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En colaboración conLa Ley

Tecnología y formación global, las asignaturas pendientes de las facultades de Derecho

Ante la mayor presencia de la tecnología, los expertos reclaman reforzar la dimensión ética de la abogacía

EFE

Suele acusarse a la abogacía, y probablemente con razón, de ser una profesión que presenta una alta resistencia a la innovación. Un conservadurismo que tiene su explicación. La altísima rentabilidad del modelo de negocio de los grandes despachos, sostenida incluso durante los peores años de la crisis, ha desincentivado unos cambios en su manera de trabajar que, sin embargo, ahora empiezan a percibirse como urgentes, fruto de la revolución digital y de un mundo cada vez más interconectado.

Un pilar fundamental para impulsar la abogacía del futuro son los profesionales. Así, las facultades de Derecho ya no pueden ser escuelas exclusivamente de papel y bolígrafo (sin formación tecnológica), que instruyan profesionales que solo puedan ejercer en su propia jurisdicción.

Precisamente, los retos a los que se enfrentan las universidades para formar letrados adaptados a la nueva realidad del sector legal fue la materia abordada ayer en la mesa Reinventing legal education in the era of the tech revolution (reinventando la educación legal en la era de la revolución tecnológica), del South Summit que está celebrándose en Madrid. En el coloquio, moderado por el decano del IE Law School, Javier de Cendra, se puso el acento en cuatro grandes áreas que, según los ponentes, deben introducirse o potenciarse en las aulas.

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Tecnología

Una de las grandes disrupciones que introduce la era digital es el cambio en el lugar en el que reside la información. "Hasta ahora, formábamos a los abogados haciendo que estos acumularan conocimiento para después aplicarlo. A partir de ahora, el conocimiento se almacenará en bases de datos, y lo que se requerirá de los letrados son habilidades para aplicarlo de la mejor manera", describió Gonzalo Matías, presidente de la Católica Global Law School.

Una reflexión que completó Jorge Cerdio, profesor del Instituto Tecnológico Autónomo de México, que dividió en tres niveles la instrucción que necesitan los futuros juristas. En primer lugar, expuso, deben comprender la tecnología. En segundo término, han de aprender a utilizarla e integrarla en su día a día ("A lo mejor ya no hay que hacer tanto hincapié en que aprendan a hacer una due diligence si después a hacerla una máquina", describió). Y, finalmente, demandó que los letrados sean capaces de convertirse en facilitadores de nuevas herramientas legales que aporten soluciones jurídicas, por ejemplo, en el acceso a la justicia o en el cumplimiento de determinadas obligaciones legales.

El problema para ello, no obstante, es la falta de recursos de la mayoría de facultades de Derecho, coincidieron los ponentes.

Internacionalización

El incremento de las relaciones internacionales está teniendo un efecto directo en la normativa. "Vamos hacia un sistema jurídico global", apuntó De Cendra. Esta realidad requiere abogados con un enfoque supranacional y que sepan manejarse tanto en el ámbito transnacional como en otras jurisdicciones.

El papel de la ética

La secretaria general de la International Bar Association y socia de Gómez-Acebo & Pombo, Almudena Arpón de Mendívil, por su parte, incidió en la importancia de los valores humanos. "El abogado debe proveer a sus clientes y a la sociedad de aquello que nunca tendrán las máquinas como ética, compasión o empatía". Matías, en la misma línea, remarcó que, conforme se avance en la implantación tecnológica, debe reforzarse el concepto de justicia de los letrados.

El valor de la ley

Finalmente, Arpón de Mendívil apostó por no devaluar el conocimiento y la comprensión de la ley y su espíritu. "Hay que entrenar las mentes estudiantil en la comprensión de un sistema legal cada vez más complejo, interconectado, cambiante y global". En este sentido, también demandó un trabajo coordinado entre políticos, académicos y abogacía mundiales para crear unos principios legales internacionales comunes que respondan a los desafíos actuales.

Recuperar la vocación

No solo negocio. El decano de la IE Law School, Javier de Cendra, subrayó como uno de los problemas de las facultades de Derecho estadounidenses ha sido promocionar la formación de los futuros abogados como una vía para acceder a altos salarios, prestigio y puestos de mucho poder, sacrificando, en cambio, a aquellos que se acercaban a la profesión por pura vocación. "Los abogados son aquellos llamados a ayudar a otros a defender legítimamente sus causas a través de la ley", afirmó.

Letrados sin valores. De Cendra expuso las consecuencias que para la profesión ha tenido el promocionar aquellos letrados que se interesaban por la misma por dinero o poder en lugar de por unos ideales de justicia. "Abogados que cargan demasiadas horas facturables a sus clientes o que buscan vías contractuales para cobrarles más, o firmas que explotan a sus asociados", destacó, entre otras. Por eso demandó recuperar la centralidad de la vocación en la enseñanza jurídica, dar más importancia a la formación humanística de los estudiantes y enfocar los estudios en los nuevos problemas sociales como el medio ambiente o la revolución demográfica.

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