La búsqueda de rentabilidad lleva a los inversores hacia la deuda
La renta fija emergente gana atractivo ante un dólar más débil
“La deuda emergente ha dejado de ser una elección marginal en las carteras para tener una mayor importancia. Si se consideran todos los tipos de activos, incluyendo las emisiones en moneda fuerte o local y las corporativas, el mercado se ha duplicado desde 2010, pasando de los 9,3 billones de dólares a los 18,9 billones en 2018”. Así resume Aberdeen la explosión de la renta fija.
El interés sigue activo en 2019. Atractivo no le falta: “El rendimiento medio de un índice de bonos del Tesoro estadounidense que cubre todos los segmentos de vencimiento se sitúa en el 2,8% y en el 1,1% para los de la eurozona. En cambio, la deuda soberana emergente, denominada en dólares estadounidenses, se eleva hasta el 5,5%, y la de moneda local, al 6,3%”, comenta José García-Zarate, de Morningstar.
La deuda soberana llega al 5,5%, frente al 1,1% de la eurozona
Los activos financieros se están beneficiando de este entorno favorable. Por ejemplo, los fondos de renta fija global emergente ganan el 8% en el año. El español con mejor evolución es Sabadell Bonos Emergentes Cartera, con una subida en 2019 también del 8%, según datos de Morningstar.
García-Zarate explica que desde comienzos de año los fondos cotizados (Exchange Traded Funds, ETF por sus siglas en inglés) de Europa colocaron los mercados emergentes entre sus preferencias. “Es fácil entender por qué. Un dólar más débil facilita a los emergentes hacer frente a los pagos de deuda y estas economías presentan crecimientos más elevados que las desarrolladas”.
La industria se ha llenado de argumentos a favor de la inversión en bonos. “En el contexto actual de incertidumbre y con valoraciones ajustadas en la mayoría de los mercados bursátiles, los inversores se ven impulsados a asumir más riesgo buscando obtener rentabilidades atractivas”, señala Beatriz Hernández, de Atl Capital.
Repartir el dinero
Los analistas, en su mayoría, contemplan la deuda emergente como una opción atractiva. Pero ¿cuál es la mejor, la soberana o la privada? ¿Para qué perfiles es recomendable?
Los analistas recomiendan diversificar el riesgo entre países y activos al tratarse de economías muy diferentes
Con respecto a la primera cuestión, la respuesta mayoritaria es la diversificación de activos para distribuir el riesgo, ya que también existe mucha divergencia entre economías y mercados. Rodrigo García, del bróker online XTB, advierte de que “los bonos privados emergentes suelen evolucionar en paralelo a los soberanos; al final es lo mismo”.
Con respecto a la segunda pregunta, García apunta que “no es un activo para todo el mundo; es más adecuado para un perfil de inversión arriesgado”. “Estamos en un momento de revalorizaciones fuertes e incluso algunos hablan de burbuja”, concluye.
Factores a favor y en contra
Tipos estables. Las expectativas de rentabilidad son mejores en un entorno de normalización monetaria. Atl Capital espera que la Fed y el BCE suban tipos de manera gradual.
Finanzas saneadas. Las economías están recortando la deuda, reduciendo déficit por cuenta corriente, aumentando el ahorro, disminuyendo la inflación y dependen menos de los mercados exteriores para financiarse.
Inestabilidad política. Este año se celebrarán elecciones en diferentes Estados. Preocupa el final del ciclo expansivo en los países desarrollados.
Difícil acceso. Solo un 13% de la renta fija emergente es accesible para un inversor extranjero. Es un mercado pequeño, a pesar de su aportación al PIB mundial (más del 40%).
Fondos en euros o con el riesgo divisa cubierto
El analista del bróker XTB pone la atención en la moneda. “Es preferible comprar bonos que ofrezcan menos rentabilidad, pero con una divisa estable; la mejor, el euro. Cuando adquiero deuda a cuatro o seis años no sé qué va a ocurrir al vencimiento del título”, comenta Rodrigo García. Para el particular recomienda fondos de deuda en euros o que tengan el riesgo divisa cubierto.
Invertir en deuda soberana a largo plazo
Atl Capital aconseja “invertir en deuda soberana a largo plazo a través de fondos diversificados por zonas geográficas”. A los perfiles más conservadores recomienda la experta de Atl Capital deuda corporativa hard currency (en moneda comercialmente fuerte), y para los más arriesgados, en divisa local. En opinión de Beatriz Hernández, “un foco de riesgo sería la ralentización de la economía china”.
Gestión pasiva en busca de mayor rentabilidad
“Es aconsejable que los inversores discriminen entre países. Sobre el papel, esto apoya un enfoque activo”, dice el experto de Morningstar. Sin embargo, “es una inversión plagada de dificultades; un enfoque geográfico diversificado y pasivo [ETF o fondos indexados] de bajo coste puede ofrecer un perfil de riesgo-rentabilidad más estable a largo plazo”, añade José García-Zarate.
Un horizonte no exento de incertidumbres
“No va a ser una travesía tranquila”, avanza Paul Greer. “Acechan gran cantidad de riesgos potenciales: sanciones a Rusia; decepción en la reforma fiscal en Brasil; conflictos civiles en Venezuela; temor a una reestructuración de la deuda en Líbano y las elecciones en países como India, Indonesia, Argentina, Ucrania, Israel, Sudáfrica y Nigeria”, resalta el analista de Fidelity.
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