debe proyectar estas variables intermedias? Esto dependerá del organigrama de cada entidad; sin embargo, esta tarea debería recaer en equipos robustos y con suficientes recursos dada la importancia de esta modelización en el impacto final. Habitualmente estos escenarios los definían los Servicios de Estudios que proyectaban los escenarios macroeconómicos previstos, pero el grado de dificultad y especialización requerirá la incorporación de capacidades en ámbitos como el meteorológico, la descarbonización y uso de energías limpias y la regulación medioambiental entre otros.

4. Usos en Gestión: los bancos deben incluir los diferentes escenarios en varios procesos, tales como la estrategia a 3 años, el análisis de huella o alineación de cartera; análisis de sensibilidades y test de estrés; y las políticas e incentivos para la nueva originación de crédito.

5. Diferencias entre bancos: existen diferencias materiales de niveles de riesgo climático por bancos, debido a su mix de cartera. El riesgo de transición es mucho mayor en los sectores contaminantes (e.g. petróleo, energía, transporte) y el riesgo físico mayor en ciertas regiones (e.g. lluvias extremas en Galicia, tormentas o ciclones en el mediterráneo, inundaciones en cuenca del Ebro, incendios en las Islas Canarias). Por ello, los bancos con alto riesgo climático deberán invertir más esfuerzo y recursos en el análisis de escenarios de riesgos climáticos.

El análisis de escenarios climáticos va a ser un tema fundamental para el sector. Y en el futuro inmediato, hasta que se vayan utilizando metodologías y criterios comunes, debemos esperar mucha divergencia entre definiciones de escenarios, severidades y resultados de riegos climáticos en la industria, algo que va a dificultar la comparativa de resultados entre bancos. Sin embargo, las entidades financieras no pueden quedarse de brazos cruzados hasta que ocurra la convergencia, y deben “arriesgarse” a utilizar ya sus mejores estimaciones climáticas en los procesos de decisiones y de gestión.

Rocio Falcones, senior director del área de FIAS de Alvarez & Marsal.

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