Madrid, de la COP al cielo
La cumbre en la capital es muy positiva para afrontar uno de los obstáculos más importantes: la falta de financiación
Yo vivía en un barrio de Madrid, con campanas, con relojes, con árboles. Mi casa era llamada la casa de las flores”, escribía el chileno Pablo Neruda, Premio Nobel de Literatura. Neruda vivió en el barrio de Argüelles entre 1934 y 1936 considerando su etapa en Madrid un punto de inflexión en su obra. Estos días a España la une con Chile un hito más, la celebración de la COP25, que también puede considerarse un punto de inflexión, en este caso en la lucha contra la emergencia climática.
El cambio climático dejó de ser, hace ya tiempo, un asunto exclusivo de grupos ecologistas, para convertirse en un desafío que impacta significativamente en la gobernanza global, en la gestión empresarial y en el presente de las personas. También en el futuro de las próximas generaciones, como muestra la irrupción del movimiento estudiantil Fridays for Future.
La emergencia climática es una realidad. El mundo ya se ha calentado 1 °C por encima de los niveles preindustriales y, según el informe más reciente del IPCC (el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, que aglutina a miles de científicos de todo el mundo), estamos en camino de superar un incremento de la temperatura global de 1.5 °C en 2040.
Hacer la transición a un mundo de emisiones netas cero que esté alineado con el escenario de 1.5 °C del Acuerdo de París forma ya parte de los compromisos de empresas y gobiernos. De hecho, el compromiso de la Comisión Europea entrante el 1 de diciembre a través del European Green Deal es hacer de Europa el primer continente neutro en carbono en 2050.
Por ello, que Madrid esté acogiendo la Cumbre del Clima (COP25) es un hito muy positivo. Muy positivo, porque no haber realizado esta cumbre hubiera supuesto un freno a las negociaciones en marcha y al incremento de la ambición manifestado en el Acuerdo de París. Muy positiva porque en la COP25, se espera que los países más allá de reiterar su compromiso de comunicar sus contribuciones nacionales (NDC), las fortalezcan, actualicen y mejoren para 2020 basadas en los hallazgos de los tres informes recientes del IPCC sobre 1.5 °C respecto a la tierra, océanos y criosfera. También es muy positiva porque una de las brechas es la falta de financiación, por lo cual se espera aumentar sustancialmente los niveles de financiamiento previstos para la adaptación.
Además, localmente, es una gran oportunidad para trasladar internacionalmente el compromiso de España, de sus empresas, ciudades, organizaciones y ciudadanía. Y para mostrar que España y su capital, Madrid, es un entorno solidario y abierto al mundo y a la contribución a la respuesta ante los grandes retos globales.
El cambio climático no es solo un riesgo para el planeta y sus ecosistemas, sino que supone también una fuente de retos y oportunidades para nuestro sistema productivo, económico y financiero. Para las empresas y la comunidad inversora la gestión del cambio climático requiere una vuelta de tuerca. Es necesario un cambio en la aproximación a cómo las organizaciones tienen en cuenta este riesgo sistémico y no diversificable. De hecho, el perfil riesgo/rentabilidad de las empresas expuestas a riesgos climáticos puede variar significativamente debido a los impactos físicos, la política climática o al desarrollo de nuevas tecnologías.
Las empresas preparadas para la transición a una economía baja en carbono, verán su sostenibilidad financiera y viabilidad económica fortalecida en el tiempo, estarán a la vanguardia en la generación de nuevos productos y servicios y en la llegada a nuevos mercados. Consecuentemente ofrecerán un mayor retorno a sus inversores y tendrán una ventaja competitiva frente a otras organizaciones de su sector.
El dramaturgo Luis Quiñones de Benavente, escribió: “Pues el invierno y el verano, en Madrid solo son buenos, desde la cuna a Madrid, y desde Madrid al Cielo”. Hagamos lo posible para que la COP25 sea un éxito, y se logren acuerdos de los buenos.
Germán Granda es Director General de Forética