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Repsol, entre la tensión del virus y del crudo

Cae en el año el 55% por el impacto del Covid-19 y el descenso del crudo. JP Morgan aprovecha el momento para comprar y se convierte en el segundo accionista

Repsol a examen
A. Meraviglia

La cotización de Repsol ha caído en picado hasta alcanzar el nivel más bajo desde enero de 2016. Un cúmulo de factores adversos, agravados por la epidemia del coronavirus, han golpeado a la compañía hasta situarse como una de las peores de la Bolsa en el ejercicio con una caída que supera el 55%.

Este descalabro, sin embargo, ha sido aprovechado por JP Morgan, que acaba de convertirse en el segundo accionista de la compañía tras elevar su participación al 6,8% con la compra de acciones y derivados, prueba de cómo los derrumbes son visto también como oportunidad de compra por los grandes gestores.

Los resultados de 2019 habían sido el primer golpe para la cotización de la petrolera, al presentar unas pérdidas históricas de 3.800 millones tras una provisión de 6.100 millones. Después, vino la pandemia del coronavirus, que abocará a muchos países a afrontar una nueva e inédita crisis, y que ha despertado el temor a otra recesión. De forma paralela, surgió la guerra de precios entre Rusia y Arabia Saudí, que provocó el pasado 9 de marzo la mayor caída del crudo desde la guerra del Golfo en 1991, superior al 26%. Donald Trump añadió más presión al suspender los vuelos procedentes de Europa a Estados Unidos, a lo que se une la decisión de algunas aerolíneas de cancelar o reducir su actividad ante la parálisis en los desplazamientos impuesta por el Covid-19.

En pocos días la cotización del Brent ha pasado de 50 dólares a estar por debajo de 30 dólares. “A estos niveles (de precios del crudo) se rompe absolutamente el punto que el sector indica como nivel de break even de 45-55 dólares (equilibrio entre ingresos y costes)”, explica Banco Sabadell. No obstante, la entidad “descarta escenarios de precios por debajo del break even para valorar al sector, ya que las compañías pondrían en marcha planes de contingencia que las llevarían a frenar la inversión por completo y dejar de producir en los pozos con mayor coste de extracción”.

Por tanto, los analistas de la entidad mantienen la recomendación de comprar para Repsol que, junto con Total, es su principal apuesta en el sector petrolero europeo.

La opinión de Banco Sabadell sobre la energética española coincide con la mayoría del mercado. El 71% de las recomendaciones se inclinan por adquirir acciones y un 21% por mantenerlas si ya se tienen, según el consenso recogido por Bloomberg. Aun así, la máxima incertidumbre sobre la economía global que ha impuesto el coronavirus está en todo caso llevando a muchos analistas a replantearse sus valoraciones.

Tai Hui, estratega jefe de Asia Pacífico JP Morgan Asset Management explica que “las energéticas están cotizando a un PER de 12,2 veces frente a la media de 13,5 veces de los últimos 10 años. Por tanto, presentan descuento, pero podrían seguir siendo vulnerables si las perspectivas de beneficios siguen sufriendo revisiones a la baja. El sector seguirá bajo presión, ya que las ganancias se verán perjudicadas tanto por el temor de la oferta como por la demanda del crudo”, comenta.

Credit Suisse ha rebajado las previsiones de los resultados de 2020 para Repsol, debido a unas condiciones macroeconómicas peores de lo esperado en los próximos meses. Aun así, sobrepondera el valor con el objetivo más alto, de 20 euros, que coincide con el de Goldman Sachs.

Bernstein prefiere ser prudente y hace unos días bajó el precio objetivo de Repsol a 11 euros, ya que contempla demasiadas incertidumbres sobre el crecimiento económico y la demanda del petróleo. “Es un terreno desconocido y vemos a corto plazo caídas en el crudo”, explican los analistas, que también han reducido las valoraciones de Total, Shell y Eni. En general, recomiendan reducir exposición en el sector de materias primas.

Bankinter también opta por la cautela. “El contexto es realmente complicado, con desequilibrio entre oferta y demanda y reducida visibilidad de recuperación del crudo. Esto, inevitablemente, continuará lastrando el valor en el corto plazo”, comenta. El banco ha situado el consejo a mantener desde comprar, pero aclara que “responde al contexto”.

Javier Molina, portavoz de eToro en España, señala que el problema del petróleo llega en un momento en que “los productores ya estaban preocupados por la caída de la demanda”. En su opinión, se ha producido una sobreventa.

Alphavalue es más firme y ha reiterado comprar. Considera que Repsol es un valor de largo plazo y resalta la rentabilidad por dividendo, de más del 10% actual.

Plan estratégico y dividendo

El mercado espera que Repsol presente su nuevo plan estratégico en el próximo mes de mayo. Pero la situación ha cambiado tanto en pocas semanas, que la intención inicial de la compañía de alcanzar la neutralidad en emisiones de CO2 en 2050 puede verse trastocada. De hecho, la energética ha comenzado a ser algo más prudente. El consejero delegado Josu Jon Imaz manifestó recientemente que en este momento “solo se puede actuar en el corto plazo”. En este sentido, Alphavalue explica que “la mayoría de las empresas europeas han basado sus planes estratégicos con un precio del petróleo calculado entre los 60 y 65 dólares, lo que implica que ahora tendrán que ser revisados”. Para los expertos de la firma, esta circunstancia tendrá un impacto directo en las políticas de retribución al accionista. “Los dividendos están bajo mucha presión. Con el petróleo entre 40 y 45 dólares podrían pagarse; a 35 dólares no pueden ser financiados orgánicamente”, comentan. En el plan estratégico anterior, Repsol se comprometió a incrementar el dividendo un 8% anual. Para 2020 tiene previsto repartir 1 euro bruto por acción bajo la fórmula de ‘scrip dividend’ y reducción de capital.

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