Luces largas
Hay que analizar los daños
Entramos con cierto optimismo en fase de la des escalada de las medidas de contención de la pandemia. Los datos sanitarios empiezan a ser más positivos y la vuelta a la normalidad puede ser más rápida de lo que parece. De hecho hay ciertas indicaciones de que lo peor ha quedado atrás. Pero hay que tener cautela, pues hay muchas cuestiones abiertas.
Hay que analizar los daños
En primer lugar hay que analizar los daños tras más de dos meses y medio de confinamiento. Hay que tener en cuenta que todas las economías van a entrar en recesión. La única economía que puede terminar el año con crecimiento del PIB positivo es China. Así, esperamos que el PIB mundial se contraiga 6,3% este segundo trimestre respecto a 2019 y 3,2% en el conjunto de 2020, para volver a crecer 6% en 2021. En EEUU puede caer 5,3% en 2020 y crecer 6,6% en 2021 -sus medidas monetarias y fiscales parecen estar siendo más efectivas, pero es pronto para considerar signos de estabilización y es difícil que su desempleo vuelva a niveles del 5% en 2021-. Sin embargo en China el crecimiento puede ser 1,2% positivo este año y 9,5% el que viene.
Con todo esto prevemos caída de beneficios de hasta 40% en términos anuales en 2020, con recuperación en 2021.
Además tras una caída sin precedentes y un rally igualmente sin precedentes, observamos mucha dispersión entre mercados y sectores, siendo mejor el comportamiento del sector salud y tecnologías de la información y los peores energía y bancos. Teniendo en cuenta que la recuperación ha sido mucho mayor de lo que esperábamos la renta variable de EEUU está en menos 10% lo que va de año, la europea menos 20 % y los emergentes menos 25 %. Incluso con esto los mercados parecen descontar recuperación en "V". Pero el empleo se ha reducido en 36 millones en EEUU en sólo siete semanas y su tasa de paro puede llegar al 20% -el máximo fue del 25% en 1932 durante la Gran Depresión-. Dada la correlación negativa histórica entre comportamiento de las acciones globales y desempleo en EEUU el mercado debiera haber caído más.
Estamos en crisis de solvencia, no de liquidez
Al mismo tiempo tenemos que ser conscientes de que estamos en una crisis de solvencia no de liquidez, pues los bancos centrales han hecho sus deberes.
Ahora es fundamental que los gobiernos proporcionen el estímulo necesario. Al respecto en Europa la aprobación de un fondo de rescate europeo no está clara, pues los países del Norte tratan de poner condiciones más duras a los del Sur. En cualquier caso la dotación del tal fondo, de medio billón de euros, parece relativamente escasa comparada el estímulo fiscal que EEUU ha puesto en marcha en mes y medio.
Paciencia al buscar oportunidades
El caso es que consideramos que los mercados han corrido mucho. En concreto por valoraciones estimamos que las acciones, sin tener en cuenta los riesgos, están marginalmente baratas frente a bonos para los próximos doce meses. Más aún, las acciones por el índice S&P 500 EEUU están básicamente caras.
Así que hay que tener paciencia al buscar oportunidades.
De manera defensiva sobre ponderamos deuda del Tesoro de EEUU. Sin embargo el resto de bonos de países desarrollados muestra rentabilidad a vencimiento negativa, excepto Italia y España. Aunque estamos más positivos en crédito grado de inversión, especialmente de EEUU, dado que el riesgo de liquidez es mínimo ante el soporte de la Reserva Federal, infra ponderamos deuda de alta rentabilidad, cuyos diferenciales no han llegado a los altos niveles de 2009.
De todas formas ciertos sectores y mercados nos gustan, como acciones suizas y de Reino Unido. Suiza tiene la mayor proporción de acciones defensivas –empresas farmacéuticas y de consumo básico- por sector industrial entre los mercados principales de renta variable y Reino Unido cuenta con empresas defensivas de gran capitalización que cotizan con valoraciones atractivas. Nuestra mayor sobre ponderación es en salud y en menor grado sectores financieros y sistemas de comunicación, pero infra ponderamos sectores industriales. En activos de mercados emergentes estamos menos positivos, excepto Asia, especialmente China, tanto por acciones como deuda soberana -está ultima ha proporcionado 4% lo que va de año-.
Ahora bien, para reducir volatilidad, el inversor debe intentar dejar la gestión en manos profesionales y tratar con un asesor a alternativas en determinadas estrategias multi-activos flexibles conservadoras, donde el gestor varía el peso de la exposición a diferentes activos de forma táctica, lo que puede ser interesante a corto plazo.
Planificar a medio y largo plazo
Aunque hay que prestar atención a posibles efectos secundarios a largo plazo, en tres a cinco años las acciones deben comportarse mejor que los bonos. De hecho, si ponemos las luces largas, hay oportunidades.
Efectivamente, el inversor tiene la obligación de planificar sus inversiones a medio y largo plazo. En este sentido tenemos que pensar en el nuevo normal de distancia social y virtualidad del trabajo y aficiones. Van a cambiar los hábitos y se va a exacerbar la tendencia al comercio electrónico y entretenimiento en línea. Al respecto encontramos en la digitalización negocios de pocos activos fijos y abundante flujo de caja, que aprovechan el aumento del tráfico en Internet. Además biotecnología y salud son industrias globales claramente ganadoras, pues la orientación a la salud va tomar mucha mayor relevancia.
A ello se añade que, con la política fiscal expansiva, va aumentar la inversión en infraestructuras, sobre todo verdes y está habiendo interés acelerado en la sostenibilidad con impacto, donde es posible hay ir más allá de contabilizar las emisiones de CO2 y ser capaz de tener en cuenta la huella media ambiental completa global de las empresas.