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Iberdrola coloca 200 millones en bonos ligados a su acción al coste más bajo de su historia

Es la tercera operación en el mercado de capitales de la eléctrica durante el estado de alarma

Ignacio Galán, presidente de Iberdrola.
Ignacio Galán, presidente de Iberdrola.

Iberdrola ha colocado 200 millones de euros al menor coste de su historia. La emisión, que devengará un cupón anual del 0%, implica una rentabilidad a vencimiento para el inversor del -1%, debido al elevado al que se han vendido. Pero existe un truco. El bono está ligado a la evolución de la acción de la compañía que preside Ignacio Galán, la deuda incorpora una opción que se podrá ejecutar en fechas cercanas al vencimiento fijado para el 11 de noviembre de 2022.

Así, si la cotización de Iberdrola supera en la fecha de vencimiento los 8,4641 euros por acción, los inversores se embolsarán la diferencia. El jueves, Iberdrola finalizó por encima de esa referencia: a 9,62 euros. El funcionamiento es similar al de un bono voluntariamente convertible,  a partir de un umbral compensa transformarlo en acciones porque estas cotizan por encima del precio de conversión.

Pero aquí no hay metamorfosis. "No se requiere en ningún caso la emisión de nuevas acciones de la compañía, por lo que la participación de los accionistas no se diluirá", sentencia Iberdrola. Iberdrola abonará la diferencia con dinero contante y sonante, no les entregará acciones. 

Estos 200 millones son la continuación de unos bonos que la energética colocó en noviembre de 2015. En la jerga, este producto se denomina convertible sintético. La extrema volatilidad de las Bolsas concede un gran atractivo a estas emisiones y la deuda se vende a precios muy interesantes para el emisor. Los compradores, normalmente fondos de inversión y hedge funds especializados en canjeables, están ávidos de este tipo de productos. Es una fórmula de participar en la subida de la Bolsa a futuro sin apenas riesgo.

El emisor, por su parte, anula el riesgo que tiene de que sus acciones suban por encima del nivel fijado con una opción de compra de sus propios títulos. Adquiere ese derivado a los bancos, pero aun así su coste es muy inferior que el que registraría si lanzara un bono clásico.

Iberdrola afirma que el coste final de la operación es inferior al -1% y que los nuevos bonos, que cotizarán en la Bolsa de Fráncfort incorporan una opción para sus tenedores por la que podrán, desde el 12 de julio de 2022 hasta el 3 de octubre de 2022, recibir un pago en efectivo a modo de liquidación. Ahora mismo, los dueños tienen una ganancia potencial superior al 13%, puesto que el precio de la acción se sitúa ese porcentaje por encima del precio de ejercicio. Pero está por ver cómo se comporta la acción en los próximos dos años.

Iberdrola ha contratado a Barclays Bank como entidad directora de esta operación para hacer frente a los pagos que se puedan derivar de la decisión de los tenedores de los bonos de ejecutar la opción, así como para la compra de una opción de cobertura idéntica a la opción implícita vendida a los inversores en el bono.

Iberdrola fue la primera compañía en desafiar al coronavirus con una emisión por 750 millones de euros en bonos verdes a cinco años el pasado 2 de abril. Días después volvió al mercado con una colocación de su filial estadounidense, Avangrid, por 750 millones de dólares y a un lustro. La actual es la tercera operación.

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