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Reino Unido espesa aún más la niebla en torno a las M&A foráneas

Su nueva normativa es tan arrolladora como vaga, en línea con la de EE UU y otros países

Boris Johnson, en el Parlamento, este jueves.
Boris Johnson, en el Parlamento, este jueves.JESSICA TAYLOR (AFP)

Gran Bretaña se está alineando con la marcha del mundo rico hacia el proteccionismo. Las nuevas reglas para adquisiciones del primer ministro Boris Johnson, dadas a conocer el miércoles, imitan la mayor dureza de los regímenes de pares como Estados Unidos, Francia y Alemania. Los poderes son arrolladores y algo vagos al mismo tiempo: un cóctel poco atractivo para banqueros, abogados y adquirentes extranjeros.

Johnson está completando el trabajo iniciado en 2016 por su predecesora Theresa May, quien trató de reforzar lo que se consideraba un proceso de selección poco riguroso con la seguridad nacional según las estándares internacionales.

Desde entonces, los ministros han remendado una legislación gubernamental de casi 20 años de antigüedad para poder examinar los acuerdos de alta tecnología y otras transacciones delicadas. El proyecto de ley del miércoles establece en la práctica un proceso completamente nuevo.

Un gran cambio es que Johnson hará obligatorio notificar al Gobierno los acuerdos en sectores sensibles. Él y el secretario [ministro] de Empresa, Alok Sharma, no han concretado los detalles todavía, pero es probable que las industrias afectadas incluyan la energía, las comunicaciones, la defensa y las tecnologías de vanguardia, como la inteligencia artificial, la robótica y la criptografía.

Además de las fusiones y compras de participaciones significativas, las reglas también cubrirán la propiedad intelectual. Por último, los ministros tienen la facultad de revisar hasta cinco años después los acuerdos que no se les hayan consultado, aunque las transacciones anteriores al anuncio del miércoles están exentas.

El resultado es que los adquirentes de empresas y activos británicos tienen mucho más trabajo que hacer. El Gobierno considera que su nuevo régimen generará entre 1.000 y 1.830 notificaciones por parte de los potenciales compradores cada año, de acuerdo con el Comité de Política Regulatoria, un organismo gubernamental.

Entre 70 y 95 requerirán una evaluación completa sobre problemas para la seguridad nacional. Es crucial que la norma por la que los ministros pueden bloquear las transacciones o imponer condiciones parezca difusa. Aunque la seguridad nacional no abarca “razones económicas más generales”, declaró el Gobierno, en última instancia corresponde a los ministros decidir lo que sí incluye.

Ello resultará frustrante para los asesores financieros y jurídicos. Pero simplemente pone los estándares británicos en línea con el resto del mundo. El Comité de Inversiones Extranjeras de Estados Unidos está ampliamente considerado por los negociadores de fusiones como una caja negra. Alemania, Italia y Australia han reforzado recientemente sus regímenes de examen de las inversiones, mientras que Francia siempre se ha mostrado reacia a las adquisiciones. El proyecto de ley de Johnson aumentará la incertidumbre de invertir en Gran Bretaña, pero no es peor que en cualquier otro lugar.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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