La información no financiera también es importante para las cotizadas
Es de aplaudir que la CNMV destine recursos y esfuerzos a la supervisión de estos informes, tanto para corregir como para prevenir incumplimientos
La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) cumple un importante papel como supervisor de los informes anuales de las empresas cotizadas. Con frecuencia, sus requerimientos de información adicional a las compañías han llamado la atención sobre asuntos que no estaban suficientemente claros en sus cuentas. La CNMV, por ejemplo, pidió explicaciones al Banco Popular sobre el tratamiento contable de la compra de Banco Pastor años antes de la caída del propio Popular, arrastrado en parte por el banco gallego. La entidad tuvo que reconocer que, frente lo que había afirmado inicialmente, pagó una cantidad considerable por una entidad cuyo valor neto era negativo por unos 500 millones. También pidió aclaraciones a las eléctricas sobre la vida útil de sus centrales, o a numerosas compañías sobre el detalle de sus resultados o la situación de sus participaciones. Esa vigilancia aumenta el nivel de transparencia del mercado no solo por las respuestas de los casos concretos, sino también porque provoca que las empresas se esmeren para evitar ser señaladas con el dedo de los requerimientos del supervisor.
En los últimos ejercicios, y en particular este año, están ganando fuerza los requerimientos de la CNMV que no van referidos en sentido estricto a la cuenta de resultados, el balance o la memoria de las cuentas anuales, sino al estado de información no financiera. Es importante esa vigilancia porque, acaso debido a que la regulación de dicho informe es reciente, la información que facilitan las empresas es heterogénea e incompleta con demasiada frecuencia. El estado de información no financiera exige la publicación de datos muy interesantes sobre la brecha de género, el pago de impuestos y el impacto mediambiental de las actividades de las compañías, entre otras muchas cuestiones. Aunque la regulación es algo prolija y quizá convendría revisarla para evitar las exigencias menos útiles, son asuntos que cada vez tienen más importancia no solo desde el punto de vista del aplauso o reproche social, sino también del de los grandes inversores institucionales. Los gestores incluyen cada vez más criterios mediambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) a la hora de poner en las empresas el dinero que mueven.
Por ello es de aplaudir que el supervisor destine recursos y esfuerzos a la supervisión de dichos informes, tanto para corregir como para prevenir incumplimientos. Aumenta la transparencia del mercado y permite a los inversores tener un elemento más para tomar sus decisiones.