Es el momento de la digitalización, ahora o nunca
O aprovechamos esta coyuntura o perderemos la mejor oportunidad de progreso que hemos tenido en los últimos años
Hace mucho tiempo dejé de preguntarme por qué pasan las cosas, para preguntarme para qué nos pasa lo que nos pasa. Y lo que estamos viviendo es, sin duda, una crisis sin precedentes pero que coincide con el momento de mayor avance tecnológico de la humanidad, de modo que, si sabemos jugar bien las cartas, nos brinda la oportunidad para dar un salto cualitativo enorme en nuestro progreso como sociedad. Pero tenemos que jugar bien esas cartas…
Vivimos uno de los cambios más relevantes de nuestra historia más reciente y, a día de hoy, nos damos cuenta de que —como diría Pablo Neruda— nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. Toca reflexionar, tanto a nivel individual como colectivo, para tomar conciencia de lo que nos rodea, tratar de aprender a vivir con estas circunstancias y, de una vez por todas, construir entre todos una sociedad mejor.
Tras más de 200 días de crisis (global, no lo olvidemos) en nuestro país los datos aún resultan desoladores, no solo en el ámbito sanitario, con una situación delicada, sino también en el entorno económico, donde las previsiones resultan escalofriantes. Resulta evidente que no podemos perder más tiempo y, sobre todo, no podemos permitirnos un segundo confinamiento. Estamos en ese punto de inflexión en el que tenemos que conseguir que la recuperación pase de ser un deseo a ser una realidad y, para ello, tenemos un aliado clave: la digitalización.
Según los datos del informe Economía Digital en España, el tamaño de la economía digital en España se aproximó al 19% del PIB en 2019, situando a nuestro país por encima de la mayoría de los países del mundo; es más, ateniendo a su impacto directo, la economía digital en su conjunto es la actividad que más aporta al PIB después del sector inmobiliario. Además, si seguimos los datos del Banco Mundial, podemos observar que existe una relación directa entre el grado de digitalización de un país y su PIB per cápita. Los últimos meses nos han servido para comprobar de primera mano las oportunidades de progreso y bienestar que ofrece la digitalización. Por eso, merece la pena hacer una apuesta firme por la tecnología, la innovación y la ciencia como país, siempre con la intervención de todos los agentes implicados, públicos y privados, y nosotros, los ciudadanos.
Por supuesto, aún quedan muchas incógnitas y problemas que resolver. Sin ir más lejos, nos estamos enfrentando a la vuelta a las aulas. También aquí la digitalización debe ser un aliado. Tras el análisis de lo sucedido en el primer semestre del año, implantar un plan de educación digital que abarque desde infantil a las titulaciones universitarias, incluyendo la formación profesional, parece más necesario que nunca. El pasado marzo, 10,3 millones de alumnos españoles tuvieron que improvisar su modo de aprendizaje en un tiempo récord y en unas circunstancias excepcionales. Meses después seguimos sin tener una estrategia clara en ese sentido y todo apunta a que las respuestas diferentes en cada comunidad autónoma generará más brechas entre los estudiantes.
La tecnología puede ayudar no solo a superar los principales desafíos que impone este contexto de obligado distanciamiento físico en los centros educativos, sino también a crear un modelo más igualitario, que haga disminuir la brecha que pueda existir entre cada uno de los hogares y enclaves de nuestra geografía. Cabe recordar, por otro lado, que una educación digital no solo tiene que ver con el canal, sino con la adquisición de competencias para el manejo de esa tecnología que, de ahora en adelante, serán condición indispensable para participar en la sociedad.
En cualquier caso, ese proceso de capacitación digital no puede realizarse solo en las aulas. Si queremos estar a la altura de otros países europeos, tanto instituciones como empresas han de apoyar un plan de formación digital y tecnológica de los trabajadores y autónomos. Se ha de impulsar un mercado de trabajo de calidad y promover un plan de digitalización de las pymes, basado en la capacitación, la simplificación de barreras regulatorias, administrativas y de comercio transfronterizo, y la mejora de la colaboración público-privada.
Y todo esto sin olvidarnos de otros aspectos como la creación de las condiciones necesarias para que los actores clave de la innovación y el emprendimiento (startups, corporaciones e inversores) se conozcan, interactúen y generen nuevas oportunidades. O la construcción de un entorno que favorezca y promueva el desarrollo y uso de tecnologías habilitadoras, complementando con herramientas de capacidad de computación y la conectividad del territorio. O la generación de confianza, transparencia y seguridad, estableciendo un marco regulatorio inteligente y armonizado, y adoptando una fiscalidad adaptada al siglo XXI bajo el consenso internacional.
Solo así podemos reducir la brecha digital que separa España de los líderes europeos e impulsar, definitivamente, la economía y el bienestar social de nuestro país. Si momentos críticos como este incentivan el progreso, está claro que no podemos dejar pasar este tren: ha llegado la hora de trabajar conjuntamente, dejar de buscar culpables y encontrar soluciones que nos permitan avanzar en un nuevo mundo en el que nada volverá a ser como antes.
Pero para que esto pueda ocurrir de verdad necesitamos líderes digitales, líderes que sean capaces de unir alrededor de su proyecto a toda la sociedad, contando con las empresas y los ciudadanos. Líderes que antepongan el bienestar de todos al suyo propio. Líderes cercanos, que comuniquen, se rodeen de equipos complementarios, generen confianza y demuestren su compromiso hacia el proyecto común y luchen por lo que es verdaderamente importante para salir de esta crisis.
Nos guste más o menos, nuestra recuperación depende de la ayuda colectiva europea y esa ayuda pone el foco en la digitalización y en la economía verde. O aprovechamos esta coyuntura o perderemos la mejor oportunidad de progreso que hemos tenido en los últimos años.
Carina Szpilka es presidenta de Adigital