Gloria Guevara (WTTC): "España no debe estigmatizar al turista británico frente al alemán"
"Las cuarentenas son una invitación a los turistas para que no vengan. Hasta que haya vacuna, la pandemia solo se podrá controlar con test masivos y rastreadores"
En 2019, el turismo movió a 1.400 millones de viajeros en todo el mundo, empleó a 330 millones de personas y generó ingresos por valor de casi 8 billones de euros. El tsunami del coronavirus ha tirado por tierra un crecimiento sostenido y continuado desde la anterior crisis de 2009. Las cifras que maneja el Consejo Mundial de Turismo y de Viajes (WTTC por sus siglas en inglés) es que al cierre de 2020 se perderan 1.000 millones de turistas, retrocediendo a los niveles registrados en 1990, 100 millones de empleos (un tercio de los actuales 330 millones) y 2,4 billones de euros en ingresos. Gloria Guevara, presidenta del WTTC, cree que hasta no haya una vacuna, el único camino para controlar la epidemia pasa por hacer test masivos y tener rastreadores para aislar a los enfermos y a los contagiados. Y anticipa que las empresas solo sobrevivirán si los países donde operan les apoyan con financiación y rebajas de impuestos.
- R. China fue la primera nación en sufrir el impacto del virus y ya empieza a ver la luz al final del túnel. España e Italia empiezan a salir de lo más profundo y ahora allí están EE UU, Brasil o Reino Unido. ¿Cuál cree que va a ser el perfil de la recuperación?
- R. Se recuperarán primero aquellos países que hayan protegido a los trabajadores y a las empresas para evitar cierres. En primer lugar la recuperación será nacional con turismo doméstico como está sucediendo en China; luego será regional, con los corredores turísticos, como el creado por Australia y Nueva Zelanda para conectar destinos limpios de coronavirus, y finalmente llegará el internacional. Pero para que todo esto suceda hacen falta cuatro cosas: trabajo coordinado, apertura de fronteras, protocolos sanitarios y un sello para los destinos que los han implementado.
- R. Ha habido muchas estrategias para combatir el virus desde los encierros masivos en domicilios, los negacionistas de la enfermedad como Trump o Bolsonaro o países como Corea que han optado por aislar a los enfermos. ¿Cuál cree que es la mejor vía para acabar cuanto antes con la pandemia?
- R. La pandemia solo se podrá controlar con test masivos y rastreadores. Es lo más efectivo para hacer un seguimiento de los contagiados y de todo su entorno. Es fundamental aislar a los enfermos y que la gente cuente con aplicaciones en los móviles para ser controlados. Solo hay 6 millones de contagiados en una población mundial de 7.000 millones de personas. Si se aisla a esa población se habrá hecho una parte muy importante del trabajo. Hay experiencias exitosas, como la realizada en Islandia, en la que no hay contagios porque se hacen test masivos, se pone en cuarentena a los contagiados y se rastrea a los contactos de los enfermos. Ese es el camino. La segunda parte es conseguir una vacuna. Pero hasta que llegue es fundamental el apoyo público en tres áreas fundamentales: empleo, financiación e impuestos. Es importante evitar lo que sucedió en la crisis de 2009, que haya despidos masivos y para ello la figura de los ERTE es muy importante: suspender el empleo y tratar de recuperar poco a poco a los trabajadores. También es vital el apoyo en créditos, ya que los ingresos no van a volver al mismo tiempo, y la exoneración de impuestos, con aplazamientos o condonaciones.
- R. En el WTTC han examinado todas las crisis que ha vivido en el turismo en la historia reciente. ¿Cree que está será la más importante?
- R. Hemos evaluado 90 crisis que han sucedido en los últimos 20 años y su impacto en el turismo. Hasta este momento todas habían sido regionales y ninguna tuvo una afectación global como el coronavirus. El tiempo de recuperación en cada una fue diferente. En los atentandos del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York se implementaron muchas medidas de seguridad sin coordinación y sin contar con el sector privado y esa falta de estandarización afectó mucho a la confianza del turista. En algunos aeropuertos había que quitarse los zapatos, en otros no se aceptaban plásticos y en otros los móviles. Por ello la recuperación se retrasó entre cuatro y cinco años. En la Gran Recesión de 2009, el impacto fue más duradero, pero la recuperación solo duró 18 meses, porque hubo un esfuerzo combinado sin precedentes hubo un esfuerzo coordinado sin precedentes.
- R. España ha sido uno de los países que ha fijado una cuarentena para el turismo extranjero. ¿Cree que es una medida acertada?
- R. No. Las cuarentenas son una invitación para que los turistas no vengan. No hay que dar el mensaje de que no son bienvenidos o que los viajeros de uno u otro país están vetados. Ahora toda Europa, incluido España se ha concentrado en Alemania, y estan obviando el resto de destinos. España se debe abrir al mercado británico y no estigmatizarlo frente al alemán. El coronavirus ataca a todas las nacionalidades. Si se miran las cifras en Reino Unido hay 270.000 contagiados sobre una población de 68 millones de habitantes. Esto no representa ni el 0,4% de la población. Lo que hay que hacer es realizar test masivos en origen y coordinarse entre todos los países para que los test hechos en Reino Unido sean aceptados en España y viceversa. Estigmatizar es lo peor. Cuando empezo a hacerse con la población en China en el principio de la crisis, hubo muchos ciudadanos que optaron por esconder sus síntomas.
- R. ¿Cómo valora la reacción de España frente a la pandemia?
- R. España ha tratado de reaccionar con la información disponible. Siento que en España hace un par de semanas el asunto se convirtió en una cuestión política. Creo que no debe hacerse, ya que es una industria que afecta a millones de personas y no debe tener una agenda de partidos. Ahora tiene que tomar decisiones y creo que es fundamental que trabaje y u cuente más con el sector privado. Lo que sí que creo es que, en el caso del turismo, parte con desventaja con respecto a otros destinos como EE UU o China, que solo dependen en gran medida del turismo doméstico. Antes del coronavirus, esta diversificación era una fortaleza porque no dependía solo de un mercado.