Los bufetes admiten que los robots ya suplen a algunos abogados
El 15% de las grandes firmas inglesas ha sustituido el trabajo de letrados por sistemas automatizados
Pocas profesiones saldrán indemnes de la transformación digital. Y entre ellas no está la abogacía. Pese a que en los últimos años se han multiplicado las voces que proclaman que el abogado no será sustituido por el robot, lo cierto es que esa afirmación no puede sostenerse con tanta rotundidad. A la vista de los datos, algunas firmas ya reconocen abiertamente que un número significativo de tareas que antes eran realizadas por letrados u otros profesionales humanos, ahora las están haciendo las máquinas.
Según el último informe de The Law Society (el colegio de abogados británico) sobre el uso de la tecnología en el sector (legaltech), el 15% de los grandes bufetes británicos ya ha reemplazado abogados cualificados por sistemas automatizados durante los tres últimos años. Una cifra que se ha multiplicado por cinco desde 2013. El dato desciende al 3% en firmas medianas y al 2% en pequeñas.
No obstante, los grandes damnificados de la legaltech parece que no serán los abogados, sino otros profesionales dentro de las firmas. Así, casi cuatro de cada diez de las mismas en el Reino Unido otorgó tareas del personal auxiliar a las máquinas y un 26% ya lo ha hecho con los conocidos como abogados paralegales, dedicados a dar apoyo a otros letrados.
Si bien el grado de implantación tecnológica en las firmas y la regulación del mercado no permiten hacer un traslado automático de las cifras del Reino Unido a España, lo cierto es que sí marcan una tendencia que los expertos creen que, en mayor o menor medida, acabará llegando. Diego Alonso, cofundador de la consultora Nize Partners, explica que debe tenerse en cuenta la liberalización del sector legal británico, frente al marco “algo restrictivo” de nuestro país. Un entorno más flexible, subraya, permite la entrada de otras empresas jurídicas que compiten contra los bufetes, creando un mercado sustitutivo de servicios que antes solo prestaban los abogados; esta realidad, sin embargo, aún no ha calado en España. Por ello, a partir de ahora, “no les queda otra que mejorar la productividad y eficiencia usando la tecnología” porque están compitiendo contra entidades con un recorrido tecnológico que los bufetes históricamente no han tenido.
Precisamente, The Law Society vaticina que, debido a la automatización, si para 2038 los bufetes no aumentan su productividad, el tamaño de la fuerza laboral de los servicios legales será un 20% menor. No obstante, la organización cree que el efecto no será tan dramático porque “es probable que las pérdidas de empleo se compensen por el aumento de la demanda de servicios legales a corto plazo”.
“Periodo de entrenamiento”
“Si antes el análisis de una due diligence lo hacían diez júniors, ahora lo hacen tres con el apoyo de una herramienta tecnológica”, señala Alonso, quien ve a los bufetes españoles aún en un “periodo de entrenamiento” y formación tecnológica, lejos de las firmas anglosajonas. Un remedio para evitar posibles reducciones de plantilla, reflexiona, sería que los despachos “adapten los perfiles que ya tienen dentro”.
Según el organismo inglés, uno de los grandes frenos a la implantación digital en los despachos es la facturación por horas, que incentiva fórmulas menos eficientes de trabajo. Sin embargo, este modelo no tiene mucho futuro. “El cliente se lo va a exigir [su eliminación o modificación] y el despacho que no lo quiera asumir, lo va a pasar mal”, asegura The Law Society.
La entrada de nuevos actores fuerza el cambio. Según Javier de Cendra, decano del IE Law School, “la automatización de parte de los servicios jurídicos liberalizará entre el 30% y el 60% del tiempo de los abogados, dedicados a tareas de poco valor”. Nuevas empresas asumirán estas tareas, empujando los precios a la baja y obligando a los bufetes, concluye, a revisar su funcionamiento. “Probablemente, el modelo del sector jurídico, tal y como lo conocemos ahora, entre en crisis”.
Nuevos perfiles de abogados
Inteligencia emocional. Características como el espíritu emprendedor, la curiosidad, la creatividad, la inteligencia emocional y el pensamiento estratégico serán mucho más importantes en la educación y la contratación de futuros abogados. Según el informe de la Law Society, los profesionales legales encontrarán cada vez más la necesidad de adoptar un papel más amplio y el sector hará más énfasis en el “asesor confiable” que, además, solucione problemas complejos.
Inteligencia artificial. El informe La IA humana está aquí, de Forbes Insight de 2019, revela que el 87% de los altos ejecutivos cree que la inteligencia artificial es importante para lograr sus objetivos comerciales. “Estos cambios requerirán una adaptación significativa de los abogados y sus despachos”, advierte. El cambio parece imparable; según la inversora Atomico, el sector legaltech recibió de inversión 504 millones de dólares en 2019, el doble que en 2018.