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Mario Alonso Puig: "El coronavirus nos ha igualado a todos"

Médico y experto en inteligencia emocional, ofrece una serie de consejos para superar esta crisis

Mario Alonso Puig.
Mario Alonso Puig.
Paz Álvarez

Especialista en cirugía general y del aparato digestivo, Mario Alonso Puig (Madrid, 1955) se ha volcado en el estudio de la inteligencia humana y la psiconeurobiología. Reconocido conferenciante en temas sobre el desarrollo del ser humano a través de la inteligencia emocional, la motivación y el liderazgo, es miembro de la Academia de Ciencias de Nueva York y de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, además de autor de varios libros, entre ellos, Madera de líder, o Reinventarse: tu segunda oportunidad. En la actualidad preside el IE Center for Health, Well-Being & Happiness., un centro que pretende, con un enfoque holístico y científico, mejorar el rendimiento y la felicidad de los alumnos y los profesionales de IE University.

R. ¿Cómo se debe afrontar una crisis imprevista de la magnitud de la que estamos viviendo?
R. Cualquier situación inesperada produce estado de shock. Lo que estamos viviendo parece ciencia ficción. Y es normal que el ser humano entre primero en una fase de negación, de decir esto no me puede estar pasando a mí. Más tarde llega la ira, el enfado, el resentimiento, el pensar que en el pasado pudimos hacer más, pudimos ahorrar más o ser más previsores. Es cuando nos atascamos en esa fase de tensión, nos enfadamos con la vida. El estado de rebeldía es un estado lógico, pero desde el punto de vista mental y físico es negativo. De esa primera etapa de enfado hay que pasar a una fase de aceptar la realidad, enfocarse en esta nueva situación y ayudar a las personas.
R. ¿Por qué es tan importante activar ese cambio?
R. Porque en un estado de rebeldía sostenida se activa el sistema nervioso simpático, y esa activación produce un daño en la salud sobre todo si es por un tiempo prolongado, ya que se libera la hormona cortisol, que no es buena para el cuerpo. Porque lo importante ahora es no enfermar.
R. ¿Qué tipo de enfermedades se pueden contraer en este estado?
R. Cualquier enfermedad puede intensificarse o desencadenarse cuando se produce una reacción de este tipo sostenida en el tiempo. Cuando una persona permanece en un estado de irritación constante hay un cambio en el riego sanguíneo del cerebro. Y todas las capacidades ejecutivas del cerebro pueden verse mermadas por ello. Es el momento para aprender cosas nuevas, por ejemplo, a manejarse en el mundo en el online. También a nivel de interacción social hay resistencia, porque hay enfado y preocupación, impotencia, y por ello las relaciones sociales disminuyen. Precisamente, hay que estar ahora todos juntos, no es el mejor momento para huir de la interacción social. El esquema mental debe ser de aceptación, lo que no significa resignarse.
R. ¿No cabe en estos momentos la resignación?
R. Hay que aceptar la realidad, el futuro es incierto y son las circunstancias las que deciden cómo estamos. La aceptación significa que puedes hacer cosas para mejorar física, intelectual y socialmente. La persona que acepta la dificultad puede mejorar la capacidad para tomar decisiones, mejorar el sistema inmune, socializar con la familia, y la posibilidad de caer enfermo se reduce. Hay que tener capacidad para entender lo que hay que hacer y mejorar la relación interpersonal, sobre todo cuando se está tan unido, porque ahora el espacio se ha reducido y todos tenemos que estar en nuestras casas. Un problema que se puede resolver no podemos convertirlo en irresoluble.
R. Esta pandemia nos ha igualado a todos, no distingue entre clases sociales.
R. El coronavirus nos ha igualado a todos y al igualarnos hace que sea más accesible el mundo humanista, que todos nos veamos cercanos. Una persona, que viva en una casa grande, ha de tener sensibilidad para pensar qué mal lo tienen que estar pasando aquellos que viven en una casa pequeña o aquellos que están pensando cómo alimentar a sus familias. Esta es una lucha de todos, con todos y por todos. Una persona no tiene la fuerza por sí misma para solucionar nada, tenemos que ayudarnos entre todos. Hombro con hombro, el ser humano cuando ha cooperado es cuando sale adelante en los grandes desafíos.
R. ¿El egoísmo no tiene cabida?
R. Es una oportunidad para unirnos todos y que salga lo mejor del ser humano, que es un ser de encuentro. Ante un impacto como este, tenemos que dejar el estado de desorden y pasar a un nivel superior, ya que, de lo contrario, se puede llegar a un aumento de los enfrentamientos, de la irritación, de choques y conflictos. Si aceptamos la realidad y que juntos podemos salir adelante, eliminamos toda esa confrontación, pensamos en los demás y ese entorno social evoluciona. Una sociedad cooperativa y comprensiva genera salud, abundancia y felicidad. Pensar que se va a volver al punto de partida no es realista, no se va a volver a la rutina anterior, ni al estado vital en el que estábamos. Cuanto antes lo aceptemos será mejor para todos.
R. ¿Qué rutinas debemos adoptar para mejorar nuestro estado de ánimo?
R. Es fundamental que, por el hecho de estar enclaustrados, no dejemos de mover el cuerpo. Hay que vencer el sedentarismo con flexiones, paseos por casa, hacer sentadillas, estiramientos, no estar todo el día pegado al ordenador. También hay que trabajar la mente para que esté anclada en el presente. Tenemos tendencia a llevarnos al pasado, y de nada nos sirven los lamentos. Tampoco hay que proyectarse en el futuro, ya que es negativo. Aprendamos a enfocarnos en el día de hoy, mañana ya veremos. Y, por último, el espíritu. No hay nada más importante que la gratitud, disfrutar de las cosas que tenemos, sobre todo si tenemos techo y comida. La gratitud reduce el miedo. Debemos ser agradecidos porque eso nos permitirá enfocarnos en los demás, ser comprensivos con la irritación porque estamos en una situación difícil. Es importante mantener un sistema inmune activo, que hace que estemos menos enfermos, y eso significa destruir el virus.

Sobre la firma

Paz Álvarez
Periodista especializada en gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, tiene un programa de desarrollo directivo por el IESE. En 1993 comenzó a escribir en la sección de Madrid y, en 1997, se incorporó al diario CincoDías, donde creó la sección de Directivos y ha sido jefa de la sección de Fortuna hasta 2022.

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