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La sillita infantil portátil y plegable que un día vendrá de fábrica

Textia trabaja para que su sistema venga integrado al coche de origen Los proveedores de asientos Lear y Faurecia prueban el prototipo

Textia ha desarrollado una primera versión portátil de su silla, que se puede llevar en forma de equipaje de mano y, llegado el momento, desplegarse para su instalación en el asiento del coche.
Textia ha desarrollado una primera versión portátil de su silla, que se puede llevar en forma de equipaje de mano y, llegado el momento, desplegarse para su instalación en el asiento del coche.

Si usted es padre de niños pequeños y no tiene coche, le habrá pasado en más de una ocasión que para irse a la playa habrá tenido que buscar entre sus amigos alguien que le preste una silla de retención infantil. La responsabilidad de contar con este accesorio no es del taxista o conductor, sino de los tutores del menor. Así que si un policía los detiene en la carretera y el pequeño no viaja seguro, la multa recaerá sobre usted.

Aunque lo verdaderamente importante no es evitar la sanción, sino minimizar los riesgos de muerte o lesión del pasajero más vulnerable en caso de accidente. Según la Dirección General de Tráfico (DGT), el uso de la sillita reduce un 75% los fallecimientos y un 90% los daños físicos.

Pero si no dispone de una, conseguirla prestada puede resultar toda una aventura, ya que las hay de hasta seis tipos dependiendo del peso y altura del usuario. Es básico también saber instalarlas porque el 43% de los menores viaja con el sistema mal ajustado al asiento del coche.

“Estas dos pegas –que el niño no lleve protección o que la use mal– desaparecerían si la silla viniera integrada de origen, como un accesorio más del coche y no como un extra que se compra aparte”, dice Mikel Garrido, cofundador y director de desarrollo de negocio de Textia Solutions.

Es el razonamiento que motivó a esta empresa, una spin-off de la fundación vasca Tecnalia, a desarrollar un sistema de retención infantil que se despliega del asiento apretando un botón y que se adapta al peso y altura del ocupante. Al abarcar todas las etapas de crecimiento del menor y hacer innecesarios ciertos componentes de la sillita tradicional (enganches, barra antivuelcos, una tercera pata...), “los costes se reducen una barbaridad”, asegura.

La compañía defiende que su propuesta supone una solución para padres sin vehículo, taxistas y operadores de ‘carsharing’

Precisa que el ahorro podría variar entre los 125 y 150 euros, con la ventaja añadida de que el sistema podría utilizarse hasta que el niño alcance los 135 centímetros de altura, que es el límite establecido por la normativa para los mayores de 12 años. Cuando los niños de esa edad superan esa estatura, deja de ser obligatorio el uso del sistema de retención.

Garrido defiende que su propuesta supone una solución no solo para los padres sin coche y conductores particulares, sino también para taxistas y operadores de carsharing, “que están cansados de tener sus almacenes llenos de sillitas de todos los grupos”, explica.

Para llevar este desarrollo al mercado, Textia ha firmado acuerdos con los dos principales proveedores de asientos de automóviles del mundo, la estadounidense Lear y la francesa Faurecia, para que prueben su prototipo. Garrido informa de que también hay una marca de vehículos interesada, pero de momento no puede revelar su nombre.

La silla se fabrica con un textil patentado por Textia que pasa de flexible a rígido y viceversa.
La silla se fabrica con un textil patentado por Textia que pasa de flexible a rígido y viceversa.

El sistema que viene de origen integrado al asiento es el segundo paso del proyecto, ya que el primero ha sido una silla portátil y plegable que en abril recibió el Premio Emprendedores y Seguridad Vial de la fundación Línea Directa, valorado en 20.000 euros.

Esta puede transportarse como un maletín con ruedas y, llegado el momento, desplegarse para su instalación en el asiento mediante el sistema isofix, fácil de enganchar y presente en casi todos los modelos. El sistema también se adapta a niños de todas las edades.

Para lograr estos atributos, Textia fabrica la silla con un textil que puede pasar de flexible a rígido y luego revertir su estado con la ayuda de una bomba de vacío. La compañía ha invertido en la fase inicial del proyecto 247.000 euros, la mitad de los cuales han sido subvencionados por el programa Horizonte 2020.

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