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Canarias

Hoteles en riesgo de venta, inversores al acecho

Los propietarios de inmuebles turísticos descartan por ahora una cascada de adquisiciones a la espera de la recuperación.

Inmuebles en Lanzarote
Inmuebles en LanzaroteGetty Images

Los hoteleros y propietarios de inmuebles turísticos de Canarias afrontan la crisis del sector, seguramente el más afectado por la pandemia de covid-19, bajo los auspicios de San Agustín de Hipona: "razón, fe y capacidad de sacrificio". Y cuando les preguntan por el porvenir de la actividad y su solvencia para resistir la cercana sombra de los fondos de inversión inmobiliaria, recurren a una de las sentencias más celebres del monje sabio: "Señor, hazme casto, pero no todavía".

Esta visión, llevada a la evolución del mercado inmobiliario, se traduce del modo siguiente: el cero turístico golpea, pero no lo suficiente como para producir urgencias en el mercado de ventas. No al menos entre los propietarios de establecimientos de cierto tonelaje, por encima de 200 habitaciones. Otros establecimientos menores sí resultan vulnerables, aunque despiertan también mucho menor apetito entre eventuales compradores.

“Es aún muy pronto para que haya inmuebles interesantes en el mercado, porque los hoteleros llevamos años con récords de ingresos, tenemos poca deuda y disponemos de amplio acceso al crédito”, sentencia el presidente de la Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo de Las Palmas, José María Mañaricúa. Es propietario de una cadena familiar, Gloria Hotels, sólidamente asentada en la isla de Gran Canaria, y, por ahora, asegura apartarse de la tentación de comprar y de vender. “Por dos razones simples: por un lado, no necesitamos vender, y por otro, los inmuebles disponibles, instalaciones extrahoteleras de pequeño tamaño, no nos interesan, ni a nosotros ni a los fondos de inversión inmobiliaria, que solo quieren productos en primera línea de playa y con 250 habitaciones para empezar a hablar”. De modo, añade, “que solo habrá ventas relevantes si llega el año 2022 y el turismo no ha logrado resetear su actividad”.

Menos concluyente es su homólogo de la provincia occidental, Jorge Marichal, quien alerta sobre la presencia de “fondos buitre” (cuya identidad no aclara) sobrevolando la evolución de la crisis turística canaria, “algo que no deseamos porque siempre hemos estado en contra”.

La actitud de los fondos de inversión especializados en la tenencia de inmuebles turísticos se centra, llegados a este punto, en una visión panorámica a la espera de oportunidades que se darán incluso más allá de la actual coyuntura, explica el director de HI Partners en Canarias, Óscar Ramos. El directivo del primer grupo inversor en inmuebles turísticos del sur de Europa (19.000 habitaciones en su portafolio), propiedad a su vez del gigante Blackstone, comparte el diagnóstico de los hoteleros y descarta cualquier interés inminente por la compra de establecimientos familiares que por diversas circunstancias (mala transición familiar, obsolescencia de las instalaciones, quiebra de la relación con los touroperadores, etcétera), carecen del tamaño y atractivo suficiente para entrar en el radar de grandes jugadores como HI Partners, con 25 hoteles en propiedad en las Islas (nueve en Gran Canaria, siete en Fuerteventura, seis en Tenerife y tres en Lanzarote). “Somos un inversor de hoteles vacacionales bien ubicados en las principales plazas turísticas. Si hay oportunidades las estudiaremos como lo hemos hecho siempre, pero han de adaptarse a nuestros criterios de inversión”, explica Óscar Ramos.

Es esta una Liga a la que, desde lejos, pretende incorporarse el banco de inversión Andbank, que hace dos semanas ha lanzado un nuevo fondo, Atalaya, dotado con un mínimo de 150 millones de euros centrado en inversiones inmobiliarias turísticas, con Canarias también en el punto de mira y un aliado en la gestión, THB Hoteles, que ya administra tres establecimientos en la isla de Lanzarote.

Otro nuevo grupo inversor, este con capital autóctono, ha aprovechado esta semana para presentarse en sociedad con objetivos en el sector turístico, entre otros. Se trata de RIC Private Equity, constituida por nombres de relieve en los ámbitos turístico (Lopesan), constructor (Acosta Matos) y de distribución (SPAR Gran Canaria). Al amparo de los beneficios fiscales del REF canario y su potencial para captar inversión colectiva, la nueva firma ya tiene en marcha dos proyectos de rehabilitación hotelera en Puerto Rico (Gran Canaria) y Caleta de Fuste (Fuerteventura), primer paso hacia una diversificación que también contempla la adquisición de inmuebles. “Hay zonas de Canarias con una planta alojativa envejecida, necesitada de una regeneración, y es en ese contexto en el que vamos a estudiar inversiones seguras”, describe Ángel Medina, presidente de SPAR Gran Canaria y uno de los impulsores de esta firma.

No es la misma crisis

Ladrillo. “Esta crisis no es la misma que la de 2009, cuando el sector turístico estaba muy vinculado con el ladrillo, las empresas tenían créditos sindicados con los bancos y no había liquidez para renovar créditos”, explica José María Mañaricúa, presidente de la FEHT, quien recuerda aquellos años como “los del dominio de los fondos, los únicos capaces de adquirir paquetes completos que comprendían tanto hoteles como viviendas y oficinas, un contexto en el que los hoteleros canarios no tuvimos oportunidad alguna de acceder a compras”.

Oportunidades. ¿Cuál es el mapa de las oportunidades hoteleras en Canarias? “Las veo en hoteles de 100-150 habitaciones en Los Cristianos, Las Américas, Fañabé, Costa Adeje (Tenerife), así como en Maspalomas-Meloneras (Gran Canaria), Jandía (Fuerteventura), Puerto del Carmen y Playa Blanca (Lanzarote); pero es pronto, los fondos de inversión esperarán a que madure más el mercado y bajen los precios”, diagnostica José Fernando Cabrera, empresario hotelero de Tenerife.

Negocio. “Para el hotelero, el turismo es un negocio, su negocio, no es vender patrimonio”, explica el director financiero corporativo de R2 Hoteles, Francisco Rodríguez. “En el momento presente, y pese a la dureza de la crisis, las cadenas no necesitan vender por su capacidad para exponer a los bancos planes de negocio sólidos. Esto no lo pueden hacer las pequeñas empresas familiares, y es por ello que son las realmente vulnerables”, sentencia.

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