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Botín: "Álvarez es como yo, un gran soldado" y seguirá como consejero delegado de forma "indefinida"

La presidenta del banco defiende la ortodoxia fiscal como vía para crear empleo Dice que BBVA "es un gran banco y un gran competidor"

Ana Botín, en la rueda de prensa posterior a resultados.
Ana Botín, en la rueda de prensa posterior a resultados.Pablo Monge

La presidenta de Banco Santander, Ana Botín, se sorprendió ayer de la avalancha de preguntas que se realizaron en la rueda de prensa correspondiente a los resultados de 2018 pidiendo explicaciones sobre el frustrado fichaje del italiano Andrea Orcel como consejero delegado. Botín, de hecho, llegó a responder que en la reunión con los analistas precedente a este acto ninguno de ellos preguntó sobre esta cuestión, con lo que evidenció que el mercado no ha penalizado a la entidad por la marcha atrás en el nombramiento de Orcel.

Botín insistió que este fichaje “no era asumible” por su alto coste (contaba con un bonus diferido con UBS superior a los 52 millones, que el banco suizo consideró que tenía que abona Santander) y afirmó que José Antonio Alvarez, al que iba a sustituir como número dos del grupo, “va a seguir de manera indefinida” en el cargo, que además compatibilizará con la vicepresidencia.

“Trabajamos bien juntos”, subrayó, para añadir que “José Antonio es como yo, un gran soldado, y tenemos que hacer lo que nos toca”. Botín argumentó que la decisión de incorporar al banquero italiano desde UBS se tomó con un “riguroso proceso interno, al más alto nivel de gobierno corporativo”. Explicó que el fichaje se anunció en septiembre antes de cerrarse por razones regulatorias (UBS quería presentar su plan estratégico ya con el anuncio de la salida de Orcel) dada la importancia del nombramiento “basado” en las cifras de las que disponían. Cuando finalmente el banco cierra los cálculos y comprueba todas las condiciones considera que “dados los valores” y por “la responsabilidad hacia el accionista y la sociedad, el fichaje no era asumible”.

La ejecutiva, que pese al chaparron de preguntas estaba más relajada que en anteriores presentaciones de resultados, dijo que “no fue fácil” adoptar la decisión, pero defendió que era “la correcta hacia los que somos responsables”. Botín, no obstante, no quiso entrar a elucubrar sobre la posibilidad de que Orcel denuncie a Santander por incumplimiento de contrato. “Es una parte confidencial”, respondió.

La entidad, no obstante, aún mantiene conversaciones con el banquero y asegura que las relaciones con UBS, uno de los principales bancos de inversión con los que trabaja Santander, son “muy buenas”. Cuando se anunciaron los cambios, Santander promovió a Álvarez

a la vicepresidencia y el plan era sustituir además en marzo a Rodrigo Echenique en la presidencia de Santander España (creado por la fusión de su red española con el Popular), ante el deseo del histórico banquero de jubilarse. Se explicó como un cambio para una nueva etapa donde Álvarez asumía funciones más estratégicas y se separaba del día a día. Ahora el banco busca un presidente para España tanto dentro como fuera de Santander. 

Apuesta por la ortodoxia fiscal

La presidenta del banco ha reclamado al Gobierno, además, una política fiscal ortodoxa y ha abogado por la consolidación fiscal para que la economía española siga creciendo y se creen empleos de mayor calidad. "Tenemos una economía que está creciendo al doble que la media europea y de una manera más equilibrada, pero hay que seguir trabajando para que haya más empleos y de mejor calidad", ha explicado Botín en rueda de prensa.

Sin entrar a opinar si sería deseable un adelanto electoral en España, ha insistido en que una política fiscal ortodoxa es "fundamental" para un país porque influye en la prima de riesgo y en los costes de financiación que se trasladan a quien pide una hipoteca o a la empresa que quiere financiarse.

Su mano derecha y actual consejero delegado del banco, José Antonio Alvarez, ha rematado la idea al afirmar que la consolidación fiscal es "el camino a seguir", la misma semana en la que el Banco de España y la Autoridad Fiscal han puesto en duda los objetivos de déficit previstos por el Ejecutivo de Pedro Sánchez.

Botín ha aprovechado una vez más para reivindicar, como hizo recientemente en Davos (Suiza), que las empresas deben pagar los impuestos donde generan sus beneficios, al igual que el Banco Santander, ha remarcado.

Preguntada por la compra del Banco Popular, ha defendido que si la intervención de la entidad no se hubiera llevado a cabo y el Santander no hubiese adquirido el grupo, habría tenido un coste para el contribuyente de 36.000 millones. Eso son "3.000 euros por familia", ha puesto como ejemplo Botín, para defender que no sólo es una operación rentable para el accionista sino "de enorme responsabilidad para España y el sector financiero".

Sobre el mercado hipotecario, la máxima ejecutiva del Santander ha defendido el papel de la banca en la concesión de hipotecas. "Estamos apoyando a millones de personas, a millones de empresas a crecer", ha reivindicado ante la prensa después de decir que entiende que "las historias positivas no ayudan a vender periódicos" y afear que a los medios "les gusta más vender noticias negativas". Según Botín, en España se paga de media 16.000 euros menos que en el resto de Europa por una hipoteca de unos 120.000 euros.

BBVA es "un gran banco y un gran competidor"

Ana Botín no quiso entrar a valorar el caso Villarejo-BBVA sobre las escuchas telefónicas, con las que pretendía evitar el asalto al banco de Sacyr. Botín se limitó a calificar a BBVA como “un gran banco y un gran competidor” y se ha remitido a las palabras dedicadas a Francisco González en su cuenta de Twitter hace unas semanas en las que le deseaba “suerte” y reconocía su gran legado. Ante las acusaciones que sobrevuelan sobre González, Botín explicó que ya hay abierto un proceso judicial, por lo que pidió esperar “a ver qué sale de eso”. Además, subrayó que el banco que preside no está afectado por esta investigación.

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