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Covid-19

Cómo afecta el parón total de la economía a cada sector

Construcción e industria, los sectores más golpeados por el decreto de emergencia

Una parada de autobús en las inmediaciones del Hospital de Sant Pau, en Barcelona.
Una parada de autobús en las inmediaciones del Hospital de Sant Pau, en Barcelona. Europa Press

Tras una moratoria de 24 horas decidida rozando la medianoche del lunes, hoy la actividad económica de España está restringida a los servicios esenciales. Esta medida extrema y sin precedentes, adopatada para contener la propagación del Covid-19, supone la parálisis de la mayor parte de la economía nacional, salvando aquellos sectores apuntados por el Ejecutivo: alimentación, sanidad, comunicaciones y algunos transportes. Para el resto de las empresas se abre un panorama desconocido si bien algunos sectores, muy especialmente el turismo, la distribución no alimentaria y la hostelería, ya estaban paralizados por la orden de confinamiento.

El de la construcción es uno de los más afectados, con 1,26 millones de trabajadores y un peso en el PIB del 10%. Si durante el estado de alarma se permitió la actividad, tanto en la obra pública como en la privada, se estima ahora que más de un millón de trabajadores se quedarán en casa hasta el 9 de abril. 

Los contratistas de obra pública tienen parte de los costes garantizados por la suspensión de contratos, así como la vuelta a los trabajos sin que haya corrido el plazo de ejecución. Más desprotegidas han quedado las subcontratas, habitualmente constructoras regionales de tamaño mediano, y los suministradores de materiales. Entre las grandes cotizadas la alta dedicación a la prestación de servicios, donde se está intensificando la actividad, se ha convertido en salvavidas. Con menor diversificación y difícil acceso a financiación externa, la crisis se prevé más severa entre las constructoras del mercado residencial.

La industria, por su parte, se enfrenta al escenario más temido: el parón por decreto. El sector del automóvil ha había echado el cierre a buena parte de la actividad, con ERTEs decretados para 60.000 trabajadores. Pero la prohibición de actividades no esenciales supone un problema  añadido, especialmente para los fabricantes de bienes intermedios con clientes que no se ven afectados por el parón. El sector siderúrgico, con 50.000 empleos, debe asumir el coste económico y la complejidad técnica de apagar los altos hornos.

Hay menos cambios en el sector de las comunicaciones, puesto que las telecos, servicios audiovisuales e informáticos se han mantenido entre los servicios esenciales. Las grandes compañías tienen trabajando en su conjunto a más de 18.000 personas con la tarea de salvaguardar los servicios y la red ante el fuerte crecimiento del tráfico como consecuencia del teletrabajo y el ocio en el hogar de las personas confinadas.

Los transportes, donde los desplazamientos ya se había visto muy limitados durante el estado de alarma, registran una reducción aún mayor de los movimientos. En la hora punta de la mañana de ayer viajaban en trenes de Cercanías en Madrid un 40% menos de viajeros que el lunes anterior, y la entrada de vehículos ligeros se redujo un 30%.

En el sector de las tecnologías de la información predomina el teletrabajo, modalidad que no se ve afectada por las restrucciones del Gobierno dado que no implica contacto social. Y precisamente la demanda de equipamiento por este motivo hace que la comercialización de equipos tecnológicos se considere un servicio esencial.

Tampoco se registran cambios en los sectores alimentario y de distribución, cuya actividad ya se había visto condicionada por el decreto del Estado de alarma. El textil, por ejemplo, estaba cerrado y sigue cerrado, como la hostelería. Por el contrario, la distribución de alimentos y bienes de primera necesidad sigue garantizada. El real decreto, asimismo, contempla entre las actividades esenciales la “distribución y entrega de productos adquiridos en el comercio por internet, telefónico o correspondencia”, lo que sigue dejando abierta la vía del comercio online, incluso para los restaurantes.

La banca se sigue considerando un servicio esencial, por lo que seguirán abriéndose oficinas para operaciones que requieran presencia física. No obstante, la operativa se reducirá al mínimo: BBVA tiene trabajando en oficina al 17% de su plantilla en sucursales, y Santander ha cerrado la mitad y en otro 25% de la red solo se abre lunes y jueves.

El sector energético, esencial por definición, apenas se verá afectado por el parón que se deriva del real decreto del domingo, aunque con la caída de la demanda que se corresponde con el parón de actividad. Sí se suspenden, durante 15 días, las obras de construcción de los proyectos de renovables en marcha, así como la fabricación de material para estas instalaciones: aerogeradores o placas solares.

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