Los Grammy también se forman en Valencia
La escuela de música estadounidense Berklee, un referente mundial, tiene desde 2012 sede en España
Es una de las escuelas de música con mayor reputación del mundo. Berklee College of Music fue fundada en Boston (Estados Unidos) en 1945 por el pianista e ingeniero del Massachusetts Institute of Technology (MIT), Lawrence Berk, con el deseo, además de ser una institución sin ánimo de lucro, de instruir a profesionales en sus carreras, a través de la formación y de la práctica de la música contemporánea, que en aquel momento era el jazz. La idea fue revolucionaria, ya que era algo que no se ofrecía en los conservatorios ni en otras escuelas. El centro fue pionero también en ser el primero que incluyó la guitarra eléctrica en los planes de estudio, además de crear un departamento de tecnología musical, un área de bandas sonoras de películas y diversas disciplinas, desde la composición a la producción musical.
Por sus aulas han pasado desde el poderoso compositor Quincy Jones, productor, entre otros, de Frank Sinatra o Michael Jackson; Alan Silvestri, autor de la banda sonora de Forrest Gump o de la trilogía de Regreso al futuro; la pianista y cantante Diana Krall, el cantautor dominicano Juan Luis Guerra; Howard Shore, compositor de El señor de los anillos o El silencio de los corderos; Ramin Djawadi, creador de la impactante música de Juego de tronos, o el músico John Mayer.
Fuera de Estados Unidos y desde 2012, la segunda sede principal del centro se encuentra en el Campus de la Ciudad de las Ciencias, en Valencia, emplazamiento con una gran tradición musical, de bandas de viento, “que sabíamos que nos iba a acoger con los brazos abiertos por compartir el mismo ADN, ya que tenemos una compenetración con el sector artístico importante”, explica la directora de la escuela, María Martínez Iturriaga, que destaca la faceta visionaria de los gestores de esta institución. “El presidente se dio cuenta de que era importante que el alumnado y el profesorado tuviera un componente internacional más allá de las fronteras de Boston, por lo que se buscó un destino atractivo, con un entorno enriquecedor, seguro para los alumnos y con capacidad para atraer y retener el talento”.
Berklee Valencia acoge cada año a 300 alumnos de 40 países. De estos, 150 proceden de la escuela de Boston y el resto cursan algunos de los programas máster, de septiembre a julio, en gestión global del entretenimiento y de la música, en producción musical, tecnología e innovación, en música contemporánea y en composición para cine, televisión y videojuegos que ofrece el centro. El precio de la matrícula de un máster es de 42.000 dólares (38.745 euros) y el de un curso de grado es de 20.000 dólares (18.450 euros). “Somos una fundación sin ánimo de lucro, que lo que pretende es ampliar el acceso a las personas con talento, por lo que nuestro programa de becas es amplio, ya que destinamos dos millones de dólares por curso a ofrecer ayudas”, afirma Martínez Iturriaga, que detalla que el 80% de los alumnos de la escuela recibe alguna beca, en función del mérito y de criterios financieros.
Pianista de formación, la directora del centro lamenta que apenas el 5% de los alumnos de la escuela sean españoles. “Talento en Europa hay muchísimo y hay una formación muy buena, pero creo que influye que la mayoría no sabe que existimos y que dedicarse a la música sigue siendo una carrera profesional poco valorada en el ámbito social. Existe falta de información, porque realmente hay muchas salidas profesionales vinculadas con otras disciplinas”. En este sentido, también señala todas las enseñanzas que se extraen y las habilidades que se desarrollan al estudiar una carrera musical. Por ejemplo, “la creatividad, la disciplina, la resolución de problemas, la comunicación o la capacidad de liderazgo, habilidades que se pueden transferir a otros campos profesionales y personales”.
En cuanto a la crisis sanitaria y de distanciamiento impuesto por el coronavirus, que ha trasladado la formación al entorno tecnológico, afirma que el gran dilema ahora es ver cómo se va a reemplazar la experiencia de tocar en grupo. “Debemos centrarnos en la esencia del aprendizaje. Nuestro programa de verano online está teniendo éxito porque lo importante es explicar cómo va a ser esa experiencia y saber que es posible emocionar con la música”. Porque, a pesar de todos los infortunios que se están viviendo, “la música está siendo medicina para el alma”.