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COP 25: concienciación y exigencia a empresas y gobiernos

Tenemos la responsabilidad de gestionar de derivar capital hacia compañías y gobiernos responsables

Necesidad de inversión Objetivos Desarrollo Sostenible, 2019
UBS White Paper World Economic Forum, Ene 2019

Ahora todo mundo habla de sostenibilidad y de inversión sostenible y desde luego se ha avanzado mucho desde finales de los años 90. Al respecto la Cumbre del Clima en Madrid y presidida por Chile, con 196 naciones más la Unión Europea, supone un empujón adicional en el avance para combatir el cambio climático. Ahora bien, más que políticas, necesitamos regulación. Además hay que ampliar el espectro de alcance a los gobiernos. De hecho figura en nuestras conversaciones con responsables de políticas económicas de diferentes países, más allá del repertorio habitual de reuniones con funcionarios gubernamentales y altos cargos empresariales.

El caso es que este evento está siendo importante sobre todo por la concienciación de la población respecto al cambio climático -mucho mayor entre los más jóvenes- y la consiguiente exigencia de orientaciones sostenibles a empresas y gobiernos. En este sentido, aunque queda mucho camino por recorrer, todos los actores del mercado están poniendo encima de la mesa soluciones muy interesantes para que el inversor puede invertir de manera sostenible.

Tenemos la responsabilidad de gestionar de derivar capital hacia compañías y gobiernos responsables

Efectivamente, las gestoras de fondos de inversión tenemos la responsabilidad de gestionar adecuadamente el capital que nos han confiado los inversores y la oportunidad de derivar dicho capital hacia compañías y gobiernos responsables, quienes tienen el poder de influir en la normativa. Esto contribuye a que seamos mejores gestores del capital, con una proyección mucho mayor de lo que pensamos, hasta el punto de que actualmente, antes de, por ejemplo, invertir en un bono de un gobierno europeo o en uno de mercados emergentes, podemos hacer muchas preguntas. Llegará el momento en que los gobiernos se vean presionados por los mercados de capitales para ser más sostenibles, pues tienen la potestad de comprar dichos bonos.

Lo mismo aplica a las empresas, donde el capital se tiene que derivar a compañías sostenibles y responsables. Ya ocurre actualmente que, cuando una compañía recibe la llamada de instituciones como Fundación Ethos, se lo toma muy en serio. Esta institución apoya desde hace más de 20 años las inversiones social y medioambientalmente responsables y se involucra con las empresas para promover prácticas responsables y sostenibles. Se trata de ejercer sistemáticamente los derechos de voto y, cuando es apropiado, establecer un diálogo para que empresas y emisores adopten políticas y prácticas apropiadas. Así, desde 2011, a nivel de Grupo, aplicamos una política de exclusión de empresas involucradas en armas controvertidas y desde 2018 hemos promovido una iniciativa con Swiss Sustainable Finance, asociación fundada en 2014 y apoyada por 180 gestores institucionales y no institucionales, para intentar excluir fabricantes de armas controvertidas de los índices globales. Se trata de evitar que la inversión pasiva financie este tipo de actividades.

Una mejor gestión activa de riesgos

El caso es que, aunque muchos hablan de inversión medioambiental, social y de buen gobierno corporativo, en realidad se trata de una mejor gestión activa de tales riesgos y no solo de los que pueden llegar extremos, sino en un sentido estructural. Efectivamente, el inversor tiene que empezar a pensar que la sostenibilidad es algo que hay que exigir. Hay que tener en cuenta que hace unos años no era fácil obtener datos ASG (criterios ambientales, sociales y de gobierno corporativo), pero ahora es algo que tener en cuenta para entender mejor en qué tipos de compañías invertimos. De esta manera obligamos a empresas y gobiernos a que sean sostenibles, lo que proporciona opciones de inversión con riesgos mejor gestionados y un enfoque a largo plazo -las compañías que aplican políticas responsables con la comunidad en que trabajan, sus empleados y el medio ambiente tienen mayores posibilidades de perdurar-.

Adicionalmente conviene hacer especial hincapié en compañías que, además de ser responsables, contribuyen medioambientalmente de manera efectiva. Hay que tener en cuenta que el planeta, con los compromisos actuales, se dirige a un aumento de la temperatura de 3,2ºC y será necesario un recorte del 7,6% cada año en las emisiones de gases efecto invernadero la próxima década. Pero la inversión pasiva en el índice global de acciones MSIC World supone contribuir a un aumento de la temperatura en 5ºC, frente al objetivo fijado en Paris menor de 2ºC respecto a la era preindustrial.

Hay que tener en cuenta la huella media ambiental completa

No solo eso. Hay que tener en cuenta la huella media ambiental completa de las empresas. Para ello es útil el marco científico de los nueve límites medioambientales de la Tierra de Stockholm Resilience Centre, que incluye, además de emisiones de CO2 (asociadas al cambio climático), acidificación, contaminación química, cambios de uso del suelo, agotamiento del ozono, aerosol atmosférico, cambios en el ciclo del nitrógeno, pérdida de biodiversidad, cambios en el ciclo de fósforo y agotamiento de suministros de agua dulce. De un universo de más de 40.000 empresas cotizadas globalmente solo 3.500 operan dentro del “espacio operativo seguro” de estos límites y únicamente 400 contribuyen a la resolución de los desafíos ambientales mediante productos y servicios a lo largo de su ciclo completo de vida.

Soluciones de inversión con impacto

De manera que podemos poner en manos de los inversores informes de los efectos reales de sus inversiones. Al respecto, aunque no existe una medida armonizada, hay soluciones de impacto respecto a eficiencia energética, tecnología y suministro sostenible del agua, transición hacia una economía circular, control de la contaminación, gestión y reciclado de residuos e incluso silvicultura sostenible. En concreto en determinadas estrategias temáticas el impacto en cuanto emisiones de CO2 es 70% menor que en los índices de referencia mundial. Adicionalmente, por primera vez, hemos publicado un informe que mide la contribución a los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas (ODS) fijados en 2015 para 2030 de todas las inversiones temáticas de renta variable.

Esto está calando en el inversor minorista, que está invirtiendo activamente de manera sostenible, con importante demanda, fundamentalmente a través de inversión temática, la cual puede ser per se de carácter sostenible, como es el caso de agua, estrategias medioambientales, madera o eficiencia energética, los cuales contribuyen al objetivo de “Acción contra el Clima”.

A fin de cuentas la sostenibilidad debe formar parte estructural de las carteras.

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