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Gobierno Corporativo

Finanzas responsables y criterios ASG

Las sucesivas crisis de finales del siglo XX y principios del XXI nos han llevado a que el gran desafío en la actualidad sea que los modelos de negocios persigan un impacto social y ambiental y no únicamente el beneficio económico. Algunas personas lo han llamado “re imaginar” el capitalismo. Dentro de esta corriente se enmarca el hecho de que las decisiones estratégicas de cualquier compañía deben contemplar criterios ASG (criterios que hacen referencia a las cuestiones Ambientales, Sociales y de Gobierno Corporativo).

No hay evidencia conclusiva para pensar que los criterios ASG (ESG en inglés) vayan a aportar una rentabilidad financiera extra a las inversiones. Aunque es cierto que, en los últimos años, los fondos que han invertido en temas relacionados con la energía verde y/o el cambio climático, una parte importante de la inversión ASG, han tenido un comportamiento por encima del mercado. Esto es normal: el giro hacia la economía verde se está dando y las inversiones de las empresas en esta dirección son muy importantes. Al mismo tiempo, la sociedad civil organizada, los consumidores, las administraciones públicas, y varias empresas punteras están apostando en esta dirección. Por tanto, el mercado de las inversiones ASG va a crecer, y las empresas que siguen estos criterios van atraer más inversión y, si lo hacen bien, obtendrán más beneficios.

Las claves para que están inversiones ASG cumplan esta promesa de “hacerlo bien y hacer el bien” (Doing Good and Doing Well) no son sencillas. Requieren por un lado que las empresas en las que se invierte cumplan con seriedad los siguientes criterios:

Pero, por otro lado, como se fijan estos criterios (las reglas) y como se supervisa su cumplimiento.

La Unión Europea quiere fijar las reglas que los bancos y los fondos deberán cumplir cuando afirman lanzar productos o inversiones ASG. Si la Unión Europea va a poner muchísimo dinero en el “European Green Deal” quiere asegurarse que este dinero vaya a inversiones “verdes”.

Ahora bien, supervisar el cumplimiento no es nada fácil. Veamos un ejemplo: un criterio medio ambiental es el uso eficiente del agua por la empresa. Si la esta es una multinacional textil que compra producto acabado, el criterio lo tienen que cumplir todos los proveedores que confeccionan las prendas acabadas, y los proveedores de los confeccionistas los que hacen el tejido y tintan, los proveedores de hilo, los proveedores de algodón (los agricultores) etc. Medir el cumplimiento de la utilización eficiente del agua en una cadena de valor no es una tarea nada fácil. Conocer qué empresas textiles están tomando medidas en esta dirección será muy importante para inversionistas y consumidores. Acertar bien en las reglas y realizar una supervisión del cumplimiento es necesario para avanzar en esta dirección; y muchas empresas ya están dando pasos muy importantes.

Impulsores de la inversión sostenible

Los impulsores de esta tendencia a la inversión sostenible han sido, hasta el momento, una serie de inversores responsables que a través de la creación de fondos pioneros han ido creando el mercado y la consciencia al respecto. Estos fondos han estado acompañados de varias fundaciones, ONG, gobiernos y empresas responsables que poco a poco han ido poniendo las bases del mercado ASG.

No nos engañemos, este movimiento ha sido muy lento, lleva gestándose más de veinte años. Actualmente, debido a la emergencia climática, se está acelerando. La aceleración proviene, en parte, por filántropos individuales, grandes fondos de pensiones, personas particulares y diferentes organizaciones que están pidiendo a sus fondos de inversión que quieren invertir en empresas que cumplen estrictamente los criterios ASG.

El mercado de las inversiones ASG va a crecer, y las empresas que siguen estos criterios van atraer más inversión

La inversión en finanzas responsables no será homogénea en todo el mundo. En Europa, seguro que las inversiones en empresas que luchen contra la emergencia climática van a tener mucho recorrido; no sólo empresas de energías renovables, sino empresas que apuesten por la economía circular, empresas que primen una agricultura y ganadería regenerativa, empresas que avancen rápido hacia el objetivo de emisiones cero en 2050, empresas con diseños que utilicen materias primas sostenibles, etc.

Sin duda, también todas las empresas que luchen contra la inequidad social también atraerán a los inversores particulares. En definitiva, las finanzas responsables se van a ver muy influenciadas por los dos grandes retos del siglo XXI, el cambio climático y las desigualdades sociales.

Alfred Vernis es profesor del Departamento de Dirección General y Estrategia de Esade

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