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La Lupa
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Inés Arrimadas, la vuelta al centro pasa por Valladolid

Cs está en su peor momento, pero nunca hubo tanto hueco entre el PSOE, escorado por aliarse con Podemos, y el PP, atrapado en el discurso de Vox

Efe

El 14 y 15 de marzo cierra la V Asamblea General Ciudadanos que elegirá a Inés Arrimadas líder del partido, en sustitución de Albert Rivera. Hay consenso en que es la mejor opción, pero hay serias dudas sobre qué Arrimadas va a saltar al ruedo, Albert con tacones o Inés la empática, y hacia dónde conducirá el partido.

Debería parecer obvio que Arrimadas no puede continuar por el camino que llevó a Albert Rivera a la dimisión y abandono de la política. Todo pasó cuando Ciudadanos perdió la centralidad.

La gracia de esta formación joven, atrevida, inconformista y retadora estaba en que eran ambidiestros, no se casaban con nadie. Habían sostenido a Susana Díaz y con la misma gallardía la dejaron caer para dar carpetazo al histórico monopolio socialista de Andalucía. El precio, aupar a un PP que llegaba de la mano de Vox. Vinieron más elecciones y siempre más de lo mismo. Ciudadanos no quiso gobernar España con el PSOE (sumaban 180, mayoría absolutísima) y prefirió ser muletilla del PP, siempre en pack con Vox, para ganarse unas vicepresidencias en Madrid, Castilla y León y Murcia.

La desconfianza de Albert Rivera en Pedro Sánchez se tornó e odio irracional. Esto le impidió ver más allá del líder socialista y en tres meses (de mayo a julio de 2019) tiró por la borda la enorme construcción de centro que había realizado. Los datos demuestran que había captado masas de votantes de PP y PSOE. Llegó a liderar las encuestas en aquel mayo de 2018, vísperas de moción de censura. Todo después de que Arrimadas hubiera conseguido en diciembre de 2017 la hazaña de ganar, aunque para nada, las autonómicas de Cataluña.

Inés Arrimadas tiene la grandísima oportunidad de saltar del tobogán y romper la dinámica bajista. Tiene que hacer creer que ella no estuvo en la foto de la Plaza de Colón de Madrid, con PP y Vox, porque ya intuía que aquello era un error, no porque perdió el Ave. Albert Rivera sí fue, pero ya pasó.

El buen camino lo mostraron primero los disidentes: Toni Roldán, Francisco de la Torre, Javier Nart, Carolina Punset, Xavier Pericay y, sobre todo, Francesc de Carreras, padre intelectual del partido. Inés Arrimadas podría recuperarlos ahora que Rivera no está, pero para que eso pase tiene que coger el camino que le señala el Clan de Valladolid. Allí nacieron Francisco Igea (1964) y Luis Garicano (1967). Garicano fue el apoyo clave de Igea cuando se presentó y ganó las primarias de Castilla y León, en contra de la candidata de Albert Rivera, la recién fichada del PP Silvia Clemente.

Inés Arrimadas cogerá un partido desmoralizado, hundido y con el pie cambiando. En su corta historia, cada día que pasaba era mejor que el anterior. Hasta que el 10-N se rompió el encanto y, para muchos, entraron en la vía muerta de UPyD.

El sentimiento de mercado es malo; tanto que hasta ellos quieren ir en las listas con el PP. Sin embargo, los fundamentales, los datos, son mejor que nunca. Jamás tuvieron tanto poder real, tanto impacto, gobiernan en coalición en Andalucía, Madrid, Castilla y León y Murcia. Cierto que en el parlamento nacional tienen solo 10 diputados pero aún pueden ser muy útiles.

El espacio de centro nunca fue tan grande como ahora, lo difícil es saber ocuparlo. La alianza del PSOE con Podemos y el miedo del PP a Vox les escora a izquierda y derecha y abre un enorme hueco en el centro. Que el PSOE dependa de ERC da espacio a Ciudadanos. Que el PP tenga problemas argumentales con el feminismo, el cambio climático, la educación, etc. Da espacio a Ciudadanos. El PP pierde el hilo cuando se lía con la Iglesia. “Ninguna confesión tendrá carácter estatal”, 16.3 de las Constitución. Ahí, Ciudadanos no tiene problema.

Inés Arrimadas tiene en su mano dar un golpe de timón y romper el alineamiento único con PP y Vox. Para eso, lo inmediato es concurrir solos a las elecciones de Galicia, País Vasco y Cataluña. ¿Tiene miedo al ridículo, a fracasar en las urnas 20 días después de ser elegida líder y por eso prefiere esconderse bajo las faldas del PP? ¡Pero si hoy no tienen ni un diputado en Galicia y País Vasco! El peor escenario es repetir.

Después, va a tener la oportunidad/obligación, de deshacer alguna de las alianzas. La situación de Madrid es casi explosiva. La Presidenta de la Comunidad es el cuadro más disparatado de la política española. Isabel Díaz Ayuso e Ignacio Aguado, vicepresidente del gobierno regional y líder de Ciudadanos, no se soportan, lo demuestran y se van a echar a las manos. El caso del Ayuntamiento es parecido. José Luis Martínez-Almeida tiene más fondo que su compañera de partido, pero su volatilidad desquicia, especialmente a Begoña Villacís, la vicealcalde por Ciudadanos.

Si Arrimadas quiere, podrá jugar a alianzas útiles a nivel nacional y quién sabe si en Cataluña. La coalición gubernamental funciona. Ha refinado a Podemos y no ha extremado al PSOE. La debilidad de este gobierno es por ERC, excepto que estos suspendan temporalmente su agenda independentista.

Ciudadanos, que suena a compatible con un Podemos que ya no tiene rabo y cuernos, puede ser el apoyo ideal del PSOE. Así los socialistas podrían prescindir de los independentistas e Inés Arrimadas sacudirse definitivamente la extrema derecha. Si persiste en ser muleta del PP, cuando termine esta legislatura, Arrimadas se irá también a cantar con Malú y Ciudadanos bajará la persiana.

 Aurelio Medel es doctor en Ciencias de la Información y profesor de la Universidad Complutense

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