¿Siguen en Cuba los empresarios españoles?
Si se quiere invertir en el país hay que tener en cuenta sus necesidades
La visita oficial del presidente español Pedro Sánchez a Cuba, aparecía en los titulares. Después del encuentro bilateral en La Habana, quedaron emplazados también los Reyes para visitar la isla en 2019, en ocasión de la celebración de los 500 años de la fundación de la capital cubana.
Sin embargo, política, economía, e intereses empresariales, no siempre son coherentes, ni marcan ritmos similares. Es posible afirmar que, con independencia de la vigencia de la “posición común europea”, y el criticado silencio diplomático español por tres décadas: España no ha dejado de estar ahí para Cuba; ello puede entreverse fácilmente con una mera observación del liderazgo en el proceso histórico de renegociación de la deuda cubana en club de París.
No hay que olvidar que, en sede multilateral, España reestructuró y condonó parte de la deuda cubana, la cual representaba alrededor del 22.2% del total de 11.084 millones de dólares negociado París; en similar orden, pero en el ámbito bilateral, la península realizó una conversión adicional y voluntaria. La realidad es que República de Cuba se mantuvo por largo tiempo entre los diez primeros países deudores del Reino de España. Hoy, si bien subsiste parte de esta deuda, se ha logrado convertir, una cantidad sustancial, en un fondo de contravalor que promueve las inversiones de las empresas españolas en la isla.
La conversión de la deuda cubana, se asocia al apoyo institucional para internacionalizar la economía española y el fomento de la inversión empresarial; y ofrece tentadoras cifras de financiamiento no reembolsable para las empresas españolas que apuesten por este destino.
Aun y cuando, el tratamiento descrito, no ha sido exclusivo para Cuba, pues la Península ha convertido deuda pública en fondo de contravalor a otros países, tales como: Argelia, Ecuador, Ghana Guinea Ecuatorial, Honduras, Jordania, Marruecos, Mauritania, Mozambique, Nicaragua, Paraguay, Perú, Senegal, Tanzania, Uganda, y Bolivia; el indicador relevante que no se debe perder de vista es que, ninguno de estos Fondos canjeados, maneja las cantidades de los pactos de condonación cubanos.
El fondo de contravalor creado posee 415 millones de euros- cifra total de los Programas de Conversión de la Deuda (PCD) de 2015 y 2016. Actualmente se está consumiendo el “programa de conversión de la deuda a corto plazo Cuba-España”, de fecha 2 de noviembre de 2015, disponible hasta 2021, con una dotación de 40 millones de euros. El tema no es baladí, de estas cantidades de se están beneficiado ya 11 empresas españolas con inversiones o intereses en la mayor de las Antillas; de ellas, seis empresas mixtas/joint venture, cuatro de las ocho empresas españolas que se encuentran radicadas en la zona especial de desarrollo Mariel, y un proyecto estatal cubano.
Por su parte, el segundo de los PCD, cuenta con mayor cuantía disponible, el “programa de conversión de la deuda a medio y largo plazo Cuba España”, se firmó el 4 de mayo de 2016 y posee un total de 375 millones de euros. Este Programa no estará operativo hasta cuanto no se agoten los recursos habilitados en 2015.
Ahora bien, ¿cómo se traduce en la práctica esta oportunidad para el empresariado español interesado en la isla? En sentido general, el verdadero reto de estos programas radica en la participación de empresas españolas inversoras para el lograr que se agoten plenamente recursos disponibles.
Hay que hacer notar que las publicaciones en prensa y otros medios de comunicación, en relación a los PCD, se han centrado en enunciar cantidades, deuda afectada y condonada, y en fomentar la utilización del financiamiento disponible, pero no hay detalles en cuanto a funcionamiento real. Es necesario reforzar la información en relación a la ejecución e implementación del programa, si se atiende al tipo de deuda afectada, hay que abundar en la transparencia y publicidad de la información sobre las empresas beneficiadas: el desconocimiento y la opacidad pueden estar limitando su utilización.
El empresariado español con interés en la isla tiene que conocer qué, para que su proyecto sea financiable, debe cumplir de conjunto, una serie de requisitos: tratarse de proyectos de desarrollo de infraestructura, coincidir con las necesidades priorizadas de Cuba y estar vinculados directamente a empresas españolas, y que exista un gasto local financiable.
Dentro del gasto local asociado a la inversión están implícitos los gastos de construcción y montaje, estudios y proyectos de ingeniería o arquitectura: en general los gastos correspondientes a empresas locales en el ámbito del desarrollo del proyecto.
Los proyectos que se someten a consideración deben ser viables desde el punto de vista técnico y económico y la autorización del financiamiento se realiza por un comité binacional compuesto por integrantes de ambos países, que hasta la fecha se ha reunido ocho veces. La experiencia en este tipo de procedimiento, nos permite aseverar que lejos de ser farragoso, o excesivamente enrevesado, está diseñado para hacer expedita la utilización de estos fondos: hay un compromiso, entre ambas naciones por conferir al proceso agilidad en su ejecución.
Algunas luces, sobre las necesidades priorizadas de Cuba en las que las empresas españolas podrían ser un socio preferente y utilizar el dinero disponible, quedaron enunciadas el acercamiento diplomático y están focalizadas en los sectores de la agroindustria, energías renovables, ferrocarriles y el servicio de conexión a internet.
En definitiva, un Presidente de España tardó 30 años en aterrizar oficialmente, los Reyes quizá lleguen para el 500 aniversario de La Habana, pero el empresariado español nunca se ha ido de Cuba, y el financiamiento a fondo perdido para los que apuesten por este destino: es real y está disponible.
Leyanis Isabel Zorrilla Romero es Abogada de Schüller