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El fútbol femenino hace historia y reclama más recursos

Desde que Iberdrola entró en la liga femenina, la categoría avanza Los títulos y la visibilidad no se ven compensados económicamente

Un momento de la final del Mundial Sub-20 femenino entre España y Japón.
Un momento de la final del Mundial Sub-20 femenino entre España y Japón.EFE (EFE)

La selección española femenina sub-20 ha hecho historia. Aunque el viernes no consiguió alzarse con la victoria en la final del Mundial que disputó en Vannes (Francia) contra Japón (3-1 para el equipo oriental), el fútbol femenino nacional empieza a vivir su época dorada. España se hizo este verano con la victoria tanto en el Europeo sub-17 como en el Europeo sub-19, y la lucha por hacerse un hueco entre las grandes del fútbol internacional no cesa. Mucho más ahora, tras conseguir la plata en la máxima categoría previa a la selección absoluta y hacer realidad el objetivo que la Selección se marcó a comienzos de julio, antes de partir a Francia. “Tenemos que luchar por ganar una medalla”, dijo antes de viajar Cata Coll, la portera titular.

Gran parte del éxito reside en la visibilidad que la categoría femenina del fútbol ha empezado a tener en los últimos años. No hace ni cuatro, en noviembre de 2014, Iberdrola apostó por las futbolistas y se convirtió en el patrocinador de la Selección absoluta femenina de fútbol. Menos de dos años después, en agosto de 2016, entró por todo lo alto en la Primera División Femenina. Entonces, la liga de la máxima categoría del fútbol femenino español adoptó el nombre de la compañía energética, y la competición comenzó a recibir más visibilidad gracias a la cobertura televisiva en abierto y a la celebración de varios de los partidos en estadios de primera división, con una afluencia de público mucho mejor de la esperada.

Así, durante esta última temporada, la liga Iberdrola ha contado con 65 partidos en abierto, 32 de los cuales alcanzaron más de 100.00 espectadores. Aunque el récord absoluto se lo llevó el encuentro Atlético-Barcelona del pasado marzo, que congregó a 280.000 seguidores. Por citar otro ejemplo de hace apenas unos días, el partido de fase de grupos de comienzos de este mundial, que enfrentó también a España con Japón y se saldó, esta vez sí, con la victoria por dos goles a uno de la Roja, fue visto por más de 290.000 personas en el país.

Ese era uno de los objetivos que Iberdrola se marcó hace dos años, cuando su presidente, Ignacio Sánchez Galán, y firmó el acuerdo con la Real Federación Española de Fútbol (RFEF). La estrategia de la eléctrica se enmarca dentro del programa Universo Mujer, un proyecto del Consejo Superior de Deportes (CSD) que pretende profundizar en la dimensión social y cultural del deporte para impulsar un cambio en el estilo de vida de los españoles y activar la promoción del deporte femenino, del que Iberdrola es patrocinador principal.

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Pero mientras que el fútbol femenino va ganando terreno, trofeos y visibilidad, la diferencia en la remuneración entre ellas y sus homólogos hombres sigue siendo abismal. Mientras que los futbolistas de LaLiga cobran sueldos que están regidos por sus propios convenios y que se establecen en un mínimo de 155.000 euros anuales, las nóminas de ellas están únicamente sujetas al salario mínimo interprofesional, esto es, 736 euros al mes. La precaria situación de los salarios de ellas se da más allá de las fronteras españolas. Según un estudio elaborado por el sindicato internacional de futbolistas Fifpro realizado a más de 3.300 jugadoras de élite de 33 países, el 49% de las mujeres futbolistas no percibe ni un euro por jugar, y más del 87% se retira antes de cumplir los 25 años, precisamente por esa falta de sustento económico. Con estos datos demoledores, cabe preguntarse cuántas de las cerca de 44.000 federadas que la UEFA calcula que hay en España, pueden dedicarse al fútbol sin tener que relegarlo a un hobby.

La brecha llega también a la hora de subirse al podio. La cuantía de los trofeos que unos y otras reciben en España por ganar sus respectivas competiciones es, si cabe, más importante. Los estatutos de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) estipulan que el equipo ganador de la liga femenina se reparte un premio que asciende a los 1.352,28 euros.

Eso quiere decir que las 21 jugadoras del Atlético de Madrid, ganadoras de esta temporada y de la pasada, se embolsaron menos de 64 euros cada una. El equipo que acaba en segunda posición se lleva 901 euros. En el lado opuesto, el premio para sus compañeros de LaLiga, además de ser más elevado, se rige, entre otros factores, en función del reparto de unos derechos televisivos millonarios.

La regulación de la RFEF establece a su vez el premio por ganar la Copa del Rey. Ellos se embolsan un millón de euros y suelen contar con la presencia del jefe del Estado. Ellas deben contentarse con un trofeo, sin compensación económica, y sin la visita, hasta el momento, de la Reina.

Apoyo a un total de 15 federaciones

 

En torno a 5 millones. El programa Universo Mujer, por el que el Consejo Superior de Deportes e Iberdrola colaboran, está destinado a aupar al deporte femenino en España. Por este acuerdo, la eléctrica deposita en torno a 5 millones de euros al organismo público, que los divide entre las federaciones en función de sus necesidades.

Más que fútbol. La compañía tiene acuerdos con 15 federaciones femeninas, como la de rugby, balonmano, atletismo, natación, piragüismo o boxeo, entre otras.

 

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