Así invierten los fondos más pesimistas
Su apuesta por el cambio de ciclo bursátil no termina de cuajar y les deja fuera de los rebotes
No es fácil ser pesimista en el mundo de la inversión. Las Bolsas están en máximos la mayor parte del tiempo, aunque solo salen en las noticias cuando hay fuertes caídas. La mayoría de los gestores de renta variable tienen mandatos que les obligan a estar invertidos en acciones, y transmiten a sus clientes que el vaso está medio lleno. En cambio, aquellos gestores que se dedican a apostar contra la subida de los mercados tienen que nadar siempre a contracorriente y son tachados a menudo de agoreros y especuladores.
En los últimos meses, este tipo de inversores ha tenido una de cal y otra de arena. Entre octubre y diciembre, cuando las Bolsas mundiales sufrieron unas virulentas caídas, aquellos que habían tomado posiciones bajistas lograron rentabilidades de doble dígito. Por ejemplo, Smart Social Sicav, que llevaba meses preparándose para esta corrección, logró cerrar el año con un rendimiento del 15%.
Sin embargo, las Bolsas recuperaron entre enero y mayo casi todo el terreno perdido en 2018 y quienes que mantuvieron posiciones bajistas han sufrido mucho.
En las últimas semanas, el temor a un brusco frenazo económico ha hecho que los grandes bancos centrales se hayan visto obligados a flexibilizar sus políticas monetarias. La Reserva Federal hasta se plantea bajar tipos. Los pesimistas siguen esperando unas caídas bursátiles que aún no llegan.
Antoni Fernández, gestor de Smart Social Sicav, lo tiene claro. Las Bolsas mundiales van a caer a plomo y él está preparado. “Creo que el Nadaq va a caer un 40% en los próximos meses. Las subidas de principios de año han sido un espejismo”, apunta este inversor.
En la cartera de la sicav, con un patrimonio de 30 millones de euros, el 81% de las inversiones son bajistas. En concreto, ha apostado, a través de futuros, por la caída del índice tecnológico Nasdaq y del selectivo alemán Dax. Fernández suele elegir este tipo de derivados financieros para ejecutar sus apuestas bajistas porque son los mercados más líquidos, y puede abrir y cerrar posiciones en cualquier momento.
Smart Social Sicav también mantenía posiciones bajistas sobre el Ibex 35, pero las cerró en mayo.
En puridad, pocos gestores son 100% bajistas. Lo normal es que administren fondos y sicav con un objetivo de inversión amplio y que vayan modulando su posición en función del mercado. Antonio Fernández, por ejemplo, llegó a deshacer a finales de 2018 todas sus apuestas en corto y a quedarse con liquidez e inversiones alcistas.
Las apuestas bajistas no solo se centran en Bolsa. El fondo GPM Alcyon, mejor vehículo de inversión en mayo en la categoría de mixtos moderados, ha sacado provecho en varios momentos de inversiones en corto sobre deuda pública española e italiana. “Cuando vemos posibles momentos de tensión política, tratamos de sacar partido”, apunta Jorge Ufano, gestor del fondo. “A diferencia de otros vehículos, no somos eternamente pesimista, sólo en situaciones concretas. Ser siempre bajista creo penaliza a largo plazo y además es peligros si el mercado tiene una racha de subidas”, explica.
El uso de posiciones bajistas se utiliza en muchas ocasiones para amortiguar la volatilidad de las carteras y para desmarcarse de los índices de referencia. Son muchos los gestores que, aunque tienen la mayor parte del patrimonio del fondo en acciones, contratan coberturas y así logran atenuar las caídas bursátiles.
Es el caso del fondo Abante Pangea, pilotado por Alberto Espelosín. Este gestor mantiene el 36% del capital del vehículo en renta variable, y casi un 20% en posiciones bajistas sobre Bolsa, de acuerdo con datos de Morningstar. El año pasado, el vehículo logró salir casi indemne de las caídas generalizadas de los mercados bursátiles.
Sin embargo, el propio Espelosín ha reconocido que acertar con el momento adecuado en que habrá fuertes correcciones de mercado es muy difícil. En una de sus cartas se disculaba con los inversores: “Siento si el ‘timing’ se ha hecho largo, pero el tiempo, solo Dios lo controla”.
Smart Social Sicav: un ‘outsider’ a contracorriente
Antoni Fernández no es un gestor al uso. Vive en un pequeño pueblo en la comarca de Osona (Cataluña) y trabaja desde casa. En su despacho monitoriza la evolución de los mercados bursátiles europeos, la cotización del petróleo y los futuros sobre el S&P 500... pero jamás acude a presentaciones para inversores de grandes emisores o compañías. Es un anacoreta financiero, que ha tenido mucho éxito.
