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El Covid-19 dispara el consumo cultural online

Los museos y los teatros multiplican su oferta en la web

Imagen promocional de la plataforma My Opera Player del Teatro Real.
Imagen promocional de la plataforma My Opera Player del Teatro Real.

Bibliotecas online. Catálogos de películas ampliados. Conciertos en Instagram. Representaciones de teatro a través de streaming. Moverse por los pasillos de los museos como si de un videojuego se tratase. El confinamiento está haciendo proliferar las opciones de ocio sin moverse del sofá. Un fenómeno especialmente notable en el ámbito de la cultura, que funciona como cohesionador social en momentos difíciles.

Las organizaciones que se han visto obligadas a cancelar su agenda con motivo de la crisis del Covid-19 han trasladado, en la medida de lo posible, algunas de sus actividades a la web. Muchas de estas opciones ya existían, pero su oferta se está ampliando o se están dando a conocer con más fuerza en este contexto, cuando no es posible acceder a ellas de ninguna otra forma. “Todo esto ha sido un empujón para las personas que no sabían que existían este tipo de formatos o no estaban familiarizados con ellos”, comenta el director ejecutivo y cofundador de la plataforma musical Wegow, José María de Ozamiz, quien también insiste en la importancia de que esto funcione como catalizador para que cada vez se ofrezcan contenidos de mejor calidad, tanto de audio como de puesta en escena.

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No obstante, De Ozamiz reconoce que, por mucho que mejore la calidad de las representaciones no hay nada que se pueda comparar a la cercanía y la experiencia de un directo. En el caso de Wegow, la mayor parte de los conciertos que ofrecen son de carácter gratuito, como es el caso del ciclo #YellowPlansAtHome que organizan de la mano de Schweppes estas semanas, pero su responsable sugiere varias formas de obtener rédito económico a partir de este tipo de formatos: entradas a precios muy reducidos, acuerdos publicitarios o anuncios previos.

También Irene Aláez, socia de la empresa de gestión cultural Una Más Una, cree que este tipo de consumo cultural solo es adecuado cuando no es posible acceder al contenido de forma directa. “Este aislamiento nos está situando igual que a quien vive en la España vaciada. En Madrid siempre hay cosas y, de pronto, no nos podemos ni ver ni juntar, así que todo se paraliza”, apunta. La experta defiende que estos sistemas son una oportunidad para acercar la cultura y el conocimiento a quien no tendría acceso a él de otra manera, pero recuerda que siempre hay alguien que se queda fuera: “Parece que llega a más gente, pero estos formatos tampoco son asequibles para las personas mayores o para aquellos que no cuenten con conexión a internet”.

El Teatro Real es otra de las instituciones que ha tratado de poner su granito de arena para, en la medida de lo posible, hacer más llevadero el confinamiento. El coliseo ofrece acceso gratuito a su plataforma de vídeo My Opera Player, a través de la que se puede disfrutar de todos los títulos de ópera, danza y conciertos. Sin embargo, su director de relaciones informativas, José María Noguerol, hace hincapié en que esta situación es una desgracia y no pretenden promocionar la plataforma, sino ayudar a que la cuarentena sea más llevadera. “Esto es solo una herramienta muy modesta con la que arrimar el hombro; es parte de la responsabilidad cívica que debe tener cualquier institución en momentos como el actual”, añade.

A esta idea se adhieren también instituciones como el Museo del Prado, que entiende que en estos momentos de cuarentena el arte es más necesario que nunca: “En mitad de una crisis, con la gente encerrada en casa, la pintura no solo distrae, sino que libera, inspira y ayuda. Los museos servimos especialmente para estas situaciones”, comenta Carlos Chaguaceda, director de comunicación de la pinacoteca. El Prado se ha tomado estas semanas como una oportunidad para dar impulso a su web y sus redes sociales. Empezaron el mismo miércoles, 11 de marzo, día en que, junto con otros museos importantes en Madrid, como el Thyssen o el Reina Sofía, cerraron sus puertas al público hasta nueva orden por el coronavirus. Antes de hacerlo, sin embargo, tuvieron los reflejos de sacar el móvil y grabar un directo para sus redes sociales que ese mismo día tuvo alrededor de 60.000 visitas.

Los buenos números digitales del museo no acaban ahí. Si su web tuvo el año pasado una media de 20.000 usuarios al día –una cifra importante, considerando que cerraron el año con unas 8.500 visitantes físicos diarios–, durante estos días esta cifra se ha disparado hasta cotas nunca antes alcanzadas por la institución. El sábado pasado, por ejemplo, la web registró 180.000 usuarios, lo que multiplica por lo que hubiese sido un día normal hace un año. El domingo, se fueron hasta las 150.000, y el lunes, día laborable en el que muchos españoles ya teletrabajan, registraron 130.000. En total, dicen desde el museo, en los últimos diez días la media de visitantes de la web supera ampliamente los 150.000, lo que les ha obligado a contratar más servidores para seguir subiendo contenido sin que la página colapse. Esto está permitiendo, por ejemplo, reflotar mucho del contenido que el Prado generó durante 2019, año de su bicentenario. Bajo el marco del programa El Prado contigo, creado especialmente para la ocasión, en la web del museo se puede acceder a contenido interactivo generado en torno a obras icónicas como El jardín de las delicias, de El Bosco, así como a otras conferencias de importantes pinturas donde la botánica cobra un papel relevante.

No es, ni mucho menos, la única campaña online promovida por los museos más importantes de España. El Thyssen-Bornemisza, a través de El Thyssen desde casa, ofrece desde cursos online sobre la importancia de la luz en la pintura hasta vídeos explicativos de una exposición de Rembrandt; el Guggenheim, de manera análoga, se apoya fundamentalmente en el vídeo para ofrecer contenido a través de Guggenheim Bilbaolive, y el Museo Picasso de Barcelona imparte seminarios y conferencias con Museu Picasso virtual. Todo, para que el cierre físico de los museos y centros de ocio no suponga también el cierre de la cultura.

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