El novedoso triunvirato puesto en marcha por Ana Botín
El primer banco cuya dirección se apoya en presidenta, CEO y vicepresidente ejecutivo La salida de González de BBVA mete presión al presidente de Banco Sabadell, de 69 años de edad
Otra semana llena de sobresaltos en el sistema financiero español. El martes Banco Santander comunicó por sorpresa un revolucionario cambio de su cúpula, mientras que el banquero más veterano del sector tanto en España como del mundo, Francisco González, anunciaba que cedía el testigo de la presidencia del BBVA al número dos de la entidad, Carlos Torres Vila, en enero, tras cumplir 74 años de edad. Adelanta así en un año el plazo máximo previsto en los estatutos del banco para dejar la presidencia.
Mientras, el hasta ahora consejero delegado del grupo Santander, José Antonio Álvarez, dejará de ser su número dos para pasar a ser presidente de Santander España en sustitución de Rodrigo Echenique, quien se jubilará en enero a la edad de 72 años.
Esta noticia dejó boquiabierto al mercado que no entendía como Ana Botín podía prescindir de Álvarez, considerado uno de los mejores CEOs del mundo, y que logró en julio de 2017 y en tiempo récord protagonizar con éxito una ampliación de capital de 7.000 millones de euros para que Santander asumiera el saneamiento e integración de Banco Popular. Aunque en esta operación contó con el asesoramiento y apoyo de UBS. Pero más sorprendió todavía al mercado cuando Botín dio a conocer el nombre del nuevo número dos del grupo, el italiano procedente de UBS Andrea Orcel.
Demasiadas novedades para que el mercado, e incluso la dirección del propio grupo bancario, lo asimilara en unas horas.
La banquera rompía así varios moldes instalados en la banca general, y en Santander en particular. Por primera vez un extranjero fichado de otra entidad financiera se convertía en el consejero delegado de Banco Santander.
A ello se sumaba el hecho de que el hasta ahora número dos del grupo no abandonará la institución como ha ocurrido tradicionalmente en todos los bancos españoles, y probablemente de todo el mundo, en los que tras ser sustituidos los CEOs éstos son invitados a abandonar la institución.
En este caso, Álvarez sustituirá a un valioso y veterano ejecutivo de Santander que había anunciado su deseo de jubilarse a finales del presente ejercicio (todos los cambios en el grupo se harán efectivos en enero), y cuyo cargo tenía que ser cubierto por un directivo también de reconocido prestigio y que se conociera la casa de arriba abajo.
El reto era y es arriesgado. El nuevo presidente de Santander España debe lograr que esta pata tan importante del grupo vuelva a beneficios tras unos ocho años en pérdidas. Además, debe llevar a cabo la integración de las redes de Santander y Popular, una vez que el viernes quedó inscrita en el Registro Mercantil de Cantabria la escritura de fusión por absorción del segundo banco por parte del primero, con lo que se completa la integración jurídica de ambos bancos.
La entidad de origen cántabro se hizo con Popular en junio de 2017 por un euro, después de que las autoridades europeas decidieran la resolución del banco por sus problemas de liquidez.
La salida de Echenique ha sido, según apuntan todas las fuentes consultadas, el detonante de los cambios anunciados el martes. Rodrigo Echenique anunció a finales de junio su decisión de dejar sus funciones ejecutivas en el banco con efectos de 1 de enero de 2019, una vez finalizada la integración jurídica de Popular.
Rodrigo Echenique, ligado al banco desde 1988, “dejaba un roto en el organigrama del grupo en un momento complejo para la institución, ya que había que llevar a cabo la fusión tecnológica y de las redes entre Santander y Popular”, explica una fuente financiera. Y fue entonces cuando Ana Botín piensa en José Antonio Álvarez como en más idóneo para llevar esas funciones. “Álvarez tiene todo el banco en la cabeza, es lógico que la presidenta pensará en él como la persona idónea”, afirma otra fuente. Eso sí, este nombramiento rompe con las posibles aspiraciones de Rami Aboukhair, consejero delegado del Santander España, de ascender.
Pero parecía que limitar las funciones de Álvarez a España era menospreciar su valía, sobre todo de cara al mercado. Por esta razón, apuntan otras fuentes, Botín decide crear un novedoso organigrama. Coloca a Álvarez como único vicepresidente ejecutivo del grupo, con lo que se convierte en el número dos de su consejo de administración, incluso por encima del nuevo consejero delegado.
Este giro en el organigrama derivó en la necesidad de buscar un nuevo consejero delegado para el grupo, y elige para ello a Andrea Orcel. Nacido en 1963, es un alto ejecutivo financiero que a lo largo de su trayectoria profesional ha pasado por Boston Consulting Group, Merrill Lynch, Bank of America y, que en la actualidad estaba en el banco suizo UBS. Su proveniencia de una firma de banca de inversión ha despistado al mercado, puesto que el 80% del negocio de Santander proviene de la banca comercial.
Además, varias fuentes destacan su agresividad propias de un banquero de inversión, lo que le dificulta para crear equipos. Aunque destacan que es un ejecutivo con una estrecha relación con Santander (ya fue contratado por Emilio Botín en destacadas operaciones corporativas de la historia del banco, como la compra de Abbey National en 2004 por 13.200 millones).
Con este nuevo esquema Botín consigue, según apuntan fuentes del banco, un “auténtico triunvirato entre la presidenta, Orcel y Álvarez”. Así, la dirección del banco va a descansar sobre estos tres ejecutivos, que contarán con diferentes roles. Botín se ocupará de la estrategia, reguladores y de algunas áreas como comunicación, Álvarez será el responsable de España y único vicepresidente ejecutivo, mientras que Orcel tendrá bajo su batuta la gestión de los países y la ejecución de la estrategia.
Por cierto, la salida de Francisco González de BBVA deja a Josep Oliu, presidente de Banco Sabadell, como el banquero más veterano del sector. El mercado considera que este hecho mete presión al ejecutivo catalán, de 69 años de edad.