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La tribuna de los fondos
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

“Humble and nimble”, el mejor modo de invertir

Ser ‘humilde y ágil’ pasa por diversificar regiones, sectores y estilos y por tratar de mantener algo de liquidez en las carteras

CINCO DÍAS

Salvo que las escasas sesiones que quedan para cerrar el año sean especialmente buenas y nos sorprenda un super rally navideño, muchos gestores y asesores recordarán este 2018 como uno de los peores ejercicios de su vida. Hay productos, sobre todo en el ámbito del retorno absoluto y mixtos flexibles, que van a registrar su peor año histórico en términos de rentabilidad.

En renta variable, el daño no va a ser tan impactante, pues las bolsas no han caído tanto, pero muchos gestores van a tener su peor ejercicio respecto al mercado, es decir, no su peor año en términos absolutos, pero sí en relativos. De la renta fija, mejor ni hablamos, pues la sensación que nos deja el año es que las carteras conservadoras han sido una gran decepción.

El año 2017 y lo que apunta ya, cerca de su cierre, el 2018 son dos ejercicios únicos en una historia de más de cien años de los mercados financieros. Según un estudio de Deutsche Bank a cierre del mes de noviembre del año en curso, el 90% de los activos financieros sobre los que recogen datos anualmente han ofrecido una rentabilidad negativa medida en dólares. Nunca, desde que recogen datos (1901), habían caído tantos activos en un año natural. No ha habido, prácticamente, donde esconderse.

Añaden, además, que esta estadística es mucho más interesante teniendo en cuenta que 2017 fue el mejor año de los mercados, según este estudio. Solo un 1% de los activos financieros ofrecieron rentabilidad negativa el año pasado. Una espectacular pareja de años en los que giramos de un extremo –el mejor– hacia el contrario –el peor–. ¿Acaso no se dice que los extremos se tocan? Esto de los extremos se tocan está de moda también en el panorama político actual…

Volviendo a nuestro tema, y como dice el gran Howard Marks, “lo más arriesgado del mundo es la creencia generalizada de que no existe riesgo. Yo llamo a esto la perversidad del riesgo”. Cerrábamos 2017 y todo parecían buenas noticias. Europa crecía cerca de un 3%, hablábamos de crecimiento sincronizado a nivel mundial. Y, si mirábamos al espejo retrovisor, veíamos a todos los activos financieros obteniendo rentabilidad positiva. Bueno, todos no. Como acabamos de citar, solo el 99%. El subproducto de todo esto, además, era una volatilidad muy baja que permitió a los gestores e inversores cargar las carteras de activos de riesgo sin dar señal aparente de peligro. ¡Muy perverso!

Hace un tiempo asistí a la presentación de un gestor extranjero. No me acuerdo ahora mismo quién era, en qué gestora trabajaba, ni el tipo de activo que gestionaba. De lo que sí me acuerdo, porque me llamó la atención, es del mensaje que trasmitió. Su manera de enfrentarse al emocionante mundo de las inversiones era mantenerse “humble and nimble”. Esto es, humilde y ágil.

Me parece, ya con 20 años de experiencia viendo mercados de todo tipo, una forma acertada, en general, de enfrentarse a los mercados y, muy particularmente, para un año tan complicado como el actual. Ya he comentado en alguna tribuna anterior la importancia de la duda y del comportamiento socrático cuando evaluamos nuestras opciones de inversión. Y una buena forma de humildad ante un futuro incierto es una amplia diversificación en las inversiones. Construir carteras sólidas y muy diversificadas regionalmente, capaces de capturar oportunidades en todo el mundo, con distintos sectores y distintos estilos de inversión, suele resultar una apuesta muy interesante para los inversores, especialmente, en momentos de turbulencia, dado que te protegen mucho más.

Para la agilidad, se me ocurren dos versiones de una misma realidad. Tener algo de liquidez como inversión y, en el resto de la cartera, mantener inversiones que puedan liquidarse sin grandes sobresaltos. Mantener liquidez en las carteras hace unos meses era casi un acto heroico, pues en un entorno en el que todo sube tener que defender una posición que no renta o renta negativo es complicado.

En cuanto a la liquidez de las inversiones, hoy nos comentaba un gestor en el que estamos invertidos que este año lo que se ha producido de verdad es una crisis en las pequeñas compañías. La mayoría de los grandes índices bursátiles reflejan caídas similares o inferiores al 10%, mientras que los fondos de pequeñas compañías europeas, en muchos casos, acumulan pérdidas superiores al 20%. En definitiva, como decía Bruce Lee, “be water my friend”.

Ángel Olea es Director de inversiones de Abante

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