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Lennkh: “Las opciones de invertir en renta fija vendrán de activos menos líquidos”

El analista de la agencia de rating piensa que España apenas avanzará en la corrección de su deuda pública

Alvise Lennkh, responsable de análisis soberano de la agencia de rating Scope.
Alvise Lennkh, responsable de análisis soberano de la agencia de rating Scope.

Las últimas cifras del Banco de Pagos Internacionales apuntan a un nuevo récord de deuda del sector público y privado no financiero mundial: 187 billones de dólares en el segundo trimestre de 2019, un 242% del PIB global. En el caso concreto de la deuda corporativa, su calidad se ha deteriorado con fuerza esta década. La agencia de calificación Scope considera que el ciclo económico expansivo está tocando a su fin. Alvise Lennkh, responsable de análisis soberano de la agencia de rating, señala que el deterioro de la economía añade más riesgos al mercado de deuda.

R. Con la política monetaria del BCE casi agotada, ¿qué papel jugarían los estímulos fiscales?
R. Los bajos tipos de interés amplían el espacio fiscal para la mayoría de los países en Europa. Pero el impulso debe venir de aquellos que puedan reducir los impuestos o incrementar las inversiones sin provocar una reacción del mercado. Alemania, Países Bajos, Austria o Finlandia tienen sus finanzas ordenadas, pero sobre todo Alemania, que se vería muy beneficiada.
R. Annegret Kramp-Karrenbauer, la nueva líder del Partido Socialdemócrata alemán, más progresista, ¿puede ser un elemento de presión para que el Gobierno germano invierta el superávit?
R. La ironía está en que los países que pueden hacer el estímulo fiscal no lo llevan a cabo por razones políticas. Sabemos que el partido conservador en Alemania ha aplicado la política de balance presupuestario. Ahora los socialdemócratas están más a la izquierda y piensan más en invertir. Pero el acuerdo de Gobierno de los partidos de la coalición dice que no va a cambiar estos presupuestos. Mientras esté este Gobierno, no pienso que se pueda esperar el estímulo fiscal.
R. ¿Cómo deberían aplicarse esos posibles estímulos fiscales?
R. Debe ser oportuno, temporal y dirigido, es decir, en áreas productivas concretas. Con los tipos tan bajos y ahora que la economía se ralentiza es un buen momento para financiar la infraestructura energética y digital que eleve la productividad de la economía europea.
R. El Fondo Monetario Internacional ha alertado del aumento de la deuda corporativa. ¿Las empresas se han olvidado de sanear sus balances?
R. Una deuda alta incrementa la vulnerabilidad del crecimiento y del empleo de los países en caso de que las empresas no puedan financiar y pagar ese pasivo. Vemos dos efectos. Uno, que los bajos tipos de interés facilitan la financiación de esta deuda, que ha crecido. El otro efecto es que la calidad de la deuda corporativa ha empeorado bastante desde 2010. En ese momento el 25% de los bonos de mutual funds estaban calificados con triple B, el nivel más bajo. Desde entonces, el porcentaje se ha duplicado. Aproximadamente el 50% de la deuda corporativa tiene la calificación más baja de 'investment grade'.
R. ¿Qué aspectos van a condicionar el mercado de deuda en 2020?
R. En Estados Unidos vemos una ralentización bastante significativa y prevemos que su economía se desacelere al 1,5%. Esperamos que la Fed baje los tipos de interés al menos dos veces. China también tiene una ralentización estructural y no creemos que alcance el 6% de crecimiento. Calculamos que en los próximos cinco años crezca a un ritmo anual del 5%. Por último, están las dispu­tas comerciales. Aunque los dos países lleguen a un acuerdo, el enfrentamiento fundamental, sobre tecnología y propiedad intelectual, no se resuelve.
R. ¿Cómo afectarían las elecciones estadounidenses de 2020 a los plazos del acuerdo con China?
R. En caso de que lleguen a un acuerdo, va a ser superficial. Este debate va a durar años, no importa que Trump gane o pierda, la disputa va a continuar. La política comercial de Estados Unidos es más proteccionista y no creo que vaya a cambiar en caso de que haya un presidente demócrata.
R. España ha reducido su deuda, aunque esta sigue próxima al 100% del PIB. ¿Prevén que reduzca su endeudamiento el año que viene?
R. La deuda se mantendrá a este nivel o caerá unos puntos porcentuales, pero no mucho. Esperamos que el déficit se sitúe entre el 2,2% y el 2,5%. Con la ralentización, salvo que haya unos Presupuestos que consoliden las finanzas públicas, no creemos que la deuda baje del 95% en los próximos años. Veremos qué Gobierno se forma, pero es probable que aumente el gasto y los impuestos.
R. ¿Cómo encaja el aumento del gasto con el cumplimiento del objetivo del déficit y la reducción de la deuda?
R. Ese es el ajuste esencial. La clave para España es el crecimiento. Las reformas fundamentales aumentan el crecimiento y la productividad. Si el déficit es un poco más alto pero los fondos del Presupuesto se invierten en educación, ciencia o innovación, puede ser positivo porque aumenta la productividad de la economía y, por ende, el crecimiento. La cuestión es cómo se utilizan esos fondos y el margen presupuestario.
R. ¿Qué calificación otorgan a la deuda española para 2020?
R. Tenemos el rating de España en A- estable desde 2015. El país necesita un Gobierno que corrija los desajustes estructurales en el mercado laboral y en la productividad. Además, el tema de Cataluña aún tiene que resolverse. España se benefició del ciclo económico, pero este está llegando a su fin.
R. Se habla de que la inversión extranjera en Cataluña se ha visto mermada por el conflicto político. ¿Scope tiene indicios de que es así?
R. Calificamos a Cataluña pero con un rating que no es público. La cuestión clave para la financiación de la deuda catalana es tener acceso a los fondos estatales. Lo más importante es la reputación con los inversores internacionales, como centro captación de esas inversiones, y ahí sí afecta.
R. ¿Los inversores recuperarán el apetito por la renta fija a pesar de que no haya altos retornos?
R. No vemos que la política monetaria vaya a variar, esperamos que los tipos se mantengan bajos y, por tanto, las oportunidades de inversión no cambien significativamente. En Estados Unidos pensamos que van a bajar. No sé de dónde van a venir las oportunidades de inversión con alta rentabilidad. Probablemente, de productos menos líquidos.

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