El lobby se convierte en la estrella del hotel
Los alojamientos ofrecen nuevas experiencias a través de los espacios comunes
Los consumidores son cada vez más exigentes y demandan experiencias diferenciadas más allá del producto o servicio. Una tendencia que ha llegado también a los hoteles y que ha trascendido las habitaciones para instalarse en los propios lobbies. Los espacios comunes ya no son solo el lugar donde encontrar la recepción, ni están pensados exclusivamente para los huéspedes.
De hecho, atraer a la comunidad local es uno de los objetivos que persiguen los nuevos conceptos de la llamada ground floor (planta baja). Para ello, el primer paso ha sido eliminar las barreras entre el interior y el exterior. “Hay mucha gente del vecindario que no se atreve a entrar en los hoteles porque piensa que lo primero que le van a preguntar es el número de habitación”, señala el fundador de la consultora Skift, Rafat Ali, que ha trabajado para el rediseño de la marca Ibis. Con este problema en mente, en los nuevos establecimientos, la recepción se integra con los servicios de restauración, se oculta al fondo de la planta baja, o incluso, desaparece por completo.
Al conseguir que el resto de la comunidad utilice los servicios del hotel, se logran dos objetivos: por un lado, se multiplican los beneficios. “Antes, el bar y el restaurante del hotel eran vistos como un gasto difícil de rentabilizar, pero eso ha cambiado”, explica el consultor de FDV Fabio De Vero. Es el caso del nuevo Ibis de Barcelona, cuyos servicios de restauración pasaban desapercibidos antes de la remodelación, mientras que ahora el 40% de los clientes del hotel cenan en ellos y el gasto por persona ha aumentado un 54%.
Asimismo, al abrirse al exterior, los huéspedes pueden interactuar con la comunidad local sin tener que salir del establecimiento. “Es una manera de que los clientes, incluso los que casi no tienen tiempo, se sientan parte de la ciudad. Y siempre es agradable sentirse parte de algo”, reconoce la directora del máster de Diseño de Interiores del IED Madrid, Diana Do Río. Por este motivo, las cadenas hoteleras también comienzan a huir de la estandarización que las caracterizaba para incorporar elementos locales propios de la ubicación de cada establecimiento: desde detalles en la decoración a menús con ingredientes y bebidas regionales. "Cada día más la planta baja de los hoteles se identifica más con espacios urbanos directamente relacionados con la calle, que propios y exclusivos de los hoteles", apunta el arquitecto y director ejecutivo de FiPro, Paolo Setti.
No obstante, esta tendencia puede encontrar trabas en la legislación. Es el caso del Hotel Praktik Bakery de Barcelona, que cuenta con una panadería en su interior, y tuvo problemas con la Administración porque la normativa municipal no permitía que los locales de alimentación compartieran puerta de entrada con otro tipo de establecimiento, comenta De Vero. En este sentido, el experto recomienda contar con un acceso diferenciado para las actividades de ocio y restauración. No solo para evitar problemas legales, sino porque, de esta manera, “se descontextualizan los servicios del hotel y se evita que haya cierto rechazo por parte de los clientes”, comenta el consultor de FDV.
La flexibilidad de los ambientes es otra de las claves. “Antes había espacios que estaban muertos casi todo el día. Las típicas mesas para desayunos que no se usaban más que para eso van a desaparecer”, alega la directora de Hotel Development Services CBRE España, Elena Sainz de la Peña, quien también apunta que muchos lobbies están incorporando espacios de coworking. E incluso los que no cuentan con un lugar específico para ello, pueden alojar reuniones improvisadas. “El trabajo está saliendo de las oficinas y cada vez hay más freelances, así que los vestíbulos son perfectamente aptos para ir con un portátil y trabajar desde allí”, apunta De Vero. Por su parte, cuando cae la noche, muchos se convierten en un escenario para fiestas o conciertos. Por ejemplo, la cadena Ibis ha firmado un acuerdo con Sony y Spotify para acoger sesiones de grupos locales emergentes en el vestíbulo de algunos de sus establecimientos.
Muchos renuncian incluso a espacio en las habitaciones para dar más peso a los ambientes comunes. En este sentido, De Vero reconoce que no es un modelo apropiado para todo tipo de marcas. “Si cuentan con un público joven, tienen más predisposición a perder espacio en las habitaciones en beneficio de las salas comunes, pero si alguien elige un Hilton, va a seguir queriendo disfrutar de una habitación amplia”, ilustra. Si bien poco a poco, todas las marcas irán adoptando en mayor o menor medida conceptos similares. “Un hotel encerrado en sí mismo es algo que va a desaparecer”, sentencia Sainz de la Peña.