Para qué utilizar los indexados y dónde evitarlos
Ventajas e inconvenientes en cada estilo de inversión
El debate comenzó enfrentando a las partes, sin embargo con el tiempo se ha matizado. Es cierto que los defensores de la gestión pasiva continúan argumentando su mayor rentabilidad pase lo que pase con el mercado, mientras que los convencidos con la gestión activa siguen destacando el papel de los buenos gestores para la selección de activos y toma de decisiones. No obstante, unos y otros son ya capaces de reconocer ventajas e inconvenientes a ambas estrategias y no son pocas las grandes firmas que han adoptado los dos estilos para dar respuesta a las demandas de sus clientes.
“En EE UU la inversión en ETF es tremendamente popular entre los inversores minoristas”, recuerda Mariano Arenillas, responsable de DWS para España y Portugal, mientras que “en Europa, la gestión pasiva ha sido utilizada tradicionalmente por el inversor profesional y, aunque algunos países vayan a velocidades distintas en su empleo, se está produciendo una fuerte implementación por parte de los asesores y también una creciente demanda por los inversores particulares”.
Toni Conde, responsable de gestión de activos de Renta 4, entidad que cuenta tanto con una plataforma de fondos tradicionales como otra de estrategias indexadas, reconoce la utilidad de “los ETF para un inversor que opera intradía y en base a niveles de índices, es decir, que quiere indicar a qué precio está dispuesto a suscribir y reembolsar”. Asimismo resalta la incidencia de las bajas comisiones, especialmente para inversores a largo plazo: “Un ahorro anual de un 1% durante cinco años sería un ahorro total del 5,1%”.
En cifras
8.700 millones de euros es el flujo de dinero que entró en febrero en fondos indexados de renta fija en Europa. En cuanto a los productos gestionados de forma activa, alcanzaron los 6.900 millones, según datos de Morningstar.
5.100 millones de euros fueron a fondos de Bolsa de gestión pasiva, mientras que los de gestión activa sufrieron reembolsos por esa misma cantidad.
Desde Fidelity, que tiene en su oferta ambos tipos de fondos, aseguran que “dado que parecen tan diferentes, las dos estrategias se contraponen a menudo en una suerte de pugna entre lo activo y lo pasivo, pero lo cierto es que son complementarias”, y apuntan que “a medida que las condiciones evolucionan a lo largo de un ciclo económico, también lo hacen las fuerzas que mueven los mercados” y es mejor una u otra estrategia.
En cuanto a Josep Bayarri, director de análisis e inversiones de Arquia Banca, cree que en principio no debería haber un inversor tipo para cada tipo de estrategia, pero es cierto que una gestión realmente activa puede suponer ciertos sobresaltos, positivos y negativos, respecto a sus expectativas, de esta forma “el único factor crítico a la hora de definir qué inversor debe ir a gestión activa es que este comprenda cuál es la gestión que se está realizando y que esta puede comportarse de una manera diferente al benchmark” u objetivo de referencia de un fondo.
Wilma de Groot, directora de core quant equities en Robeco, identifica varios problemas asociados con el enfoque pasivo. Entre ellos, que inevitablemente se queda rezagada con respecto al índice del mercado, debido a las comisiones de gestión y los costes de transacción; que las estrategias pasivas no tienen en cuenta las consideraciones sobre sostenibilidad y que los inversores no pueden comprometerse eficientemente con las empresas.
Para combatir estos inconvenientes, Robeco propone las que denomina “estrategias de indexación mejoradas”, en donde las carteras toman “el índice de mercado ponderado por capitalización seleccionado como su punto de partida”, y luego dan un poco más de peso a las acciones con características de mercado atractivas.
En cuanto a las bajas comisiones de la pasiva, todos los expertos coinciden en su importancia, sin embargo matizan. Marta Díaz-Bajo, socia directora de análisis de fondos de Atl Capital, cree que el mayor coste para un inversor particular no son las comisiones, es su propio comportamiento, “ya que si entra y sale a destiempo en el mercado lo que pierda puede equivaler a la diferencia en comisiones de los próximos diez años. Esto vale para los que salieron del mercado en diciembre de 2018, que fueron muchos, desgraciadamente”.
