Ana Botín, una receta para la tortilla y otra para salir de la crisis
La presidenta de Banco Santander entra en la cocina de El Qúenco de Pepa para apoyar al sector de la restauración
A Ana Botín no le importa entrar en la cocina y empatizar con uno de los sectores más castigados por la crisis del coronavirus, como es el de la restauración. Con datos publicados en su perfil de LinkedIn, la presidenta del Banco Santander afirma que se trata de un negocio que aporta el 11% del PIB y da empleo a 1,5 millones de personas en España. Y para mostrar su apoyo, pero también para dar a conocer los planes que tiene la entidad financiera con este colectivo, Botín no ha dudado en presentarse en el Qüenco de Pepa, restaurante ubicado en la calle Henri Dunant, en el distrito de Chamartín, que da trabajo a 33 personas y al que espera volver pronto a cenar, y ponerse al frente de los fogones con su propietaria, Pepa Muñoz, presidenta de Facyre (Federación de Asociaciones de Cocineros y Reposteros de España).
La presidenta del banco llega al restaurante, ataviada con la mascarilla de seguridad, que se quita por indicación de la propietaria del restaurante y bajo la recomendación de mantener ambas la distancia de seguridad. Es Muñoz la que le invita a cocinar algo, aunque también advierte que le han dicho que Botín no sabe cocinar nada. La ejecutiva se sorprende y le revela que sabe hacer tortilla. “Y buenísima, tengo mi receta, por cierto”. Antes de entrar en faena, la cocinera le comunica que van a utilizar patatas de su huerta, y Botín añade que el corte del tubérculo debe ser irregular porque así cuesta hacerla más una parte que por otra.
A pie de fogones, la presidenta de la entidad se interesa por cómo decide Muñoz montar su propia empresa y se sorprende que tenga que pagar 33 sueldos al mes, cuando la empresa que gestiona ella tiene casi 200.000 nóminas. “Me encontré un negocio familiar, somos seis hermanos, y lo que quería hacer es mi cocina. Tengo una persona a mi lado, que es Mila, que es todo en mi vida, y fue la persona que me animó. Yo ya tenía la idea de que quería emprender”, confiesa Muñoz.
Mientras las patatas se fríen en la sartén, Botín sigue indagando sobre cómo ha vivido la empresaria estos meses de confinamiento y de cierre del restaurante debido a la pandemia. “Nosotros, los hosteleros en general, los cocineros, tenemos dos familias, mi pareja y mis hijas, y mi equipo. Yo empiezo con vosotros, con el banco, hablamos de un ICO, hablamos con el casero, a todos los que no han cobrado el ERTE le hemos adelantado el dinero. A mí al principio me preocupaba individualmente, ahora me preocupa mucho más todo el sector, porque esto se ha alargado muchísimo, y no se puede alargar más”.
En este punto, la cocinera explica su colaboración con la ONG de José Andrés, World Central Kitchen, con la que ha servido en Madrid 2.800 comidas todos los días. “Cuando estás tan cerca de esto, ves la necesidad y la dureza. Yo conozco familias enteras que viven de la hostelería”. Mientras, Botín, con el delantal puesto, bate huevos, los mezcla con la patata y lo vuelca todo en la sartén, le pregunta sobre las medidas que adoptaría, además de intentar volver a la normalidad. “Tendría que haber orientadores del negocio”. A lo que la banquera le responde, mientras Muñoz le da la vuelta a la tortilla, que es algo que ella ha hablado con su equipo: “Podemos ayudaros no solo con liquidez, sino también con asesoramiento. Si tienes un nivel de deuda, qué puedes hacer, cuánto más puedes tomar, cómo gestionarlo, el equipo y negocio”.
Con la tortilla en la mesa y mientras alaban lo jugosa que les ha quedado, aparece en escena Mila Nieto, la otra socia del Qüenco de Pepa, con tomates y acelgas con el agua de la poza. La curiosidad puede con Botín que no duda en preguntar cómo Muñoz conoció a su pareja: “A través de un grupo de amigas, hace más de veintitantos años. Es mi socia de la vida y del negocio”. Dicho esto. a la presidenta del banco le preocupa si esto no genera roces en la visión empresarial. “Respetamos mucho nuestras parcelas. Si algo valida lo que estamos haciendo es que la rotación que tenemos es de cero en 12 años”.
Para terminar, Botín insiste en otro tema cómo es la importancia de reducir la incertidumbre y las reglas para poder planificar, pero sobre todo hace hincapié en la necesidad de ser responsables, de la misma manera que se ha sido para estar en casa, para salir ahora fuera. “Necesitamos la solidaridad de los vecinos”, le responde Muñoz. En este sentido, la presidenta de Santander no duda en afirmar que cuando le preguntaban si trabajador o empresa, lo tenía claro, ya que ambos “están muy unidos y hay que trabajar en la misma dirección”.
Antes de la despedida, una última confesión por parte de Botín: “Esta es la parte más divertida de mi trabajo, ver personas, ver negocios. Esta es la economía española hoy por hoy, y tenemos que hacer que se vea”.