Rosa Lagarrigue: "Los artistas han perdido el halo de misterio"
Dirige desde los años ochenta RLM, firma que profesionalizó en España la representación de artistas Asegura que las redes sociales han acabado con el halo de misterio en la música
Califica de fascinante el momento que vive la música en estos momentos. Por varias razones: “Estamos ante un cambio radical debido a las redes sociales y al mundo digital, ya que el artista se comunica con el público de otra manera, existe otra forma de vender los conciertos, aunque se pierde ese halo de misterio que se tenía antes. Algunos se desnudan demasiado en las redes sociales”. Quien así habla es Rosa Lagarrigue (Santiago de Chile, 1955), desde hace casi cuatro décadas la representante de artistas más destacada de la industria musical española. Ha dirigido, a través de su empresa RLM, en la que trabajan 16 personas, las carreras de Miguel Bosé, Mecano, Raphael y Alejandro Sanz, entre otros. Ahora es artífice del éxito de Rozalén, y está entusiasmada con un nuevo talento de origen gallego, Fredi Leis.
Y si algo ha aportado al sector del management musical, dice que es profesionalidad. “Es una forma de trabajo muy anglosajona, muy profesional, diferente a la que existía en España, con una visión del artista a medio y largo plazo. No somos de aprovechar el hit, sino de proyectar una carrera con futuro”, señala Lagarrigue, quien afirma que otra de sus obsesiones siempre fue la de desarrollar trayectorias fuera de España. Esta forma de trabajar chocaba con el estilo que imperaba entre los artistas, cuyas carreras eran dirigidas por familiares. “Siempre había algún primo o hermano que llevaba al familiar artista. No era una profesión respetada en España, eso me indignaba mucho. Se veía al mánager como alguien que le quitaba el dinero al artista, y aunque ha cambiado mucho, no se respeta igual que en el mundo anglosajón”.
En su despacho, en un discreto chalet de dos plantas, próximo a Arturo Soria, no acostumbra a poner discos: “No me gusta trabajar con música”. En cambio, está repleto de recuerdos: fotografías con Miguel Bosé, con quien empezó esta aventura en 1980 y al que conoció cuando eran unos niños en el Liceo Francés; con Mecano, Raphael, Maná... Y es en el retrato con el grupo mexicano con quien aparece Alejandro Sanz, al que representó en exclusiva desde 2001 y con el que rompió profesionalmente hace dos años. Sobre el asunto, asegura que no tiene “nada que reprochar a más de 25 años con Alejandro Sanz”. Aunque su frustración más grande es no haber podido reunir de nuevo a Mecano. “Trabajo con Ana Torroja, y este es un tema recurrente. Me gustaría reunirlos de nuevo, algún día, nunca se sabe”. En la pared tiene colgado un cuadro pintado y dedicado por uno de los componentes del trío, José María Cano. También unos bocetos de Rafa Sañudo para un disco de Bosé y una condecoración de la que se siente muy orgullosa: la medalla de plata al mérito en el trabajo. “Me siento muy identificada, soy trabajadora y seria”. Y aunque reconoce que el trabajo forma parte de su vida, cree muy sano saber desconectar. Ella lo hace viajando y disfrutando de sus dos hijos.
En cuanto a la receta del éxito, indica que si algo le ha ayudado ha sido su espíritu cartesiano, “la lógica, la disciplina y los cuatro idiomas que hablo [inglés, francés, italiano y español]”. Ademas, confiesa que si algo sabe hacer es ejercer como psicólogo de los artistas. “Hay que gestionar egos, pero sobre todo a personas que son frágiles y muy inseguras, además de un talento brutal. Todo eso puede arruinar una carrera”, afirma Lagarrigue, quien ante todo busca en un artista que tenga talento, ambición sana, que sepa comunicar, capacidad de trabajo y, aunque advierte que puede arrepentirse de haberlo dicho, “cierto manejo de las redes sociales”.