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El Foco
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

¿Es hora de un programa de trabajo garantizado en España?

Si nuestra sociedad contempla la escolarización obligatoria y la sanidad universal, ¿por qué no defender una garantía de empleo para quien lo desee?

Ha llegado la hora de lanzar un programa de trabajo garantizado en España? Creemos que sí. Y sustentamos esta opinión en recientes iniciativas tomadas en todo el mundo. En primer lugar, la Reserva Federal de EE UU ha dado un giro de timón a sus políticas de las últimas décadas para dar más importancia a la consecución del pleno empleo que al control de la inflación. En segundo lugar, ha hecho su aparición en el panorama político el llamado Green New Deal, cuyo objetivo es la sostenibilidad del desarrollo en nuestro planeta y el control de las previsibles consecuencias del cambio climático incorporando políticas de pleno empleo para conseguirlo. Es el marco para acoger el programa que proponemos.

Todo esto nos hace pensar que en una sociedad avanzada como la nuestra ya no es una entelequia defender la veracidad de este enunciado: la única manera de conseguir el pleno empleo permanente es la prohibición del desempleo involuntario, y que por tanto se impone la necesidad de implantar un programa que garantice que todo aquel que quiera y pueda trabajar tenga acceso a un puesto de trabajo digno.

Si nuestra sociedad contempla la asistencia sanitaria universal y la escolarización obligatoria a cargo del Estado hasta una edad determinada, ¿por qué no defender que el que quiera trabajar pueda tener garantizado el acceso a un empleo? El derecho a la asistencia sanitaria universal es una prohibición de las muertes por falta de acceso a servicios médicos. Asimismo, el derecho a la educación supone prohibir la falta de una educación básica. Por consiguiente, el trabajo garantizado sería la prohibición del desempleo involuntario. El empleo proporciona a las personas que lo desempeñan dignidad y respeto, en lo espiritual e intelectual, así como la posibilidad de participar en la sociedad mejor y de una forma más activa y eficiente.

En estos días se está presentando la traducción al español del libro En Favor del Trabajo Garantizado, de Pavlina Tcherneva, que con gran profusión de datos y argumentos explica con todo tipo de detalles en qué debe consistir un programa de ese tipo y cómo implementarlo correctamente.

Tras la lectura del libro de Tcherneva podemos concluir que el desempleo masivo que sufrimos desde hace décadas en España, más allá de la crisis del Covid-19, se debe a tres fenómenos.

El primero se refiere a que dicho desempleo es un fenómeno monetario. Esto es así porque en nuestro país hay 3.802.814 personas que ofrecen su fuerza de trabajo a cambio de un salario, pero nadie las contrata.

Segundo, el desempleo en España es un problema político. Este problema se deriva de la falta de soberanía monetaria. Si España emitiera su propia moneda, el Estado podría contratar a los 3.802.814 desempleados, ya que los estados monetariamente soberanos no necesitan recaudar impuestos ni emitir deuda para poder gastar sin restricciones financieras en su propia moneda. Por tanto, el paro en los estados monetariamente soberanos es una elección política. Una España soberana podría tener una política de gasto público que garantizara el pleno empleo permanente por ley.

Tercero, el desempleo en España es un fenómeno administrativo. La mejor manera de organizar una política de pleno empleo permanente en una España soberana sería mediante la implantación a nivel municipal de planes de trabajo garantizado basados en las reservas de estabilización de empleo. De esta manera, en las oficinas de empleo habría siempre una reserva de ofertas de empleo. Por tanto, todo el que acudiera a dichas oficinas saldría de ellas con un empleo de servicio público a cambio de un salario y unas condiciones laborales dignas.

Además, en una situación en la que no se dé una crisis de materias primas, el esquema de trabajo garantizado anterior también serviría como método para alcanzar la estabilidad de precios. El factor trabajo está presente en la creación de todas las mercancías de la economía. Por consiguiente, regulando el precio del trabajo mediante los planes de trabajo garantizado también se estabilizaría el precio de todas las mercancías de la economía. De esta manera el pleno empleo desempeñaría la función de estabilizador automático que ahora presta el desempleo. En tiempos de crisis económica, el tamaño de los programas de trabajo garantizado aumentaría de forma que la demanda y la producción de bienes y servicios no se desplomaría. En tiempos de bonanza económica, el nivel salarial de la economía aumentaría, pero se mantendría cercano al del trabajo garantizado. De esta manera el pleno empleo no solo sería compatible con la estabilidad de precios, sino que la estabilidad de precios sería consecuencia del pleno empleo.

El coste de implantar un programa de trabajo garantizado para 3.000.000 de personas en España con un sueldo bruto de 1.300 euros mensuales sería más o menos de 45.000 millones de euros/año; es decir, aproximadamente el 4,5 % del PIB. A esta cifra habría que restarle los subsidios de desempleo que cobran las personas sin empleo actualmente, lo cual reduciría sustancialmente el coste total del programa. Si además los materiales y servicios con los que se desarrollarían los planes de trabajo garantizado supusieran un desembolso de alrededor de 10.000 millones de euros, el crecimiento del PIB neto sería de entre un 1,8 y un 2,5%. Este crecimiento vendría generado por la producción y el consumo de los tres millones de personas que abandonarían el desempleo. Asimismo, el número de nuevos empleos inducidos por esta actividad supondría la creación de otro medio millón de puestos de trabajo. Por consiguiente, un plan de trabajo garantizado en España costaría más o menos los 45.000 millones de euros a los que nos referíamos anteriormente.

Este tipo de medidas no serían imposibles dentro de la Unión Europea y el euro si la Unión Europea cambiara sus tratados. Sobre todo, sería necesario que el límite de déficit público del 3% establecido por el Pacto por la Estabilidad y el Crecimiento desapareciera. Si eso ocurriera y la Unión Europea reconociese que el nivel correcto de déficit público es aquel que garantiza el pleno empleo sin inflación gracias a los planes de trabajo garantizado besados en las reservas de estabilización de empleo, el problema del desempleo masivo en España podría tener solución dentro de la Unión Europea. No obstante, nada hace indicar que la Unión Europea vaya a reformar sus tratados en ese sentido. Por consiguiente, dentro de la Unión Europea y de la moneda única el desempleo masivo no tendrá fin.

Carlos García Hernández/José Luis de la Fuente O’Connor son Licenciado en Filosofía e Historia por la Universidad Humboldt de Berlín /Profesor de la Universidad Politécnica de Madrid

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