Más rotundo es Antonio Balda, consejero delegado de Feelcapital, un robo advisor centrado en el asesoramiento en fondos de inversión en general: “La gestión pasiva, o administración pasiva, no tiene ningún tipo de decisión. Consiste fundamentalmente en comprar o vender futuros cinco minutos antes de cerrar el mercado al que replica y, por lo tanto, no se debe llamar gestión”.
Protagonistas
Arquia banca: concentración en valores
Josep Bayarri, director de análisis e inversiones de Arquia Banca, expone en contra de la gestión pasiva que nunca podremos aspirar a superar el comportamiento de un índice, algo que sí puede ocurrir “con la activa auténtica, y aquí eliminamos de la categoría todos los fondos que dicen hacer gestión activa pero en realidad hacen una gestión pasiva cara”. Y una segunda observación muy importante: que “estamos generando cierta concentración de inversiones en los valores de los índices, que en caso de caídas pueden exagerar la magnitud de las correcciones”.
ATL Capital: índices mal diversificados.
Otra cuestión importante es la posible mala construcción del índice a replicar. “Puede ocurrir que aunque represente la evolución de algún activo o mercado en base a su tamaño, esté muy concentrado en valores o emisores y no sea eficiente desde el punto de vista de la diversificación”, si eso es así “la gestión pasiva para determinados activos o mercados puede ser bastante más arriesgada y peor que la activa”, opina Marta Díaz-Bajo desde Atl Capital. Cree que en general es recomendable para renta variable que repliquen índices bien diversificados y no lo es para otro tipo de índices que estén concentrados.
La clave para Robeco son los gastos
Un estudio de Nanigian, El registro histórico sobre el rendimiento de los fondos de pensiones de gestión activa vs. pasiva, mencionado por David Bliz, director de quant research en Robeco, identifica que gran parte del rendimiento histórico de los fondos gestionados pasivamente, con respecto de los que son gestionados de forma activa, es simplemente un resultado de los gastos. “El estudio viene a demostrar que cuando los fondos administrados pasivamente se comparan con los de gestión activa y con precios competitivos, no hay una diferencia económicamente sustancial en el desempeño”.
Finizens detalla las ventajas de la automatización
“Los datos reales demuestran cómo la gestión pasiva constituye la solución más idónea y eficaz en el largo plazo, y al mismo tiempo ayuda a proteger el patrimonio de forma más efectiva contra la inflación”, afirma Giorgio Semenzato, CEO y cofundador de Finizens, quien argumenta que las soluciones de gestión pasiva automatizada ofrecen ventajas adicionales para el cliente, entre las que destacan “la máxima transparencia, bajas comisiones, accesibilidad, conveniencia, personalización e innovación tecnológica, que la convierte en una alternativa competitiva y más beneficiosa para cualquier inversor”.
Costas y traspasabilidad, según Feelcapital
Para Antonio Banda, CEO de Feelcapital, en nuestro país el coste de la gestión pasiva no está muy lejos del de la gestión activa, de hecho cree que “es carísima comparada con Estados Unidos”. En su opinión, la ventaja de usar fondos, ya sean de gestión o pasiva, se basa en la fiscalidad. Es decir, en su traspasabilidad sin tributar hasta que se reembolsa la inversión.“Mientras no se aplique esta ventaja a los ETF no podremos hablar de competencia entre ambas. Actualmente los ETF para un inversor retail en España tienen un coste que en la mayoría de los casos es superior al de los fondos activos”.
Mayor rentabilidad, Indexa
El principal argumento a favor de la gestión pasiva es que es más rentable que la gestión activa después de comisiones. Así lo afirma Unai Ansejo, cofundador y consejero delegado de Indexa Capital, entidad que realizó un estudio analizando datos de fondos españoles en el periodo 2006 a 2015 “y encontramos que de media los fondos perdieron un 4,1% al año contra fondos indexados similares”. También menciona el estudio del IESE de Fernández y Campos, de 2010, que observaba que entre 1991 y 2009 el 95% de los fondos españoles no superaron la rentabilidad de su índice de referencia.