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Endesa e Iberdrola descartan devaluar sus centrales como ha hecho Naturgy

Niegan que su generación convencional esté sobrevalorada Dicen que el grupo que preside Reynés arrastra el sobreprecio que pagó por Fenosa

Capacidad de generación y valor de las centrales
Carmen Monforte

La decisión del nuevo presidente de Naturgy (antigua Gas Natural Fenosa) de aplicar una depreciación contable principalmente de sus activos de generación en España, lo que acarreará a su grupo unas pérdidas de 3.000 millones de euros este año, se ha interpretado como un aviso a navegantes para sus dos grandes rivales, Endesa e Iberdrola.

Si bien es verdad que Francisco Reynés ha evitado hacer comparaciones (“lo que hagan los otros no es un asunto nuestro”, subrayó tras la presentación del nuevo plan estratégico en Londres el pasado 28 de junio) en el sector se ha extendido la idea de que esta decisión arrastraría a Endesa e Iberdrola a hacer lo propio. Y es que todas ellas, en mayor o menor medida, cuentan con un parque de generación térmica similar (cabón, nuclear y ciclos combinados de gas), que ha sufrido las consecuencias de la crisis económica o sufrirá las de la transición hacia una economía libre de emisones de CO2.

Pese a esta suposición, las dos grandes eléctricas niegan rotundamente que vayan a seguir los pasos de Naturgy mediante la anotación de un deterioro en libros de esos activos. Fundamentalmente, y en resumen, porque consideran que su situación es muy distinta a la de la antigua Gas Natural, que arrastra el sobreprecio pagado en 2007 por Unión Fenosa. En la absorción de esta eléctrica, el grupo incorporó las centrales de carbón, las nucleares y parte de los ciclos que componen su actual parque.

Hasta el pasado 30 de junio, el valor de la totalidad de los activos de generación de Naturgy sumaba 9.800 millones de euros, de los cuales, 7.900 millones correspondían a la generación convencional en España. A su vez, esta cifra incluía unos 2.000 millones de euros por fondo de comercio (intangibles).

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La depreciación, por valor de 4.900 millones de euros, que ha afectado sobre todo a sus térmicas españolas, ha reducido el valor de estas instalaciones a 4.200 millones de euros. Aunque la compañía no ha cuantificado el ajuste por cada tecnología, lo que ha prometido hacer en la presentación de los resultados semestrales el 27 de julio, sí ha desvelado que su fondo de comercio queda en cero. El resto corresponde a activos en España (1.700 millones) y otros (1.200 millones).

A la vista de la potencia instalada de nuclear, gas y carbón de cada una de las tres eléctricas en España y de la valoración que figura en sus libros, los más sobrevalorados eran los de Naturgy. Así, los 17.251 MW de la cartera de Endesa en España y Portugal (casi la mitad, carbón y fuel) están valorados en 7.100 millones de euros, mientras que los 9.700 MW de Iberdrola, con más de la mitad correspondientes a generación con gas, están tasados en 4.000 millones. Por su parte, el grupo que preside Reynés, con una potencia similar a la de Iberdrola, tenía la valoración más alta: los citados 7.900 millones antes del deterioro.

Fuentes del sector subrayan que más de la mitad de lo que ha depreciado esta compañía correspondía a una revalorizacion no asignada a activos concretos. Un fondo de comercio que no tienen ni Endesa ni Iberdrola, por lo que “la situación no es comparable”. En el grupo que preside Ignacio Galán recuerdan además que “nuestros activos en España están a valor de construcción porque no han sido comprados a terceros”.

En el sector ha sorprendido que al día siguiente de la junta de accionistas que aprobó las cuentas de 2017, que habían sido respaldadas solo dos meses antes por el auditor, el equipo directivo de Naturgy optase por una depreciación de activos. “¿No había advertido nada el auditor?”, se preguntan. Los test de deterioro (impairment test) se hacen anualmente.

Perfil financiero

Hay quien explica tan drástica medida en el perfil altamente financiero del nuevo presidente y el de los propios accionistas de la compañía (los fondos GIP y CVC-Alba, con un 40% del apital), que han diseñado un plan estratégico que gira en torno a suculentos dividendos, que se incrementarán casi un 60% en cinco años. La puesta a punto del valor de los activos en el primer ejercicio de su mandato permitirá a Francisco Reynés más beneficios a medio y largo plazo.

Poco amigo de hablar de pay out (dividendo que se paga en relación con el benficio obtenido), no ha ofrecido este indicador en el plan estratégico. Lo que hecho sospechar que los 6.900 millones en  dividendos prometidos hasta 2022 no se podrán cubrir solo con resultados, sino que necesitará hacer caja con desinversiones (no obstante, la estrategia no incluye demasiadas ventas).

Salvo por estas razones financieras, las competidoras no entienden un ajuste en plena encrucijada energética, en la que está por ver el papel de los ciclos combinados, el calendario del cierre del carbón y las nucleares o la evolución del precio de los derechos de emisión, así como el futuro de las renovables. Por ello, califican de poco prudente en este momento un impairment.

Unas plantas sobrevaloradas

El presidente de Naturgy, Francisco Reynés, insistió durante la presentación del plan estratégico de la compañía que su decisión de devaluar el precio en libros de las centrales térmicas en España no era más que la adecuación del mismo al valor consensuado por el mercado.

Aunque la compañía arrastre la desventaja del sobreprecio pagado en su día por Fenosa, con un fondo de comercio de 2000 millones, fuentes del sector consideran que tampoco el de sus competidoras es el adecuado. “El de las centrales de carbón podría situarse a cero, y el que no los contabilice en ese valor, las tiene sobrevaloradas”, indican, como un ejemplo, las mismas fuentes.

La situación de los ciclos combinados (50 centrales que han trabajan al 15% de su capacidad, algunas cero horas y apenas una, solo el 50%) es una prueba de ello. Repsol acaba de comprar a Viesgo dos centrales de gas por 50 millones cada una, cuyo coste de construcción rondó los 400 millones.

A ello se añade la peculiar situación de las nucleares, con una vida útil de 40 años. Iberdrola, que ha decidido mantener la amortización en ese plazo,dice perder dinero con ellas; A Endesa, que la ha ampliado a 50 años, le resultan rentables.

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Sobre la firma

Carmen Monforte
Es redactora de Energía de Cinco Días, donde ocupó también los cargos de jefa de Especiales y Empresas. Previamente, trabajó como redactora de temas económicos en la delegación de El Periódico de Cataluña en Madrid, el Grupo Nuevo Lunes y la revista Mercado.

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