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La mitad de las economías de mayor potencial del mundo se ubicarán en este continente, que crece a un ritmo del 5’7%
Ryszard Kapuscinski, periodista y escritor especializado en África suele decir que “dentro de cada gota de agua hay un universo. Lo particular nos dice más que lo general porque nos resulta más asequible”.
El principal error al hablar de África es caer en tópicos y generalizaciones, África es un gran lago formado por un montón de gotas diferentes. En 2019, las perspectivas económicas del África subsahariana se verán fortalecidas debido en gran medida a precios más elevados en los productos básicos, una economía mundial más fuerte y políticas internas de apoyo. Las últimas proyecciones han estimado un crecimiento de su PIB de un 3,8% para 2019, aumentando significativamente su promedio histórico del 2,6% en los últimos cuatro años. A partir de entonces (2023), el crecimiento aumentará hasta el 4%.
Pero su foto global enmascara diferencias significativas entre países. Es importante destacar que, pese a las notables mejoras, el crecimiento económico sigue siendo débil en Angola, Nigeria y Sudáfrica, las economías más grandes del continente, con un promedio inferior al 2,5% comparable a la tasa de crecimiento de la población en los próximos cinco años. Estas grandes economías siguen en riesgo de protagonizar otra “década perdida” a menos que sus autoridades apliquen reformas significativas para reducir la dependencia del petróleo en Angola y Nigeria y, en el caso de Sudáfrica, para superar los problemas estructurales, muchos heredados de la era del Apartheid. En este sentido, las prioridades del Presidente Cyril Ramaphosa y el Vicepresidente Yemi Osinbajo sugieren estrategias alentadoras. Excluir estas grandes economías o centrarse en las tasas de crecimiento por países revela una perspectiva aún más brillante para toda la región. El crecimiento agregado de la región asciende a 5,7% en 2019 y se mantendrá en torno a esta tasa hasta 2023. La mitad de las economías de más rápido crecimiento del mundo se ubicarán en el continente, con 20 expandiéndose a una tasa promedio del 5% o más en los próximos cinco años, por encima del 3,6% estimado para la economía mundial. Etiopía, Rwanda, Ghana, Côte d’Ivoire, Senegal, Benin, Kenya, Uganda y Burkina Faso siguen estando entre los 10 primeras.
Un reciente estudio realizado por Brookings ha identificado cinco grandes oportunidades empresariales en el continente africano: el rápido crecimiento poblacional, con el consiguiente desarrollo urbanístico, la industrialización, el desarrollo de infraestructuras, la liberación sostenible de recursos agrícolas, y el desarrollo de comunidaciones/servicios desde smartphones.
Tras la ralentización ocasionada por la “primavera árabe” de 2011 y el colapso de precios del petróleo en 2014, el crecimiento de África se ha recuperado, y sus perspectivas futuras son muy buenas. Hay dos indicadores del Banco Mundial especialmente optimistas: de las 10 economías que más crecen del mundo (encabezadas por Ghana), seis son africanas. Y en el Índice Doing Business de 2019, 5 de las 10 economías que más han avanzado están en África, con la concentración de un tercio de todas las reformas globales en África subsahariana.
La aceleración económica y la mejora del entorno empresarial apoyan las cinco oportunidades antes citadas, todas ellas generadoras de crecimiento transformador en sectores clave.
Los 54 países africanos son diversos en población, riqueza, tasas de crecimiento y estabilidad política. Mientras que Nigeria tiene cerca de 190 millones de población, Etiopia o Egipto apenas tienen 90 millones cada una, y la mayoría de países africanos están mucho menos poblados (por debajo de 20 millones). Del mismo modo, la riqueza está muy concentrada geográficamente, ya que solo nueve países suponen tres cuartas partes del PIB africano, y en 2030 tres países representarán casi la mitad del consumo doméstico de todo el continente: Nigeria (20%), Egipto (17%), y Sudáfrica (11%). Numerosos países pequeños, sin embargo, están creciendo muy rápido y aumentando su cuota sobre el PIB africano y el consumo. De hecho, se espera que África del Este y el África francófona Central y del Oeste incrementen su cuota sobre el consumo total de forma significativa.
Para dar servicio a un mercado tan grande, las empresas deberán hacer un análisis previo, y diseñar una carpeta de servicios coherente, priorizando países y ciudades. Existe una herramienta denominada McKinsey’s Áfrican Stability Index que clasifica los países africanos en función de su “riesgo abierto” como estables, vulnerables o de bajo crecimiento, que pueden ser de gran ayuda para empresas e inversores a la hora de diseñar su internacionalización, elegir dónde realizar sus inversiones o dónde establecer su cuartel general.
En cualquier caso, por todos los argumentos previamente descritos, en 2019 las empresas exportadoras españolas deben incluir Africa en su radar.
Isabel Giménez Zuriaga es Directora General Fundación de Estudios Bursátiles y Financieros