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Las fusiones y compras se abren paso al calor de la crisis

La abundante liquidez y la caída de valoración de las compañías se convierten en acicate para nuevas adquisiciones. Los fondos de capital riesgo serán los protagonistas

GettyImages

La crisis del Covid-19 ha provocado el derrumbe global de las cifras de fusiones y adquisiciones empresariales en los primeros meses del año que se han reducido en un 57%. Pero no del todo. El fin de la OPA de la suiza Six sobre Bolsas y Mercados Españoles (BME), la posible fusión entre las farmacéuticas AstraZeneca y Gilead, la OPA de las fondos Cinven, KKR y Providence sobre MásMovil o el acuerdo de Telefónica con Liberty para liderar la telefonía en Reino Unido muestran que el dinero no se deja confinar por la pandemia.

Los pronósticos antes del Covid-19 para 2020 apuntaban a un año más tranquilo en el mercado de fusiones y adquisiciones empresariales. El crecimiento económico iba a ser menor, las valoraciones de muchas compañías eran demasiado elevadas, pero se mantenía inalterado el motor de estas operaciones: la abundante liquidez. Desde la consultora KPMG se mostraban optimistas: “Los bajos tipos de interés, la elevada liquidez disponible por parte de los fondos de private equity nacionales e internacionales y el apetito de la banca tradicional y los fondos de deuda por seguir financiando las operaciones corporativas” apoyaban esta visión, aunque con un cariz más selectivo que en pasados años.

Y esa liquidez junto con unos precios más bajos de las empresas son ahora los acicates para nuevas operaciones empresariales. Eso sí, los expertos piden algo de tiempo para ver cómo evoluciona el Covid-19. Para Javier Méndez Llera, secretario general del Instituto Español de Analistas Financieros (IEAF), “son tiempos de compra. Los niveles de valoración de los mercados se habían ido claramente por encima de las medias. La historia se repite, máxime con las altísimas cantidades de liquidez que mantienen muchos fondos de inversión privados, que serán los verdaderos protagonistas de las próximas operaciones”.

Juan López del Alcázar, socio responsable del área de Transacciones de la consultora EY explica que hay mucha liquidez pendiente de oportunidades, “pero pensamos que aún hay que esperar a septiembre para que se clarifique la situación y empecemos a ver un aumento importante de operaciones. Eso sí, se centrarán en empresas medianas y será difícil ver megaoperaciones con procesos complejos de financiación”.

Tecnológicas, alimentación y salud son los sectores más atractivos para una compra

Son dos los principales actores en este proceso de concentración empresarial como explica Axel Fornieles, jefe de M&A de Crédit Agricole: “El private equity sigue teniendo mucho interés y liquidez, pero también las compañías tendrán que ajustarse a la nueva realidad, y por tanto realizar movimientos corporativos. Allí donde se crucen los intereses, veremos operaciones próximamente”.

El propio concepto de crisis va asociado en el mundo empresarial a cambios, a búsqueda de oportunidades. Así, no solo el capital riesgo sino que también las propias empresas buscan opciones para crecer, reforzar su presencia exterior o reestructurase mediante compras o fusiones con otras compañías. Tal vez el reverso de esta moneda sea el anuncio de nacionalizaciones, donde es el dinero público el que sale al rescate de una compañía con problemas.

François Rameau, responsable en España de Crédit Agricole, explica que “cualquier crisis ciertamente representa un desafío y crea dificultades, pero también oportunidades. En algunos sectores esta crisis acelerará la consolidación”. Juan López del Alcázar coindice en esta visión ya que “las situaciones de crisis tienden a fomentar los movimientos de consolidación en aquellos sectores donde existen economías de escala y sinergias de costes. Además, en entornos de crisis, donde la financiación es más difícil de conseguir, tienden a producirse fusiones o compras con pago en acciones de la sociedad compradora, precisamente por las restricciones de capital”.

