El comercio electrónico blinda las existencias ante el bloqueo del coronavirus
El parón de millares de fábricas, en cuarentena por la epidemia, amenaza la cadena de suministro de productos de venta online Los grandes actores del 'ecommerce' mueven ficha y aportan ayudas adicionales a sus proveedores chinos
Decenas de multinacionales han cerrado fábricas y tiendas en China y asumen que la parálisis provocada por el coronavirus afectará a sus resultados empresariales. Ante el deterioro del comercio físico, el electrónico asoma como vía de escape. Sin embargo, los actores online reconocen que el avance de la epidemia, que mantiene en cuarentena a millones de trabajadores chinos, ya está golpeando las redes de suministro.
Puntronic, una empresa catalana que vende por internet electrodomésticos y televisores, asegura por teléfono que habrá "retrasos en las entregas de algunos productos". Esta semana han empezado a notar demoras en grandes lotes de electrodomésticos que les llegan de Asia. Incluso un cliente que les compró "una gran partida de termómetros eléctricos" para llevarla a China ha anulado el pedido porque no encuentra la manera de introducirla en ese país.
Ante el Covid-19, nombre oficial del coronavirus, los grandes del comercio en línea redoblan esfuerzos para anticiparse a los estragos. Un portavoz de Amazon asegura a este periódico que por el momento las operaciones "no han sido afectadas". Esta fuente señala que “como precaución" la empresa está trabajando con sus proveedores "para tener inventario adicional y mantener la selección de productos que buscan los clientes”. La compañía, además, monitorea “la evolución del brote” y tomará las medidas necesarias “cuando sea apropiado”.
Algunos vendedores de Amazon han advertido de que el 'apagón' de las fábricas chinas ya se ha cobrado un peaje en sus operaciones, incluso si la actividad fabril recupera la normalidad enseguida. Magali Jorba, propietaria de puertadelratoncitoperez.com, un negocio de juguetes para niños próximo a Sabadell, vende a través del gigante estadounidense. "Estoy haciendo pedidos y no me los pueden servir porque la fábrica, en Zhangzhou, todavía está cerrada", confiesa Jorba. "Como mínimo nos va a afectar tres semanas y tenemos stock para dos más", añade. Más de un millón de vendedores de Amazon dependen de trabajadores del país asiático, indica Reuters.
Quedarse sin provisiones en la plataforma de Bezos supone una sentencia de muerte para muchos vendedores: el gigante del ecommerce emplea un algoritmo que premia con mayor visibilidad a aquellos que venden más rápido y que facturan más. Al contrario, quedarse sin stock impide a un producto aparecer en los anuncios y relega a su vendedor a la parte baja del ranking.
Pablo Renaud, experto en comercio electrónico y Director Académico de Universidad Ecommerce, explica por teléfono que las empresas intermedias de la cadena serán las más afectadas. Además, ve poco probable que el consumidor final note un impacto que, en todo caso, no se conocerá con certeza de inmediato: "Por lo menos ha ocurrido en el mejor momento. Los proveedores compran de forma agresiva en diciembre para el Año Nuevo chino, entregan en enero y muchos pueden aguantar hasta marzo".
Alibaba ha reconocido esta semana que el virus impactará en sus ingresos e intenta mitigarlo con medidas de estímulo: todas las tiendas en línea que operan en su buque insignia, Tmall, estarán exentas del pago de cuotas de servicio hasta junio. Además, las tiendas de Tmall y Taobao.com tendrán acceso a una herramienta online para renovar sus escaparates virtuales de forma gratuita. Por último, creará dos fondos para apoyar a restaurantes, plataformas logísticas y empresas de la cadena de suministro.
El confinamiento de cerca de 60 millones de personas ha dejado desiertas zonas comerciales de ciudades como Wuhan, la urbe de 11 millones de habitantes en la que empezó el brote. La cuarentena afecta también a los centros de producción chinos, que han pedido a sus trabajadores que pospongan la vuelta al trabajo tras unas vacaciones de Año Nuevo más largas de lo habitual. El ralentí con el que la actividad china despierta de la infección pone en riesgo a millares de vendedores online. Los expertos indican que los productos más afectados serán aquellos con alta rotación y que están de moda porque tienen una demanda "imprevisible".
Otro gigante chino del retail online, JD.com, hará esfuerzos para mantener los precios estables hasta que termine la alarma sanitaria. Además, ha anunciado medidas como una "reducción de gastos y apoyo financiero y logístico" y "apoyo al tráfico" para prevenir cortes de suministro. Walmart, la cadena de grandes almacenes, está echando mano de su cadena de distribución global "para incrementar el suministro de productos esenciales y atender las necesidades de nuestros clientes", indicó en un comunicado.
El peso del ecommerce
Los analistas escarban en el episodio del SARS (2003) para anticipar las consecuencias que el nuevo brote tendrá en la economía. Bain and Co. advierte de que las consecuencias ahora serán mayores que entonces y acordes a la mayor relevancia de China en el concierto mundial. Al mismo tiempo, considera una ventaja el avance del ecommerce en las dos últimas décadas: "China es hoy una potencia de internet. Las sólidas redes de entrega offline a online ayudan a reforzar el consumo, incluso con millones de chinos en cuarentena", siempre que las provisiones se mantengan al día y se atiendan "los pedidos físicos".
El comercio electrónico sigue una línea ascendente. Los datos más recientes de la CNMC, relativos a España, lo ponen de manifiesto: creció un 9,39% en el segundo trimestre de 2019 y ya mueve 11.998 millones de euros.
Alibaba, JD.com y el cambio de modelo de negocio tras el SARS
Alibaba y JD.com dieron un giro a su modelo de negocio tras el brote de SARS, en 2003, en un momento en el que vivían casi por completo de espaldas al mundo online: aquel tipo de coronavirus llevó a estos gigantes del ecommerce a cerrar tiendas físicas por falta de clientes, que rehuían los espacios públicos por temor al contagio; además, las ferias chinas, a las que acudían en masa ejecutivos de todo el mundo para buscar proveedores, perdieron afluencia, explica Pablo Renaud. “Ambos vieron que podían hacer negocio por teléfno y con las primeras aplicaciones de mensajería. En el caso de Alibaba, probó con portales muy sencillos. Fue un cambio forzoso pero dio buen resultado”.