Su enfoque es fundamentalmente de análisis técnico. Trata de predecir las tendencias de los mercados viendo la evolución histórica de la cotización de acciones y índices. Viendo si un valor está en máximos. O si ha habido muchas ventas por parte de directivos. Desde que empezó a gestionar Smart Social Sicav, en mayo de 2015, el vehículo ha rentado casi un 22% (frente al 0,92% del Dax o el -9,69% del Eurostoxx 50).
Su estilo de inversión es plenamente libre, aunque desde que tomó las riendas de la sicav han predominado las apuestas bajistas. La clave del éxito es saber cuando la Bolsa ha caído lo suficiente. “En diciembre lo tenía claro. La corrección había sido muy fuerte y deshice posiciones con fuertes ganancias. Entonces invertí en algunas compañías españolas y alemanas que habían caído mucho, pero la recuperación fue muy rápida y volví a ponerme corto”, explica. En mayo, la sicav se revalorizó un 5,55%.
Global Allocation: Bononato y la dificultad del ‘timing’
Luis Bononato es un clásico dentro del mundo de la inversión española. En 2014, este gestor con una amplia trayectoria se incorporó a Auriga Global Investors para gestionar el fondo Global Allocation. Hasta 2016 su fondo había logrado una rentabilidad del 175% (equivale a un rendimiento anualizado del 9,81% desde su constitución), siendo uno de los mejores europeos dentro de su categoría en un periodo de 10 años.
Sin embargo, este largo final del ciclo bursátil alcista ha sido complicado. Bononato lleva años considerando que los mercados tienen que sufrir una brusca corrección. En 2017, su estrategia le llevó a perder un 2,55%, dado que las Bolsas siguieron subiendo. En 2018, en cambio, se pudo resarcir, puesto que la renta variable cayó con fuerza y su fondo logró cerrar el ejercicio en positivo (+0,49%).
Este año, sin embargo, ha mantenido sus posiciones en corto, a pesar de que las Bolsas europeas y estadounidenses recuperaron entre enero y abril el terreno perdido. Esto le ha llevado a acumular unas pérdidas del -10% en el ejercicio. Para los inversores bajistas, acertar con el timing es fundamental.
La forma de apostar contra los mercados ha sido tomar posiciones cortas sobre los índices estadounidenses Nasdaq, Rusell (empresas pequeñas) y el S&P 500.
Pangea: visión macro y posiciones cortas
Casi todos los fondos de inversión españoles cerraron 2018 con números rojos. Las pérdidas superaban en la mayoría de los casos el 15%. En cambio, el fondo Abante Pangea, gestionado por Alberto Espelosín, terminó el ejercicio cediendo tan solo un -0,9%. En el último trimestre del ejercicio se anotó una subida del 12,2%.
A pesar de este éxito relativo el año pasado, el fondo ha sufrido unos años de travesía del desierto. Sus apuestas bajistas de 2017 le llevaron a perder un 9,7%. Su rentabilidad media en los cinco últimos ejercicios ha sido el -2,92% y el patrimonio gestionado ha caído con fuerza porque muchos inversores se han cansado de esperar a las ganancias.
Ante la dificultad para acertar exactamente con el momento de las correcciones, Espelosín ha variado su estrategia. En lugar de centrarse principalmente en una visión macro, el gestor se va a concentrar en la selección de valores. Ya no utilizará derivados para tomar posiciones bajistas sobre el Nasdaq y otros índices, sino que modulará el riesgo de mercado aumentado o disminuyendo la inversión en Bolsa. Si considera que la renta variable va a caer, reducirá posiciones, y si cree que va a subir, las aumentará. “La idea es concentrarme en la selección de valores y el riesgo de mercado reflejarlo estando invertido en unos niveles u otros con la máxima flexibilidad”, explica en una carta a los inversores.
Grizzly: un fondo 100% bajista
Ser un inversor bajista no es fácil, pero serlo en Estados Unidos, con un mercado bursátil que ha tenido una racha alcista de más de 10 años, es una tortura. Este es el caso del Grizzly Short Fund. Uno de sus gestores, Greg Swenson, explica que el objetivo del vehículo es tener una posición completamente opuesta al mercado. De modo que si la Bolsa estadounidense cae un 10%, ser capaces incluso de subir algo más de un 10%.
Este fondo es utilizado de forma táctica por algunos inversores activos para posicionarse temporalmente cuando tienen una visión negativa del mercado o sacar partido en caso de errores de valoración. Hay algunos fondos cotizados (ETF, por sus siglas en inglés) que tratan de replicar con exactitud la inversa de la rentabilidad de los índices. Pero el Grizzly trata de mejorar esta gestión pasiva.
El problema es que, cuando Wall Street acumula máximo tras máximo es casi imposible que los bajistas tengan buenas noticias. El año pasado fue una excepción y el Grizzly cerró el ejercicio con una subida del 0,5%. Sin embargo, cuando se analiza el rendimiento medio anual de este vehículo sus inversores pueden echarse a llorar. En la última década, el fondo ha tenido un rendimiento medio anual del -16,3%.