El duelo de autócratas Bin Salmán-Putin será un drama en varios actos
Es improbable que aguanten una década con precios del petróleo muy bajos
Mohamed Bin Salmán y Vladimir Putin ya no son amigos. Hace dos años, compartían palco en Moscú para ver a sus países enfrentarse en el Mundial de fútbol. Tras el colapso del acuerdo OPEP+ de suministro de crudo, y la guerra de precios total iniciada por Riad, es poco probable que se les vea incluso en un mismo país.
En apariencia, el resultado de las nuevas hostilidades parece tan unilateral como el 5-0 de Rusia en 2018. El presupuesto de Moscú se equilibra en 42 dólares, frente a los 83 de los saudíes, y Moscú dice que podría soportar 25-30 dólares durante 10 años. Su fondo soberano tiene más de 120.000 millones de dólares en activos que podrían usarse para financiar un déficit estimado en el 0,8% de los 1,7 billones del PIB del país.
Su arma secreta es su flexible tipo de cambio. Con el 85% de las exportaciones y gran parte de los ingresos fiscales calculados en divisas, la cuenta corriente y el balance fiscal rusos mejoran automáticamente cuando el rublo se deprecia frente al dólar. Dado que Riad tiene un tipo de cambio fijado en dólares y un déficit del 6%, el escenario parece listo para que los saudíes parpadeen primero, y traten de buscar un nuevo acuerdo en los términos de Putin.
Pero ambos no están tan alejados. El déficit de Riad se disparará al 15% en 35 dólares, pero puede recurrir a los abundantes ahorros de su rico sector privado, según Capital Economics. 50 dólares es el nivel en el que las exportaciones de crudo equilibran la cuenta corriente saudí. Incluso por debajo, los saudíes tienen su propia arma secreta: 500.000 millones de dólares en reservas de divisas. En teoría, eso podría financiar el nuevo déficit por cuenta corriente de Riad durante una década.
En realidad, tanto Bin Salmán como Putin son culpables de bravuconería. Probablemente, los saudíes solo podrían permitirse reducir sus divisas durante unos pocos años antes de minar la paridad. Se supone que el fondo soberano ruso ayuda a financiar infraestructuras y proyectos sociales. Por tanto, el plazo clave para ambos es mucho menor que una década y depende de algo mucho más espinoso: qué autócrata es más obstinado.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías