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El Foco
Tribuna
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Huawei y Google: muchas palabras y pocas verdades

El conflicto entre ambas empresas tiene un alcance más político que tecnológico

Una usuaria consulta su terminal Huawei.
Una usuaria consulta su terminal Huawei.EFE
CINCO DÍAS

Quizás muchos ya han salido corriendo a vender sus dispositivos móviles Huawei después de escuchar las noticias sobre el bloqueo del Gobierno norteamericano a la multinacional de la telefonía móvil. No aconsejaría ninguna venta nerviosa.

Hay ciertos aspectos que vamos a comentar y que esperamos calmen un poco los ánimos y que orienten a los clientes de dicha marca o de cualquier otro fabricante chino de móviles. Para ello hablaremos de tecnología y no de política.

El sistema operativo Android es abierto y gratuito. Por lo tanto cualquier persona con conocimientos de programación podría hacerse su propia versión de Android indiferentemente del teléfono que tenga. Está claro que Huawei tendría la posibilidad, como ya ha anunciado, de hacerse actualizaciones a medida e incluso de pelear por tener una versión de Android más moderna o con mayores utilidades que sus competidores.

Es decir, que con esta medida lo que han logrado hacer es dar a cada fabricante la posibilidad de jugar con un software que, como se ha dicho, es libre y de código abierto. De hecho, sus actualizaciones siempre han sido realizadas por los propios fabricantes. Dicho de otro modo: Huawei es una de las empresas que actualiza Android. Muy poco impacto tendrá que ahora le digan que no recibirá actualizaciones de Android cuando es el mismo Huawei quien participa en ellas. Claro que otros fabricantes entran en el juego, las distintas marcas chinas ofrecen generalmente dos años de actualizaciones al sistema operativo Android que se está usando actualmente. Tras ese periodo, ya ni el procesador interno ni el propio Android soportan actualizaciones de programas tan populares como WhatsApp.

Ahora pasemos a Google Play, o lo que es lo mismo, una tienda virtual que simplemente distribuye las aplicaciones de otros desarrolladores de software. Si Huawei deja de tener acceso a Google Play le bastarán unos días para crear su propia tienda, del mismo modo en que la tiene Samsung para distribuir las aplicaciones de terceros. Si le toca a Huawei hacer su Huawei Store, será cosa de horas para uno de sus expertos en programación. Al minuto siguiente, los desarrolladores de aplicaciones solo tendrían que enviarle un correo a Huawei ofreciendo sus productos de la misma forma en que lo hacen para Apple Store, Google Play o Samsung Apps (Galaxy Apps). Si alguien piensa que el bloqueo llegará a todas las aplicaciones, entonces realmente se desconocen todos los intereses económicos que están de por medio. El juego Candy Crush, por poner un ejemplo, seguirá disponible, al igual que todas las aplicaciones que se consiguen en Google Play. Todas funcionan en Android, es solo cuestión de cambiar de tienda virtual.

Para no dejar cabos sueltos, pasemos ahora a analizar el acceso a plataformas como YouTube y Gmail. Está muy claro que son aplicaciones que controla directamente Google. Es probable que acceder a ellas empiece a costarnos no un clic, sino dos. Expliquemos esto mejor: la plataforma YouTube vende un servicio, ya sea a los anunciantes o a los clientes de su versión prémium. Por lo tanto, si yo soy un abonado prémium a YouTube y uso un móvil Huawei, sería lesivo para el propio YouTube que me prohibieran el acceso.

Por otro lado, YouTube perdería la posibilidad de que los usuarios de Huawei vieran los anuncios por los cuales cobran mucho dinero a miles de anunciantes en todo el mundo. Es como si impidiéramos a las personas con coches Ford, por poner un ejemplo sencillo, escuchar determinada cadena de radio. ¿Quién se vería más perjudicado, el fabricante de coches o la emisora? Por otro lado, siempre es posible acceder a YouTube a través del navegador que escoja el usuario de Huawei. Esa parte del escándalo no ha salido en los informativos. Lo mismo valdría para Gmail, cuyo acceso a través de un navegador alternativo es imposible de bloquear. Huawei tiene su propio navegador, que no es Chrome. Y si no te gusta, siempre podrás descargarte Firefox, que también es gratuito.

Por todo ello, se me ocurre una pregunta. ¿Son las restricciones de Google una forma de impedir el supuesto espionaje a través de los sistemas Android que algunos achacan a los fabricantes? Esa parece realmente la respuesta a todo esto. El gigante Facebook compró WhatsApp, Instagram y otras empresas para tener de una manera clara el monopolio de la información, pero quizás es Android el culpable de que se filtren informaciones de los famosos, políticos o empresarios. Quien sabe programar Android sabe muy bien que se puede cambiar el IMEI (código único de identificación de móviles) y que si el conflicto se pusiera muy espinoso, alguien sacaría un parche que podría convertir tu Huawei en una vieja Black­Berry a efectos de código. No hace falta ser un gran hacker para lograrlo.

Por lo tanto, más que ante una noticia con alcance tecnológico real, estamos en presencia de una contienda entre Estados Unidos y China derivada de su guerra comercial y arancelaria. Sin duda, esta noticia habrá sido recibida con una gran sonrisa y será motivo de memes y chistes en los laboratorios de Huawei y de otros fabricantes. Los políticos seguirán embarcados en su pulso comercial, pero en tecnología es difícil ponerle puertas al campo y hay asuntos que no entienden de restricciones, sino de aspectos técnicos incontrovertibles. Así que tranquilos, propietarios de teléfonos Huawei. No hace falta que os deshagáis de vuestros terminales.

Andrés J. Arenas es profesor de Empresas en la Universidad Nebrija

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