Oriol Pinya, vicepresidente de la Asociación Española de Capital, Crecimiento e Inversión (Ascri) considera muy habitual que en momentos de caída del valor de las empresas otras se interesen por ellas, aunque no siempre se llega a un acuerdo. “Hay que pagar un justo precio. Creo que en los próximos meses se irán produciendo ajustes entre la oferta y la demanda, y luego volveremos a la normalidad en las operaciones. Es parte de la economía. El capital riesgo puede ayudar mucho en esta crisis porque su objetivo es adquirir empresas medianas y hacerlas crecer”, explica.

La adquisición de compañías estratégicas afrontará muchos obstáculos políticos

Sectores en el punto de mira

Uno de los sectores que vivió una mayor consolidación en la pasada crisis de 2008 fue el bancario. Un fenómeno que se conoció a escala nacional pero que los expertos no prevén ahora. François Rameau explica que la situación no es comparable para la banca, que entonces era parte del problema y que ahora será parte de la solución. “Eso sí, la escasa rentabilidad de la banca y un aumento de la morosidad podría dar lugar a movimientos de consolidación”, añade. Javier Méndez Llera apunta que “no podemos hablar todavía de un verdadero mercado único bancario (entre otras cosas, a falta de implementar el fondo de garantía europeo de depósitos). Es probable que las instituciones financieras, por el momento, sigan antes con un proceso de reforzamiento de sus capacidades tecnológicas. Esto no es 2008. La solvencia y la supervivencia de las instituciones no es un elemento crítico en este momento”.

El vicepresidente de Ascri apunta a los sectores de tecnología, salud y alimentación como los más interesantes para vivir fusiones y adquisiciones. “Con la crisis del Covid-19 se va a apostar mucho por tecnología y salud, mientras que la alimentación es un grupo que ha demostrado su fortaleza: comer, hay que comer siempre”, explica.

El responsable del área de Transacciones de EY apunta a los sectores de infraestructuras y el de renovables. “Pero también creemos que serán los sectores menos expuestos a los efectos de la crisis los que en un principio acaparen la atención inversora, como el de alimentación o compañías B2B bien posicionadas en el exterior”. Axel Fornieles, de Credti Agricole, explica que los sectores que menos se han visto afectados por el Covid continúan siendo los más activos. “Estos son principalmente, TMT (Tecnología, Medios y Telecomunicaciones), utilities, infraestructuras sin riesgo de demanda y la salud”, concluye.

El tamaño importa

El tamaño de las compañías es un tema en permanente debate y una crisis como esta puede dar lugar a mayor concentración y al nacimiento de nuevos conglomerados empresariales que acumulan demasiado poder y son cuestionados por su riesgo sistémico. El momento parece propicio. Juan López del Alcázar puntualiza que “el tamaño es muy importante, pero lo ideal es ser un gran especialista. El mercado ya se ocupa de desmontar aquellos conglomerados que no sean eficientes, porque siempre salen empresas especializadas que erosionan algunas partes de su negocio”.

Para Javier Méndez Llera no hay tal amenaza: “Seguiremos en una economía donde primarán las capacidades empresariales tradicionales en torno a la innovación, el posicionamiento de mercado, la calidad de producto, gestión... Todo ello por encima del tamaño. Seguirá habiendo lugar para pequeños y gigantes en los distintos sectores. Eso sí, de entrada, la solidez en términos de liquidez y solvencia será mucho más valorada que antes por analistas e inversores”.

Uno de los aspectos más controvertidos lo protagonizan los gobiernos con su deseo de impedir compras de compañías nacionales de interés estratégico a precios de ganga. Esta misma semana se conocía que Bruselas extremará las medidas de control para que no tomen posiciones destacadas inversores extracomunitarios. Unas medidas que suelen coincidir con momentos de caídas bruscas de los mercados y que se extienden a prácticamente todos los países del mundo. Los expertos coinciden en que estas cortapisas son un freno a las operaciones corporativas. Después de todo, los sectores estratégicos protegidos no “suelen ser donde los inversores más oportunistas se suelen fijar”, apunta Javier Méndez Llera.

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