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Carmen Alonso: “Al dinero en efectivo aún le queda tiempo de vida”

Desde hace cinco años ocupa la dirección de la operadora de pago en España

MANUEL CASAMAYÓN
Pablo Sempere

De todas las transacciones que tienen lugar en Europa, dos tercios son gestionados por Visa y Mastercard. Por eso, esta semana, el propio BCE ha urgido a la creación de un sistema de pagos paneuropeo que reduzca la dependencia de estos operadores extranjeros. En España, Carmen Alonso (Madrid, 1967) está al frente de Visa, una firma que trabaja en todo el mundo con más de 160 monedas. Conoce a la perfección cómo pagan los consumidores, en qué gastan y en qué situación se encuentran tanto el dinero electrónico como el efectivo, al que aún augura más futuro del que muchos creen.

R. ¿Hay en Europa una dependencia excesiva de operadores como Visa o Mastercard?
R. Nosotros como Visa tenemos una base en Europa que funciona, y hace la vida más fácil a consumidores y comercios. Creo que es un error ver esto como algo organizado o dividido en bloques, ya sea China, EE UU o Europa. Si el BCE lanza algo que viene a favorecer el mercado o a llegar allá dónde nosotros no hemos sabido o podido llegar, bienvenido sea, pero por ahora no sabemos qué falta por resolver.
R. La banca española está trabajando en su propia tarjeta.
R. Bienvenida sea la competencia si es que viene a resolver algo que no lo está.
R. En 2016, los pagos electrónicos superaron al efectivo, y ahora están un 20% por encima. ¿Hacia dónde van los métodos de pago?
R. Se espera que siga esta tendencia. Además, España es un país sin problemas reales de aceptación. Lo único es que hay un hábito de frecuencia de uso menor en comparación con países como Francia o Reino Unido, que están hasta tres o cuatro veces por encima. En España son las tecnologías como el contactless o el pago por móvil las que hacen posible este avance, porque vemos que cada vez se pagan cantidades más pequeñas con estas herramientas sin que nadie ponga problemas. Un euro, dos, hasta 50 céntimos.
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R. ¿Dónde paga la gente con efectivo?
R. En los sectores donde hay pagos de hábito y de menor valor, como el restaurante, la cafetería, supermercados... Donde no hay prácticamente nada de efectivo es en el ecommerce, porque el pago a contra rembolso no se lo cree nadie, pero también en la ropa o el calzado.
R. ¿Hay perfiles que muestran mayor resistencia al pago electrónico?
R. En España hemos visto que los consumidores adoptan rápido las nuevas tecnologías. Y es curioso, porque no solo son los jóvenes. Sorprendentemente, hay un colectivo, los que están entre los 45 y los 60 años, que al contrario de lo que pueda parecer han experimentado una velocidad de adopción incluso mayor que la de los jóvenes. Es gente puesta en el manejo financiero y que se ha hecho rápido con estas herramientas.
R. Entonces, ¿cuánto le queda al efectivo?
R. Se especula mucho con eso, y algunos países, como los nórdicos, tienen incluso fijados unos plazos. En Japón se han propuesto capturar el 40% de los pagos en formato digital para 2025. Es un país muy avanzado que tiene todavía mucho cash. La velocidad de adaptación es alta y exponencial, pero creemos que en España aún le queda mucho tiempo de vida al dinero en efectivo.
R. ¿Qué ventajas tiene el pago electrónico?
R. Yo no concibo que se pague con efectivo. Es algo que además cuesta mucho dinero. Algo tan simple como tener que ir recogiendo las monedas de los parkings de los pueblos y barrios españoles es un sobrecoste. Cuesta dinero, si lo pierdes no hay recuperación, no hay traza, es hasta sucio. El pago electrónico lo tiene todo, y también ayuda a luchar contra el fraude fiscal. Debería ser una prioridad fomentar este tipo de desembolsos.
R. ¿Qué cambios legales reclama el sector?
R. Urgiría a todos los partidos e instituciones a revisar los programas y medidas para tener una legislación más ágil y positiva hacia el dinero electrónico. Sería importante mirar la limitación al dinero efectivo, que podría bajar, y también impulsar medidas fiscalmente favorables para fomentar el pago electrónico. Por ejemplo, ofrecer alternativas de pagos que no sean solo cash a partir de un determinado importe. Eso es algo importante que se quedó en el tintero en la legislatura pasada.
R. ¿Hay inquietud entre los operadores de pago por el posible nuevo gobierno?
R. Estamos en 200 países, con 3.400 millones de tarjetas de todo tipo emitidas, y nos tocan gobiernos de todo tipo y color. Nos afecta más la estabilidad del mercado y la confianza del consumidor y del comercio que el color de un gobierno.
R. ¿Son una amenaza empresas como Facebook, Google o Apple, tan interesadas en el mundo financiero?
R. Creo que cada compañía tiene su camino. Igual que sucede con el mundo de las fintech. Nuestra postura como Visa es muy aperturista y de colaboración para agrandar el sistema, y que todo el mundo pueda pagar o ser pagado con plataformas como estas.
R. Esta es la semana del Black Friday. ¿Qué representa esta fecha para Visa?
R. Nos permite ver los comportamientos de compra, y es el principal día de gasto. Hace años, curiosamente, era el 5 de enero. Este día, junto a Navidad y verano, son los ciclos en los que más compran y gastan los consumidores.

Sobre la firma

Pablo Sempere
Es redactor en la sección de Economía de CINCO DÍAS y EL PAÍS y está especializado en Hacienda. Escribe habitualmente de fiscalidad, finanzas públicas y financiación autonómica. Es graduado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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